Capítulo 3: Confianza

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Entramos y dejé mi mochila en el suelo, estaba ya agotada con todo lo que había pasado, sin embargo, me sentía extrañamente bien. Kyle se sentó en el sofá y me miró, y al ver que no me decía nada comencé la conversación.

-Vamos a mi habitación, no me gustaría tener que explicarle a mi hermano porque estoy hablando con la nada. -Le comenté al recordar que solo yo le puedo ver, y al hacerlo me miró de una manera extraña.

-Vale, aunque te aviso de que no suelo ir tan rápido en las primeras citas. -Me respondió jocoso, pero le ignoré. Finalmente se levantó para subir las escaleras de mármol. Cuando subí comprobé que mi hermano estaba metido totalmente en el mundo de un nuevo videojuego que le habían comprado y que ni siquiera se había percatado de mi presencia, me alegré de ello y volví a mi habitación.

Kyle estaba sentado en la cama hojeando uno de mis libros con el rostro concentrado en lo que estaba leyendo y cuando cerré la puerta habló sin apartar la vista de lo que estaba leyendo.

-Sabes, te he visto leer este libro dos veces y tenía curiosidad por saber la razón de que te interesara tanto, ahora veo que tu gusto no es lo que me esperaba. -Dijo desdeñoso y dejó el libro en la cama. Respiré por un momento y me acerqué, pero no llegué a sentarme, aún no confiaba en él y quería estar preparada por si tenía que salir corriendo, aunque, no tenía mucha lógica haberle dejado entrar en mi casa.

-Ese libro es fantástico y es el comienzo de una de las mejores sagas que he leído, así que no juzgues por juzgar. -Le expliqué cogiendo el libro y devolviéndolo a la estantería que colgaba de la pared.

-Si tú lo dices. -Me respondió sin hacer el amago de siquiera replanteárselo y subió los hombros dando a entender que no le importaba mucho.

-¿De qué querías hablarme? -Pregunté comenzando la conversación una vez más.

-Ya he informado a Las Cortes de que lo sabes todo, y me han dicho que puedo comenzar tu entrenamiento en cualquier momento.

Al decirme eso recordé que él en su momento me dijo que me entrenaría para poder luchar en las fronteras de los universos más adelante, además de que debería aprender todo lo relacionado con los guardianes para poder hacer un examen de nivel. Y eso de estudiar no me hacía ni pizca de gracia.

-¿Qué haremos exactamente? -Curioseé.

-Ya lo verás, ahora me marcharé, tengo cosas que hacer; descansa Caperucita. -Dijo, se levantó de la cama y salió de mi habitación y yo me quedé pensando en que mi paciencia no aguantaría mucho sus truquitos de hacerse el misterioso. Finalmente esperé hasta que oí la puerta cerrarse y me acosté boca arriba en la cama mientras miraba el techo en busca de tranquilidad. Tenía mucho que asimilar. ¿Quién me hubiera dicho a mí que hay guardianes del infierno y que yo soy uno de ellos?, mejor dicho, ¿quién me hubiese dicho que tengo que aguantar a lo que sea "eso"?

Cuando me cansé de darle vueltas a lo mismo decidí hacer algo productivo con mi vida, así que me puse con los deberes que me perdí hoy en clase y estuve haciendo ejercicio durante una hora, eso me ayudaba a despejar la mente. Tras una ducha, cené, me acosté y conseguí dormirme pensando en todo lo que me esperaba y al mismo tiempo deseando que todo esto no fuese una mentira.

Pasaron dos días y no sabía nada sobre Kyle, empezaba a pensar que todo había sido un gran sueño. Era viernes por la tarde y había vuelto a mi casa después de las clases y al entrar en mi habitación había una nota en la cama, cogiéndola la desdoblé y la leí.

"Me he llevado el libro prestado, le daré otra oportunidad, quizá tengas buen gusto después de todo Cira.-Kyle."

Nada más leer aquello mi vista se dirigió automáticamente hacia a la estantería y vi que el libro que estuvo mirando el otro día no estaba y una pequeña sonrisa se plantó en mis labios. Pasé una tarde rutinaria y después de leer un libro al que me había enganchado me dormí.

Los guardianes del infiernoWhere stories live. Discover now