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Acomodado entre su entrepierna chupo y succiono sus testículos, repasando la forma y textura dentro de los cachetes mientras los masajeo con la lengua. Un despertar de sensaciones que nos recorren a ambos de distintas maneras, endureciendo su falo sin ni siquiera tocarlo

Como las concubinas imperiales le doy placer a una de las personas con más poder de la humanidad, un trabajo que debo hacer a la perfección sí quiero que perdure esta paz que hemos creado.

-Mmm ...vamos conejito no me hagas esperar, ya sabes lo que quiero.


El fuego en sus ojos y la desesperación en sus palabras me sacan una fuerte sensación de placer. Algo que antes considera irracional incluso tóxico, pero que poco a poco es más difícil de controlar, siempre que me pongo a su merced me trata diferente, no con suavidad o delicadeza, no nada como eso, es algo más carnal y egoísta. Me trata con deseo.


El amo al no ver repuesta de mi parte se desespera y con su propia mano empuja mi cabeza a la punta.

-Te e dado una orden.

Sus palabras se mezclan con exhalaciones graves y llenas de anhelo.

"Esa mirada, no lo soporto estoy demasiado excitado, necesito tocarme"

Inconsciente muevo los muslos en un intento de masajear mi propia semi erección 

 Las paredes de mi boca atrapan su pene, saboreando cada pedazo de su virilidad, llegando hasta lo más profundo de mí garganta, que por su gran tamaño no lo logra tomar por completo.

-Conejito, abre más la boca.

Paso mi lengua por debajo de su falo para complacerlo mejor, sintiendo el calor en rojo vivo pasar por mi garganta, una vez dentro muevo la cabeza de enfrente hacía atrás, y sin tocarlo con los dientes doy pequeñas succiones rozando sus partes sensibles concentrándome en la glande, a los pocos segundos el amo toma el ritmo de las penetraciones empujando mi cabeza de manera rápida y constante hacíendome más complicado llevar aire a mis pulmones. Cuando llega al orgasmo aprieta la raíz de mis cabellos y segundos después saboreo líquido de su semilla . 

Con cuidado retira su miembro, pero la cosa aun no termina o al menos no por mi parte. Él me mira esperando a que haga lo prometido, y sin más me paso el semen que aun se encontraba en mi boca, un pequeño fetiche que el amo a adopto. No importa como empezamos el intercambio sexual en la cama, de rodillas, acostado siempre debo que tragar su semilla de lo contrario tengo que hacer todo de nuevo, ya ha pasado.

-Muéstrame.

Abro la boca como prueba que no queda nada fuera y a eso me lanza una sonrisa caprichosa 

- Muy bien echo pequeño. 

Sin decir otra cosa me da dos palmadas en la cabeza y sale de la habitación dejándome en la alfombra naranja opaco. Algo que considero muy poco caballeroso de su parte pero que en este momento es lo que más necesito. Estar sólo.

Miro mi entrepierna con un pequeño bulto húmedo que sobresale. Rápido levanto la tela y comienzo a masturbarme, no tengo tiempo ni para crear una fantasía, lo único que me importa es acabar con este celo antes de que el amo llegue.

La temperatura de mi cuerpo se eleva cortando la respiración y con los últimos toques, jadeo mientras expulso el liquida blanco en mi ropa, quedando en un estado entre pleno placer y cansancio.



-Si hubiera sabido que harías eso, me quedaba a observar

El amo me mira malicioso y se acerca con pasos lentos.

Frankenstein-LGBT-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora