VI

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Recargo mi cabeza en el tronco del árbol, dándome múltiples cabezazos.

"Soy un cazador.

Soy un cazador.

Soy un cazador."

El sirvo que e estado intentando matar desde hace tiempo, reaparece a unos metros míos. saboreando las hojas de un arbusto, sin percatarse de mi existencia.

Pongo la flecha en el arco y apunto a su frente, disparo. La flecha pasa por en medio de las astas y cae en el árbol de atrás. El siervo lo mira y sigue comiendo.

"Soy un inútil. "

Las ojeras cuelgan a la orilla de mis ojos. Mi destino está escrito, ya puedo saborear al bicho en carne viva.

Se me a acabado el tiempo, los grillos an dejado de sonar, lo que significa que las aves de la mañana son las siguientes en aparecer.

Camino por los senderos revisando las trampas que puse como última esperanza. Gran es mi alegría, cuando noto que en una de ellas quedo atrapado un conejo marrón . Al sacarlo de la jaula me doy cuenta de la corta edad que tiene. Es tan pequeño que cabe en una de mis manos. (y en sí mi mano es pequeña). Saco la daga y la pongo en la vena del cuello. Estoy a punto de cortarla cuando hago el grave error de mirarlo a los ojos. su nariz se mueve de un lado a otro mirándome atentamente, con ojos grandes y redondos; tan inofensivo, tan tierno.

"No lo mires. mátalo rápido para que no sufra. Vamos has cocinado a muchos animales, matarlos es casi lo mismo."

Mientras sigo con el dilema mental, la sensación de estar siendo observado, me detiene. 

-¿Amo es usted?.

Desde la oscuridad de una sombra, su cuerpo se hace visible.

-Te estas volviendo más atento, lástima me gusta asustarte. Pero que tenemos aquí- Mira al animalito que no para de temblar ante su presencia.- Una bolita de pelos yomi, y yo que pensé que no atraparías ni una mosca, ¿a qué esperas para matarlo? .

Me hago a un lado para que no vea al pequeño, resguardándolo entre las manos, siento su corazón palpitar a gran velocidad, como un tambor apunto de darle un paro cardiaco.

-No puedo.-Digo triste.

-¿Prefieres comer insectos?

Niego con la cabeza.

Me arrebata al pequeño animalito, agarrándolo con fuerza por el cuello. Lo miro asustado pero no me muevo, de que serviría decir o hacer algo-. Solo puedo mirar y aguantarme.

-La verdad esclavo - Me dice mientras acaricia las orejas del conejo.-Prefiero verte sufrir a ti que al animal.

Lo deja en el suelo y se va corriendo hasta desaparecer en una madriguera.

-Listo regresemos a casa. - Dice alegre. 



No hace falta mencionar cual fue mi castigo. Me pase la mitad del día vomitando y la otra mitad limpiando mi vomito. Por algún milagro él amo decidió que dejara de hacer mis deberes más temprano de lo normal, creo que se dio cuenta que si no paraba me moriría de indigestión. 

Preparo una jarra de té para llevármela al cuarto y sin poner mucha atención, agarro otro libro de la estantería. 

Pasando las paginas del libro y tomando las yerbas medicinales.Me doy una espanto al darme cuenta del tipo de lectura: fantasmas, demonios, y muerte. Son cosas que no dejan de aparecer en la historia o mejor dicho historias, el libro es un recopilación de monstruos y espectros urbanos.

Frankenstein-LGBT-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora