XI

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La movilidad de mi cuerpo es interrumpida por el más grande, no comprendo como terminé recostado en su pecho en esta extraña y vergonzosa posición, acurrucado encima suyo encerrado entre sus brazos. Inevitablemente escucho el fuerte sonido de su corazón bombardeando sangre.

"Por fuera tiene la forma de un rompecabezas, pero en su interior parece que todo está en orden."

Pasa el tiempo y el amo no daba señales de levantarse, dándome la oportunidad de contemplar su cuerpo dormido. Estoy seguro que si hago memoria sería capas de recordar los días en los que empece a unir sus piezas, admito que el resultado no era lo que esperaba pero al menos ahora soy capas de mirarlo con otros ojos a los del pasado.

Paso los dedos por su pecho y sigo la linea donde se juntan los diferentes tipos de pieles.

"¿Cuántos fueron?, ¿cincuenta?, ¿setenta?, no más de cien, tantos cuerpos para poder hacer uno".  

Que desperdicio de material diría mi profesor de biología, pero yo solo quería lo mejor para él y si en un cuerpo solo me servía un molar, lo demás se tiraba a la basura o mejor dicho a la morgue.

"Biológicamente, eres perfecto. Es una pena que el ojo humano no lo note".

Tiempo después la presión de su agarre se hace más fuerte. Ni siquiera abre los ojos le doy los buenos días

El tuerce el cuello hacía abajo para verme.

-Buenos días conejito.

Al escuchar ese sobrenombre discretamente entorno los ojos.

"Supongo que nunca me llamara por mi nombre de nacimiento".

Uno de sus pulgares empieza a sobar mi labio inferior, no hay que ser genio para saber lo que quiere y sin pedírmelo junto nuestro labios en un suave beso mañanero. Pero como es de esperarse el lo transforma mi beso angelical a uno más lujurioso del que no tengo control.

Hasta ese milésimo instante de alejamiento pongo la mano en su boca.

-Amo si sigue besándome así se me caerá la boca.- Intento hacer un chiste para relajarlo y que no se enoje por hacer la "osadía" de prohibirle un beso.

Agarra mi muñeca y la aparta.

-Entonces, hasta que eso pase voy aprovechar. 

Con la misma mano me jala hacia él y nos vuelve a juntar.

Últimamente el amo sé a vuelto muy perspicaz en sus respuestas, antes respondía con brusquedad y el enojo. Ahora utiliza un arma mucho más difícil de manejar, la palabra. 

-Vamos a comer.

Iniciamos la rutina: Lavarnos, peinarnos y vestirnos, bueno en ese último solo él.  Yo no e cambiado de pijamas desde hace cuatro días. Es decir si al amo no le importa a mí menos.

-En realidad nos hemos quedado sin comida, ¿podría ir a cazar?.

-No creó que tenga otra opción. ¿Algo en especial?

-Si se puede animales pequeños por favor.

-¿Qué piensas hacer mientras no me encuentro?.

-Terminar de coser los suéteres.

 "No me quiero volver a enfermar".

-¿Dónde está lo que necesitas?.

-Creo que la aguja y la lana están en el tercer cajón a la derecha.

-Toma- los materiales caen sobre la cama- No quiero que salgas de estas cuatro paredes hasta que vuelva. Es una orden.

Decido asentir con la cabeza en vez de decir alguna mentira.

Frankenstein-LGBT-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora