Capítulo 5: Una noche

56 6 1
                                    


Llegamos a mi casa y Kyle aparcó lejos de la entrada, me quité el cinturón predispuesta a bajar, entonces recordé que mi madre pensaba que pasaría la noche en casa de Lea.

-Mierda, mi madre piensa que me quedo a dormir en casa de Lea. -Dije captando la atención de Kyle.

-Dile que habéis cambiado los planes. -Miró al frente y tamborileó con sus dedos en el volante negro del coche. No quería volver a mentir a mi madre, pero no tenía otra opción, así que fui a abrir la puerta del coche, pero entonces sentí la mano de Kyle sujetándome por el brazo y me giré mirándolo miré extrañada.

-¿Puedo...? -Hubo una pausa y siguió -¿Puedo quedarme esta noche aquí? -Preguntó sin mirarme y sentí el nerviosismo en su voz. Él quería dormir aquí, pero, ¿por qué?

-¿Qué?¿Por qué? -Pregunté confusa por su comportamiento. Su cara reflejaba inseguridad, nunca imagine que lo vería así

-Sabes, mejor olvídalo, ha sido una tontería. -Volvió a hablar y me soltó el brazo. Notaba el cansancio en su voz y su cuerpo, y supe que no quería hablar del tema.

-Está bien, puedes quedarte. -Solté sorprendiéndole a él y también a mí misma, me miró asombrado y con los ojos azules rezumando algo que no supe identificar.

-¿En serio? -Preguntó aún dudoso.

-Sí, pero tendrás que hacerte invisible lo sabes, ¿no? -Dije reafirmando lo que previamente había dicho. Kyle disimuló una sonrisa y yo sabía en ese momento que yo también había conseguido sonreír.

Entramos en casa sin hacer el mínimo ruido, intentado evitar que se oyesen nuestros pies pisando el frío suelo. Subí las escaleras mientras Kyle me seguía y entramos en mi habitación. Cerré y Kyle me preguntó si podía ducharse, le indiqué que fuese abajo para no despertar a mis padres y le di una toalla limpia, él me dijo que tenía algo de ropa limpia en el coche y salió de la habitación. Mientras se duchaba comprobé que mis padres seguían durmiendo y mi hermano también, volví a mi habitación y me senté mirando a la pared blanca esperando a Kyle. Me desperté de mi ensoñación al oír el sonido de la puerta y levanté la cabeza para verle. Llevaba una camiseta negra simple y unos pantalones de deporte que seguramente eran tan cómodos como un pijama, de su pelo caían gotas que le rozaban las pestañas e impactaban en su camiseta mojándole la parte del pecho con pequeñas manchitas, sus ojos esta vez eran de un azul totalmente claro y me miraba esperando a que hablase.

-Voy a ducharme ahora yo, puedes acostarte si quieres, esa es tu cama. -Le dije señalando la otra cama que se encontraba en mi habitación y que estaba más cerca del pequeño balcón. Él asintió sin mostrar resistencia y fui a la planta de abajo para ducharme al fin. Intenté ser lo más rápida posible, eran las una de la mañana y mi energía no era precisamente la que tenía un niño que acabase de comer azúcar. En la habitación Kyle estaba leyendo el libro que me había cogido la semana pasada, con las piernas estiradas una encima de la otra en la cama que le había indicado, ni siquiera levantó la vista para mirarme y me alegré ya que el único pijama que tenía limpio era uno corto de verano. Me fui al escritorio para coger mi móvil y, cuando giré la cabeza hacia mi cama vi que Kyle se encontraba allí tumbado por encima de las sábanas y con los brazos flexionados bajo la cabeza. Esa rapidez me ponía nerviosa

-¿Qué estás haciendo? Estás en mi cama. -Le señalé, pero él no movió ni un solo músculo.

-Lo sé, la otra era muy incómoda así que prefiero quedarme aquí. -Miré la otra cama y decidí que no tenía otra opción.

-Vale, iré yo a esa cama. -Me encaminé hacia ella y Kyle volvió a hablar esta vez con un tono más elevado.

-¡No! No quiero quitarte tu cama, podemos dormir juntos no haré nada, lo prometo, aunque no sé si tu podrás decir lo mismo. -Me miró y sonrió con algo de infantilidad en su voz.

Los guardianes del infiernoWhere stories live. Discover now