| | Conmiseración | |
Del latín commiseratĭo, commiseratĭōnis. Una forma de compasión acompañada por la idea de un mal que le ha sucedido a otro a quien imaginamos semejante a nosotros. Dentro de los sentimientos éticos se dice que se siente conmiseración no solo hacia la cosa que hemos amado, sino también, hacia aquella sobre la que no hemos proyectado con anterioridad afecto alguno, con tal que la juzguemos semejante a nosotros.
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La segunda semana sin Charlotte en casa casi llegaba a su final, y cumplir labores similares a los suyos había sido bastante tolerable hasta el momento. Iris permanecía detrás de mí en cada actividad, al limpiar fugazmente las habitaciones más recurrentes, mientras tiraba un par de prendas a la lavadora y las olvidaba hasta el día siguiente, cuando sacaba pizza congelada de la nevera, ponía un pedazo en su taza y me subía en el mesón para comer dos pedazos más que no me había molestado en calentar, también cuando tomaba largas jornadas de lecturas en el estudio o simplemente escuchaba música y miraba las vigas de madera en el techo sin motivo alguno, quedándome dormido en ese lugar sin que nadie me despertara horas más tarde para llevarme a mi propia cama.
Casi todas las mañanas iba al café de los Basso y me sentaba en alguna mesa cercana de la barra solo para intercambiar fugaces frases con mis amigos italianos. Las cosas con Florencia no habían empeorado pero tampoco mejorado, durante toda la semana, sus miradas y palabras hacía mí se limitaron, y aunque quería hacer algo al respecto, terminaba convenciéndome a mí mismo que no era necesario.
Durante estos días conocí mejor a la familia de Florencia y Paul. Los tíos de Flo, Chloe y Rufus eran jóvenes y humildes, una pareja casada con el sueño de abrir un negocio inspirado en la repostería que la mamá de Chloe le enseñó y la sazón de la abuela de Rufus plasmada en un antiguo libro de recetas que ni siquiera Paul tenía derecho de leer.
Muchas veces me pedían hacer entregas sencillas y cercanas en la bicicleta del tío Rufus, lo cual me distraía un poco del silencio en casa y me dejaba un poco de dinero extra, que aunque no era mucho, era suficiente; en retorno a esos favores, ellos me ofrecían las sobras del día que no habían logrado venderse, pues ambos sabían que Charlotte estaba fuera de la ciudad y creían que podía necesitarlas, pero aunque más de una vez rechacé su hospitalidad, otras tantas veces aceptaba una pequeña bandeja solo porque extrañaba el sabor de los vegetales escondidos en la comida, como los preparaba mi madre.
Si bien nunca fui fan de las plantas servidas en el mesón, uno de esos tantos días, Paul se apareció repentinamente con un montón de ellas envueltas en un pedazo de papel periódico. El pequeño pero delicado ramillete yacía a un lado de mi mochila, la cual acababa de colocar allí.
—Necesito un enorme favor tuyo, Fox —dijo Paul antes de pudiera articular una palabra.
Los nueve eran días especiales para Paul y Meredith... desde que se conocieron, a la edad de nueve y el día que se hicieron novios, también un nueve. El día de hoy era nueve, el día de la última práctica de Meredith antes de la competencia nacional de gimnasia, pero también era nueve de Agosto, el día en el que el café celebraba su quinto aniversario con promociones y descuentos de locura que hacían de las atareadas jornadas usuales una burla: la fila en caja imitaba a una serpiente letal que hacía mucho ruido, el reloj marcaba las diez de la mañana, los pies detrás del mostrador iban de un lado a otro... y yo acababa de llegar.
Todo estaba coordinado para el momento en el que apareciera: Rufus me prestaría su bicicleta para esta encomienda especial, colocaría las flores en mi mochila y me marcharía a la academia de gimnasia en cual se encontraría Meredith, entregaría las flores y regresaría a la cafetería para ayudar con el resto de las entregas y otros deberes. Según mis rápidos cálculos mientras me ataba fuertemente los cordones de los zapatos antes de salir, alrededor de las once y media de la mañana estaría de vuelta.
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Salad Days
Teen FictionLa madurez como proceso evolutivo en la vida tiene varias etapas, y la adolescencia es una ellas. Joshua Fox es un solitario chico de dieciocho años con una cabeza inexplorable, quien está anegado de frustraciones, de interminables preguntas y una a...