5. Soy Hailey.

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La semana pasaba demasiado rápido, hoy era viernes y eso significaba carreras de motocicletas, Violeta me había llamado para preguntarme si hoy asistiría, obviamente le contestaría que estaría ahí a la una de la madrugada, por lo que tengo entendido hoy va a ver una fiesta proporcionada por un chico de la universidad de Thomas y también había escuchado que era uno de sus mejores amigos, así que estaba segura que él iba a ir, así que eso era punto a mi favor.

Llamada.
—Deberías de conocerlo de otra manera se ve que es tan lindo. - Dijo Amber por la línea telefónica, está chica si que está loca.
—Maldicion, es un violador, como puedes decir que es lindo. - Dijo riéndome y hasta cierto punto tenía razón, no me extrañaría que Thomas violara a alguien con tal de satisfacer sus necesidades.
—Acaso eres idiota, si es amigo de tu hermano obviamente no es así. - Por cierto casi olvidaba que Amber tiene un pequeño crush con mi hermano.
—Bueno tú lo dices porque realmente no lo conoces. - Dije rodando los ojos.
—Bebe hablaremos después, mamá me necesita, pero no creas que esto se quedará así, te quiero. - Dijo mi mejor amiga antes de colgar, aún no entiendo cómo es que las dos somos mejores amigas, somos completamente diferentes en personalidad, pero teníamos algo en común en San Francisco, las dos éramos de las chicas populares en la preparatoria.

—Hailey. - Dijo Thomas entrando a mi habitación diciendo mi nombre alargando la e, aveces no entiendo cómo es posible que lo soporte.
—¿Que demonios quieres? - Pregunté de mala manera.
—Estoy aburrido. - Dijo dejando caer todo su peso sobre mi.
—Thomas pesas demasiado, muévete por favor. - Dije quedándome sin respiración.
—¿Que podemos hacer? - Dijo quitándose de mi cuerpo, ojalá estuviera tan liviano como se ve, este chico pesa como una vaca.
—No lo sé, ¿tienes algún plan hoy? - Pregunté tratando de sacarle alguna clase de información que pudiera servirme.
—Tengo una fiesta hoy en la noche, ¿quieres ir? - Me preguntó viéndome fijamente, se me acababa de ocurrir un plan.

Así que sin más que decir lo saque a patadas de mi habitación para decirle que tenía que arreglarme para la estupida fiesta; mi plan es ir con el a la fiesta para después meterme algún lugar donde haya mucha gente y salir hacia las bodegas abandonadas, me quedaba muy cerca que hasta podría ir caminando.

Justo a las once y media de la noche íbamos camino hacia la casa del amigo de Thomas y a decir verdad la casa era tan grande como la mía, pero a cambio que está quería explotar de tantas personas que había. Entramos directo a la cocina donde estaban sus amigos con algunas chicas, las cuales parecían querer dejar sus pechos al aire libre al igual que su trasero, traían unos vestidos que no dejaban nada a la imaginación, a comparación que traía unos jeans negros, una blusa con una frase y una chaqueta de piel negra, por si preguntaban, no es la misma chaqueta de la vez pasada.

—De nuevo por aquí chica. - Escuche la voz de mi amigo Skate.
—No volveré a faltar. - Dije dandole un abrazo.
—Te presentó a mi amigo Chris. - Dijo mostrándome a un chico de tez morena, por cierto muy atractivo.
—Hola linda. - Dijo dándome un beso en la mejilla y sonriendo con su perfecta dentadura, así como lo estoy viendo, estoy segura que es uno de los hijos de los importantes empresarios de aquí, aún no entiendo cómo es que todos los hijos que sus papás consideran perfectos, terminamos en cosas que podrían afectar nuestra reputación o la de nuestra familia.
—Soy Hailey. - Dije guiñándole un ojo.
—¿Nena, me acompañarías en esta carrera? - Me preguntó Skate, como buena persona que soy acepte, espero que Thomas no se de cuenta de mi ausencia en esa fiesta.

Thomas POV.
No iba a mentir que siempre las fiestas de los universitarios eran las que se consideraban mejores, a decir verdad me la estaba pasando de maravilla, tenía todo el alcohol que quisiera y chicas que caían a mí como costal de papas, Andrés siempre se encargaba que todo lo mejor fuera para nosotros, por algo somos considerados de los chicos más importantes de la universidad.

—¿Thomas has visto a Chris por aquí? - Entonces fue cuando supe que ese idiota no estaba en la fiesta, lo había buscado por todos lados pero no estaba, Chris y Andrés han sido mis mejor amigos desde que entré a la universidad.
—Para nada Ivan. - Conteste casi a gritos por la música.
—Necesito una chica, ¿cual de esas crees que funcione mejor? - Preguntó Iván.
—La chica de cabello azabache está buenísima. - Dije viendo a las tres chicas que no estaban tan alejadas de nosotros, hablando de chicas, no he visto a Hailey por ningún lado, solo dijo que iría por un trago y nunca regresó.
—Iré por ella, deséame suerte. - Dijo Iván comenzando a caminar hacia donde estaban las famosas chicas.
—¡Espera! ¿haz visto a la chica con la que llegue? - Pregunté tomándole a mi vaso con líquido color ámbar.
—Para nada. - Contestó antes de ir tras aquella mujer.

La preocupación había golpeado mi cuerpo, no me había acordado de Hailey y lo peor es que no tengo idea de donde se pudo haber metido. ¡Maldicion! Si mama se llegara a enterar que no sé su paradero me mataría, me hizo jurar que iba a cuidarla más que a mi propia vida. Con un poco de angustia le pregunte a todas las caras conocidas si la habían visto y nadie me sabia dar respuesta. La había llamado incontables veces y no contestaba, esto no iba a terminar muy bien.

Hailey POV.
La adrenalina que corría por mis venas era incontrolable, había corrido la carrera con Skate y había terminado una con el chico de tez morena, que a decir verdad se veía demasiado bien con el cabello revuelto por el viento, Violeta se había encargado de traerme varias bebidas con alcohol que me sabían a gloria.

Las carreras habían terminado, pero iba a ver competencia de chicos, íbamos a saber cuál de todos era mejor haciendo lagartijas, todos los chicos presentes tenían que competir, así que sin pensarlo Chris y Skate que eran los únicos chicos que conocía de ahí, se quitaron las camisetas dejando su torso desnudo, sin duda Dios había sido muy generoso con ellos.

—La victoria es dulce. - Dijo Chris acercándose a mi.
—Demasiado para ser real. - Dije divertida, estaba segura que el alcohol estaba haciendo efecto en mi, sin duda necesito regresar a la fiesta antes de que Thomas se de cuenta que no estaba ahí.
—Necesito ir a otro lado, ¿quieres acompañarme? - Me preguntó un poco tímido.
—Claro, sólo iré a despedirme de mis amigos. - Dije antes de darme media vuelta para ir a buscarlos, cuando los logre encontrar hice lo que venía a hacer y de paso me lleve otra cerveza.

Era muy tarde y me di cuenta gracias a la brizna que tenía la noche, la luna estaba muy grande incluso en mi estado de ebriedad podría atreverme a decir que era llena, corria demasiado viento y me estaba dando un poco de frío, así que para distraerme un poco del clima saque mi celular y no precisamente vi algo lindo.

—¿Hailey estás bien? - Me preguntó Chris con cara de preocupación, el también había estado bebiendo alcohol, pero a comparación de mi, no se notaba.
—Si, porque no tendría que estarlo. - Conteste tragando duro.
—Te quedaste parada de la nada. - Dijo viéndome desde una distancia un poco lejana.
—Estoy bien, solo un poco cansada. - Dije guardando mi celular en la chaqueta.
—Te cargo. - Dijo caminando hacia donde me encontraba.
—No Chris, soy pesada. - Hasta yo misma me quería reír por la mentira que había dicho, siempre que iba al medico los doctores me regañaban porque decían que necesitaba aumentar de peso, lo cual nunca ha pasado.
—Debiste haber escuchado tu mentira. - Dijo riéndose antes de subirme de caballito.

La platica era muy interesante, estuvimos hablando hasta que llegamos a nuestro destino y cuando estuvimos ahí tenía ganas de echarme a correr a una dirección contraria. Exacto, estábamos en la famosa fiesta de Thomas.

—Hailey. - Pronunció mi nombre Chris.
—¿Que pasa? - Dije tratando de actuar natural, estábamos enfrente uno del otro y me pude dar cuenta que es más alto que yo, estoy segura que me lleva más de una cabeza.
—Eres hermosa. - Dijo poniendo un mechón de cabello atrás de mi oreja, con esto estaba segura a donde iba a parar esto, les daré una pista, recuerdan lo qué pasó el día que conocí a Scott, bueno algo así.
—Tu también eres muy guapo. - Dije viéndolo a los ojos.
—Necesito hacerlo. - Susurró esas palabras antes de estampar sus labios con los míos, el beso era tan delicado que me sorprendió que una clase de chico como el lo hiciera de esa manera, nos separamos por falta de aire, pero esta vez fui yo la que di el primer paso y lo bese a mi manera, dulce pero de manera ruda.

Sin duda era uno de los mejores labios que había probado, el sabor a menta y alcohol me había encantado, todo estaba perfecto hasta que...

—¡Que demonios! - Escuche la voz de la persona que había olvidado por completo.

El niñero resignado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora