Segunda palabra: Nómada

1.7K 169 65
                                    


| | Nómada | |

Del griego: νομάδε, que significa: "Al que deja los rebaños en los pastos". Que se desplaza de un sitio a otro. Sin residencia permanente.

.

En las escuelas de la India se les enseña a los niños sobre la espiritualidad. Existen cuatro leyes básicas, sin embargo, para este momento preciso de mi vida, solo expondré la importancia de la segunda ley, que dice:

«Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido». Esto quiere decir que absolutamente nada de lo que sucedía en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el "si hubiese hecho tal cosa hubiera sucedido tal otra". Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendiéramos esa lección y siguiéramos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos sucedían en nuestras vidas eran perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistieran y no quisieran aceptarlo. No creía de toda en esa teoría fantasiosa, pero estaba seguro que de ninguna manera habría podido evitar lo que ocurrió esa mañana, todos los hechos previos me habían dirigido hacia este momento:

Había recibido un mensaje de Melissa la noche anterior —sí, la chica que me había cacheteado el día previo, la misma que había dejado en vergüenza obligándola a pasar el resto del periodo escolar metida en un cubículo del baño de damas llorando, ella—. Me pidió perdón por lo que había pasado, dijo que había estado fuera de sí misma y que quería hablar conmigo antes de clases para aclarar las cosas. Acto que aplaudí mentalmente. ¡Bravo, Melissa!

Tomé un par de galletas del jarrón azul sobre la mesa de la cocina cuando bajé las escaleras y las metí en una bolsa plástica, aunque terminé comiendo en camino al auto de Charlotte, un viejo modelo que tenía más de 10 años con nosotros pero por el poco o ningún cuidado que mi madre le daba parecía que tuviera más de quince.

Me apresuré para llegar a la escuela en menos de veinte minutos. No era extraño que estuviese vacía, apenas podía contar a un par de conserjes limpiando toda la institución, pero no veía ningún alumno en los alrededores. Me quedé dentro del auto un rato más, hasta que recibí otro mensaje donde ella indicaba que estaba en el área del gimnasio, esperándome. Bajé del auto y me moví hacia allá.

En este punto de mi vida apenas recordaba algunas películas estadounidenses con el típico cliché de las preparatorias, pero aún así no podría haber divisado lo que me esperaba hasta que estuviese allí.

Un grupo de chicos que me doblaban el ancho y el alto estaba frente a mí. Primeramente conté unos tres, pero rápidamente sobrepasaron los seis cuerpos. Supe el motivo de todo apenas vi a Michael Ashby, el hermano de Melissa, como el líder de los otros bravucones.

Conocía a Michael porque íbamos en el mismo año, aunque rara vez coincidíamos en el mismo campo visual y pocas veces nuestras miradas se hayan cruzado, sabía perfectamente quién era él y él sabía quién era yo. Michael era muy similar a Melissa físicamente: ojos amplios, cabello liso y oscuro, nariz larga; probablemente la única diferencia era que Michael era más grande que su hermana menor y su piel tenía uno o dos tonos más de claridad.

Sentí el corazón apretado entre mis pulmones y me sentí incapaz de inhalar correctamente por un par de segundos. Quise levantar los brazos y pedir que pensara mejor la situación, pero las palabras no salían de mi boca. Mi lengua estaba pensada, mi garganta seca, mis extremidades acalambradas.

—¿Sabes por qué estás aquí, niño?

Me miró directamente, sentí como los demás chicos se movían a mi alrededor, atrapándome en un círculo sin escapatoria.

Salad DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora