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"Va a matarme."

Pocos minutos después, oigo crujir la puerta como si alguien tratase de abrirla con suavidad. Me estremezco de pies a cabeza. La pesadilla que me ha estado vigilando a decidido aparecer.

Intento limpiar la sangre de las manos pero es inútil, mi cuerpo entero está cubierto en tinta roja.

La mayoría de las vísceras y pedazos de cuerpos están regados en la mesa, lo demás había alcanzado el suelo, dejando el lugar una mezcla asquerosa, no llevaba mucho tiempo de esa forma pero ya empieza a emanar un olor putrefacto. 

El sonido de sus pasos fuertes retumba en l habitación, una gigantesca sombra se alza a la luz de la vela y al mirar el desorden cierra los puños lleno de ira.

-¡¿Te atreves a romper tu promesa?!- Me dice con furor.- Sólo te pedí una cosa, ¡una! y ni eso eres capaz de darme, ¿acaso no queda benevolencia en tu corazón?. Te pedí lo que todo hombre y bestia necesita para existir. Amor, una compañera con quien compartir mis desgracias, y tú eres el único que puede crearla, ya que ninguna otra mujer traída a esté mundo de manera natural, podrá amar a una deformidad como yo. Sus órganos deben ser traídos de diferentes tumbas y su piel cosida tal como hiciste conmigo. Pero te miro ahora destruyendo la tarea que habías iniciado, ¿qué pretendes?.

No soy capaz de levantar la vista, pero lleno mis pulmones con oxigeno y contesto con seguridad.

-Rompo mi promesa, jamas crearé otro monstruo como tú.

En respuesta a mis palabras, lanza un gruñido acercandose un poco más.

-Trataré de razonar contigo, aunque has dado prueba de ser indigno de mi generosidad. Recuerda que tengo un gran poder, ni la temperatura mas fría o caliente es capaz de hacerme daño, mi fuerza es más elevada que veinte hombres juntos; te consideras miserable; pero yo puedo hacerte  tan desdichado que la luz del día te resulte odiosa. Obedece y ponte a trabajar.

-¡Nunca!, ninguna amenaza tuya hará efecto en mi, la decisión está tomada.

-Miramé.

No lo hago

- ¡Mirame.!

Agarra mi camisa y me eleva hasta la altura de su cara, me aferro a su mano para tener soporte y no ahorcarme con la tela, la diferencia de estatura es evidente al no poder alcanzarlo en puntillas, mis pies a centímetros del suelo.

Su rostro me aterra; esos labios negros tienen la textura de una manzana podrida, ojos viscosos, la pupila apenas se diferencia entre tanto blanco, sin olvidar toda esa piel, cosida, arrugada en algunos lugares y liza en otros. Siento un revuelo en mi estomago dándome la sensación de vomitar. Volteo a otro lado e intento distraer este malestar con otros pensamientos, pero mi cuerpo no deja de temblar.

-Ni siquiera tu eres capaz verme a los ojos, la gente se les destroza la cara de horror al verme, me da miedo mi propio rostro reflejado en los lagos. Envidia siento por el hombre y su belleza. Dios los creó entorno a su imagen pero yo soy una parodia de ustedes. Te lo suplico, cumple mi deseo y déjame irme con una mujer en brazos a las montañas desiertas, no molestaré ni a ti ni a nadie, viviré una vida solitaria en compañía de las bestias, pero seré feliz. Ayúdame bien sabes que me lo debes.

-No puedo.

Con sus grandes manos le da un golpe a la mesa, rompiendo sus patas y dejándola sin uso.

-¡Maldito creador!. ¡Tú que me hiciste con tus manos!, en el momento que abrí los ojos saliste huyendo al bosque a esconderte. Me dejaste en ese sótano sucio. Solo, nadie me explico que hacía ahí o como llegué, carente de conocimientos de mi propia existencia . Cuando camine al pueblo la gente me atacó sin haberles echo daño, me despreciaron he obligaron a esconderme en las colinas. Pasé los días alimentándome de bayas y viviendo en cuevas donde las corrientes de invierno invaden. La razón por la que ahora puedo comunicarme contigo es gracias a una familia de campesinos, escuchaba sus platicas a escondidas y así aprendí a hablar, cuando era tú deber enseñarme.

-¿Quieres qué sienta pena por ti?, ¿qué me disculpe por causarte tanta miseria?, lo siento, con toda el alma, no pensé las cosas cuando estaba creándote, cegado por la aspiración de cruzar la barrera entre la vida y la muerte, fuiste una ambición mal hecha y yo soy un maldito que no merece felicidad ni gloria. Pero entiende, no puedo hacer lo que me pides, como puedo estar seguro que esa mujer no romperá nuestro trato de vivir lejos del hombre o llegará a concebir un odio mayor a los de mi especie por su figura, sin mencionar que está la posibilidad que no nazca amor entre ustedes. Lo siento, con un error es más que suficiente.

Suelta su agarre y caigo de rodillas. Pongo ambas manos en el suelo e intentando recuperar la compostura y el aliento.

- Tus palabras están llenas de mentiras, me amará porque no habrá nadie más que lo haga, pero aun diciéndote todo eso noto en tus ojos que no cambiarás de opinión. Podrás aplastar mis pasiones y anhelos, pero me queda la venganza, te he visto con la joven de cabellos de oro y no intentes engañarme diciendo que no sientes nada por ella, vi como la miras. ¿Pretendes ser dichoso, mientras yo me arrastro en la desolación?. Bien. Rompe el trato, pero recuerda, mi misión desde este momento será hacerte tu vida un infierno. Si no puedo inspirar afecto inspiraré terror. Mataré a cualquiera al que le tengas la mínima cantidad de cariño, empezando por ese amigo tuyo, unidos desde la juventud y terminaré con la mujer que amas.

El terror de sus palabras son tan fuertes que junto mis manos y le suplico;

-¡Espera! no lo hagas por favor, tienes razón he fallado como creador, te abandoné cuando más me necesitabas pero no culpes a gente inocente por mis actos, yo soy el único que merece sufrir. Te lo suplico no les hagas daño.

- Entonces ¿qué propones?, matarte no me causará ninguna satisfacción, la muerte es poco comparado a lo que he sufrido.

El corazón me late tan rápido que siento la sangre bombeando por todo el cuerpo. Henry amigo mío capas de cruzar los mares para estar a mi lado, que haré sin tus locuras o anécdotas de lugares donde sólo tú eres capaz de viajar. Y Elizabeth amada, dulce mía, se me rompe el alma pensar en tu muerte, te amo más que a mi mismo, llena de dulzura y cariño, perdonas a todos con tanta facilidad, para no tener que odiar a nadie.

No dejaré que mueran.

-Si no puedo darte la felicidad yo tampoco la merezco, no te abandonaré pero tampoco podemos quedarnos aquí, nos iremos los dos al exilio, déjame tres días para arreglar el viaje, es lo más justo que puedo ofrecerte, abandonaré a mi familia, amigos y a mi prometida por ti.

- No es suficiente, ¿me prometes soledad? eso ya lo tengo, no sería algo nuevo para mi. Necesito más.

-Si eso no te satisface, seré tus esclavo hasta que la luz de mi vida se extinga, pero por favor no mates a nadie, su sangre es demasiado valiosa para desperdiciarse en alguien como yo.

-Me gusta esa cara tuya, muestra desesperación. Ponte de rodillas si hablas enserio y lame el piso como los perro de la calle.

Me agacho a la madera y paso la lengua por el moho verde causa de la humedad, pero al intentar levantarme, el pie del más alto se posa en mi nuca, dejándome en el piso con la lengua en el suelo.

- Me encanta que no tengas poder sobre mi. 

Su voz esta llena de malicia, se nota en su tono que este nuevo orden jerárquico  le satisface.

- Bien- Continua diciendo.- No dañaré a nadie a quien ames y me iré contigo a ese viaje sin regreso. Pero ten cuidado, aun me consume el odio, te trataré como objeto sin valor, buscaré tu ruina y no descansaré hasta desolar toda felicidad en ti. Desde esté día en adelante me perteneces. Tu eres mi creador pero yo soy tu amo.






Este capítulo tiene algunas frases de la novela original.

Creditos a la autora Mary W. Shelley.

Frankenstein-LGBT-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora