Kai

7K 108 11
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leave the toxic 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leave the toxic 

Nunca pensé que llegaría a este punto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nunca pensé que llegaría a este punto. Me encuentro en una cafetería, sentada frente a una taza de café que apenas he tocado. Mi mente está en otro lugar, repasando los últimos meses, buscando los momentos que me llevaron a esta decisión. Nunca es fácil terminar una relación, y menos con alguien como él. Pero, aquí estoy, sintiendo que no hay otra opción.

Cuando conocí a Kai, todo parecía un sueño. Era carismático, encantador, y tenía esa sonrisa que hacía que el mundo se desvaneciera a su alrededor. Me conquistó desde el primer momento, y yo, ingenuamente, creí que él era todo lo que siempre había querido. Pero, con el tiempo, esa imagen perfecta comenzó a desmoronarse, revelando lo que realmente había detrás de esa fachada.

Al principio, eran pequeñas cosas. Comentarios que me hacían sentir insegura, pequeñas críticas que, en su momento, no parecían importantes. "¿Por qué te pones esa blusa? No te queda bien", decía, y yo, queriendo agradarle, me cambiaba sin cuestionarlo. Pensaba que estaba siendo considerado, que quería lo mejor para mí. Pero esos comentarios se fueron acumulando, y pronto me di cuenta de que no era solo mi ropa lo que criticaba.

Él tenía una forma de controlarme que al principio no percibí. Era sutil, casi imperceptible. Me decía a quién podía ver, cuándo y dónde. Si quería salir con mis amigos, siempre tenía alguna excusa para que no lo hiciera. "Es que no me gusta tu grupo, no son buena influencia para ti", decía, y yo, ciega por el amor, cedía. No quería decepcionarlo, no quería perderlo. Pero, con cada concesión, perdía un poco más de mí misma.

Recuerdo una vez, cuando salí con una amiga de la universidad. Habíamos planeado esa salida semanas antes, y yo estaba emocionada de tener un tiempo solo para nosotras. Pero, cuando le conté a Kai, su expresión cambió. "No me dijiste que ibas a salir con ella", dijo con un tono que no había escuchado antes. Intenté explicarle, pero él no quería escuchar. Me hizo sentir culpable, como si hubiera hecho algo malo al no informarle de cada detalle de mi vida. Esa noche, cancelé los planes, y mi amiga nunca entendió por qué.

A medida que pasaba el tiempo, la relación se volvió más asfixiante. Jongin siempre quería saber dónde estaba, con quién, qué estaba haciendo. Si no respondía a sus mensajes de inmediato, me llamaba repetidamente hasta que lo hacía. Al principio, me decía a mí misma que era porque le importaba, porque me amaba. Pero, en el fondo, sabía que no era así. Sabía que lo que él sentía no era amor, sino posesión.

Había noches en las que discutíamos hasta altas horas. Yo intentaba razonar con él, explicarle cómo me sentía, pero siempre terminaba cediendo. El chico tenía una forma de darle la vuelta a las cosas, de hacerme sentir que yo era la problemática, que mis inseguridades eran las culpables de nuestros problemas. "Siempre exageras todo", me decía, y yo, agotada, me rendía. Cada discusión me dejaba más rota, más confundida, preguntándome si realmente era yo la que estaba equivocada.

Pero la gota que colmó el vaso llegó hace unas semanas. Estábamos en una fiesta con algunos amigos, y todo iba bien, hasta que me aparté un momento para hablar con un compañero de trabajo. Solo fue una conversación casual, nada fuera de lo común. Pero cuando Kai me vio, su semblante cambió por completo. Me llevó aparte y comenzó a interrogarme, a preguntarme si había algo entre mi compañero y yo. "¿Por qué te reías tanto? ¿De qué estaban hablando?", me preguntó con una mirada que me heló la sangre.

Intenté calmarlo, explicarle que no había nada, pero él no me creyó. Esa noche, tuvimos una de nuestras peores peleas. Me acusó de coquetear con otros hombres, de no respetar nuestra relación. Yo, cansada y herida, lloré, intentando hacerle ver que no había hecho nada malo. Pero él estaba cegado por sus celos, por su necesidad de controlarlo todo.

Fue en ese momento cuando lo supe. Supe que no podía seguir así, que esta relación me estaba destruyendo. Ya no era la persona que solía ser. Mis amigos se habían alejado, mi confianza estaba por los suelos, y cada día me sentía más atrapada. Decidí que era hora de recuperar mi vida, de recuperar a la persona que era antes de conocer a Kai.

Y aquí estoy ahora, en esta cafetería, esperando a que llegue. Tengo que decirle que esto se terminó, que no puedo seguir con él. Sé que no será fácil, sé que intentará hacerme cambiar de opinión, pero estoy decidida. No puedo seguir viviendo en una relación donde el amor se ha convertido en una cárcel.

Cuando finalmente entra, me doy cuenta de lo difícil que será esto. Su sola presencia aún me afecta, pero tengo que ser fuerte. Él se sienta frente a mí, con esa sonrisa que solía derretirme, pero hoy no la siento igual. Hoy, esa sonrisa me recuerda todo el dolor que he soportado.

Empiezo a hablar, con la voz temblorosa al principio, pero a medida que las palabras salen, me siento más segura. Le digo que esto no está funcionando, que necesitamos terminar. Kai me mira sorprendido, como si no pudiera creer lo que está escuchando. Intenta interrumpirme, pero lo detengo. Esta vez, no dejaré que me manipule, no dejaré que me haga dudar.

Él trata de convencerme, me dice que las cosas pueden cambiar, que me ama y que hará lo que sea para hacerme feliz. Pero ya he escuchado esas promesas antes, y sé que son solo palabras vacías. Le explico que no se trata solo de mí, sino de los dos. Que ambos necesitamos sanar, y que eso no puede suceder si seguimos juntos.

Jongin, finalmente, parece darse cuenta de que no voy a ceder. Su rostro se endurece, y veo esa otra faceta de él, la que siempre me daba miedo. Me acusa de ser egoísta, de no entender todo lo que ha hecho por mí. Pero yo ya no caigo en su juego. Le digo que lo siento, que no quiero seguir haciéndonos daño.

Cuando finalmente se levanta para irse, me siento aliviada, pero también triste. Terminar una relación nunca es fácil, especialmente cuando alguna vez hubo amor. Pero sé que esto es lo correcto, que estoy tomando la mejor decisión para mí.

Miro por la ventana mientras mi ahora ex-novio se aleja, sintiendo una mezcla de emociones. Pero, sobre todo, siento que he recuperado algo que había perdido: mi libertad. Sé que el camino hacia la recuperación será largo, pero estoy dispuesta a recorrerlo. Por primera vez en mucho tiempo, siento que tengo el control de mi vida nuevamente. Y eso, para mí, es el primer paso hacia la verdadera felicidad.

 Y eso, para mí, es el primer paso hacia la verdadera felicidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
O.S Kpop IdolsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora