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Girls night
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Esa noche, cuando Karina y yo decidimos tener una noche de chicas, ambas sabíamos que necesitábamos un respiro de nuestras ocupadas vidas. Entre sus compromisos como idol y mis estudios, apenas habíamos tenido tiempo para relajarnos juntas. Así que, con una mezcla de emoción y alivio, planificamos una velada solo para nosotras dos.
Todo empezó con una llamada rápida al restaurante de sushi que solíamos visitar. Mi novia se aseguró de pedir nuestros platillos favoritos, y mientras esperábamos la entrega, nos sentamos en el sofá, compartiendo una manta suave y viendo uno de esos programas de cocina que tanto le gustan.
Mientras la televisión mostraba chefs preparando platos increíbles, nosotras nos limitamos a observar en silencio, pero no podía dejar de notar lo relajada que se veía. Suelen verla como la idol perfecta: siempre sonriente, siempre en control. Pero aquí, en nuestra pequeña burbuja, podía verla como era realmente, más allá de los focos y la fama.
Cuando la comida llegó, nos trasladamos al suelo del salón, rodeadas por cojines y el suave aroma del sushi recién hecho. Karina se rió al ver cómo me apresuraba a abrir los paquetes, casi como una niña emocionada por sus juguetes nuevos.
