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Care during the period
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Los días previos a mi período siempre son los peores. Mi cuerpo parece una caja de sorpresas, y nunca sé cómo me voy a sentir. A veces, es como si mi energía se esfumara sin previo aviso, y otras, simplemente me siento hinchada y malhumorada. Hoy es uno de esos días, donde todo lo que quiero es acurrucarme bajo las sábanas y olvidarme del mundo.
Estoy acostada en la cama, mirando el techo mientras siento cómo los calambres comienzan a intensificarse. Aprieto los dientes, odiando lo predecible que es todo esto, pero también lo inevitable. Mi mente comienza a divagar sobre cosas sin sentido cuando escucho la puerta de la entrada abrirse suavemente. Sé quién es sin siquiera tener que levantar la cabeza. La presencia que llena la casa es inconfundible.
—¿Amor? —su voz es suave, cálida y preocupada al mismo tiempo.
—Estoy en la cama —respondo en un murmullo, sin fuerzas para hablar más fuerte.
Lo escucho caminar hacia la habitación, con pasos ligeros pero decididos. Cuando entra, mi corazón se tranquiliza un poco, solo por saber que está aquí. Siento que su energía siempre tiene un efecto calmante en mí, incluso en mis peores días.
