POV Kyle
Cira no estaba muy habladora y me sorprendí, pero no le hice mucho caso. Había hecho la prueba demasiado bien, había ejecutado todos os movimientos sin siquiera pararse a pensar.
Siempre había tenido fe en ella, desde la primera vez que la vi en su pequeña habitación concentrada en lo que fuera que la mantenía entretenida por horas.
—Iremos a hacer ahora la prueba para conocer tus dones. —le expliqué mientras andábamos por el pasillo y levantó la vista del suelo y asintió mirándome durante un pequeño momento. Otorgándome solo un segundo de ese brillo que la caracterizaba.
—Kyle, tenemos que hablar un momento. —nos interrumpió una voz y vi como Graham Riegler se acercaba a nosotros.
—¿Qué necesitas? —le pregunté parándonos y la chica a mi lado también le miró esperando una respuesta. Él hombre de barba incipiente miró a Cira y me miró otra vez.
—Debemos hablar a solas. —indicó mirando a mi acompañante durante un momento.
—Si tienes que decirme algo puedes decírmelo aquí. —expresé con los brazos cruzados porque sabía que si me iba con él Cira no haría otra cosa que preocuparse ya que acabábamos de salir de las pruebas. Además, no podía dejarla sola, recordaba mi examen. Al salir me sentí frustrado, preocupado, cansado y apenas a nadie le importó.
Así que necesitaba darle mi apoyo. Graham en frente mía suspiró, aunque ya estaba acostumbrado a mi testarudez.
—Por favor Kyle, esto es importante. —iba insistir en que no me marcharía cuando Caperucita habló.
—Da igual, puedes irte con él. Yo de todas formas tengo que ir a cambiarme. —articuló ella señalando su ropa y supe que, aunque, lo negase necesitaba su tiempo a solas.
—Que sea rápido. —afirmé hablando con Graham y anduve hacia el despacho del director mientras él me seguía.
Entramos en el despacho iluminado por la luz que entraba por las corinas corridas y que gracias a los encantos por fuera daba la sensación de que todo estaba tapado. Graham se sentó en su sillón y yo tomé asiento en frente suya.
—¿Qué es eso tan importante? —interrogué recostándome en el sillón, pero aún en guardia.
—Es sobre las pruebas que acaba de hacer tu aprendiz, Cira. —aclaró y alcé una ceja inquieto.
—¿Qué ha pasado?
—Bueno, sabes que Las Cortes te tienen algo más vigilado que a los demás, aunque poco a poco se están calmando. —me recordó y simplemente hice caso omiso para que siguiese. —Han estado observando a Cira hoy. Primero cabe destacar que lo ha hecho genial. Has hecho un gran trabajo, les ha impresionado bastante. Sobre todo, quieren que sepas que les ha agradado que hubiese sido la primera en dejarse caer desde los andamios, demuestra mucho. —aseguró mientras yo seguía observándolo.
—Yo solo le he enseñado lo que debía, todo el mérito ha sido suyo. —comenté y asintió lentamente.
—Está bien, pero hay algo más. —habló finalmente y no me sorprendí porque con Las Cortes siempre había algo más. —No les ha gustado que se hubiese metido en el asunto de Nico. —completó y recordé la escena de antes cuando Cira había ayudado al pequeño chico a tirarse hacia su instructor.
—¿Qué tiene de malo? Ella le ha ayudado, si no hubiera sido por ella seguramente no hubiese saltado. —admití reincorporándome y Riegler titubeó antes de hablar.
—Sabes muy bien que tiene de malo, tú mismo lo has dicho. Si no hubiera sido por ella, ese chico hubiese hecho otra cosa, nos sabemos el que, pero eso era lo que contaba. Sabes que los guardianes deben valerse por sí mismos, pensé que se lo habrías explicado. Y sé que seguramente no se lo dirás a Cira, lo respeto, pero tienes que comprender que es tu aprendiz.
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Los guardianes del infierno
General FictionCantas en la ducha, bailas delante del espejo, sientes miles de emociones mientras lees un libro, haces lo que quieres cuando no hay nadie,¿cierto? Ahora imagínate que sí hay alguien. Alguien que ha estado contigo mucho tiempo y tú no lo sabías, alg...