6. ¿Que hice mal Hailey?.

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Una semana había pasado desde la famosa fiesta y desde ese día no he dirigido palabra con Thomas, desde ese día lo he odiado con todas mis fuerzas, aún no puedo entender cómo fue que se atrevió a decir que era una cualquiera que se revolcaba con todos, el único idiota sin cerebro era el.

—Hailey iremos a un partido de futbol americano, ¿quieres ir? - Me preguntó mi amiga Kenia, estos días no he estado de humor, ni siquiera sé cómo me ha aguantado.
—No tengo ganas. - Dije desganada, solo quería dormir.
—Vamos, ni siquiera has salido a patinar y eso que es tu obsesión. - Kenia no es una de las chicas que se da tan fácil por vencido, ahora entiendo porque sigue siendo la capitana del equipo de animadoras.
—No quiero Kenia, sabes que mi ánimo no ha sido el mejor estos días, solo quiero ver a Connor o dormir. - Dije haciendo todo lo posible por no salir corriendo y dejarla con la palabra en la boca, mi humor es insoportable.
—Está bien, no insistiré porque estoy segura que vas a golpearme y te regresaré el golpe más fuerte. - Dijo acomodando su larga cabellera.

Después de que terminara nuestra conversación, mi amiga regreso a clases y yo decidí irme a mi casa, era viernes así que me daba igual, Thomas aún estaría en la universidad, siempre después de sus clases viene por mi y lo peor es que lo soporte todos estos días.

Estando en casa le llame a Violeta para preguntarle si hoy habría carreras, a lo cual me contestó que sí, le afirme que asistiría y su voz se escucho muy entusiasmada cuando me dijo que se alegraba mucho que fuera, yo sé que la forma en que nos reunimos no es la más buena y sana, pero con tal de distraerme aceptaría cualquier cosa.

—Es un idiota, ninguna mujer debería dejar que le hablen de esa manera. - Respondió Logan, en verdad que estoy muy agradecida de tenerlo en mi vida.
—Créeme que mis ganas de patearle el trasero siguen en pie. - Dije con una sonrisa divertida.
—Y yo estaría de tu lado. - Dijo riéndose de la estupidez que acababa de decir.
—¿Y qué tal vas con Lucy? - Pregunté tomando del smothie que había comprado antes de venir a visitarlo, una de mis distracciones.
—Pues al parecer todo va en orden, no ha salido corriendo que es lo importante. - Dijo divertido, si preguntan, Lucy es su novia, es una chica extrovertida pero linda y atenta, sin duda se complementan tal cual.
—Me alegro demasiado. - Dije sinceramente.
—¿Que es eso que tienes en tu estómago? - Preguntó con curiosidad.
—¿Que? - Pregunté un tanto extrañada, a lo que el respondió con un señalamiento en mi costilla izquierda.
—Es un tatuaje de una frase. - Dije alzándome lo poco que quedaba de mi camiseta, supongo que se notaba por como venía vestida, unos shorts de mezclilla, un bralette negro y una camiseta de tela transparente color negra, con mis cómodos converse. La mayoría de las personas que me conocen saben que me gusta vestirme súper bien, por algo siempre hay chicas que se la pasan hablando de mi, como las detesto.
—¿Tienes tatuajes? - Preguntó asombrado.
—Solo ese, pero también quiero hacerme una perforación en el ombligo. - Confesé con tranquilidad, obviamente todo lo había hecho a escondidas de mis papás, si se llegaran a enterar que tengo esto, seguramente ya estaría muerta.

Mi vida no podría ser más miserable, para que Chris apareciera en el puesto de patinetas de Logan, no había notado mi presencia hasta que a mi amigo se le ocurrió preguntar si había visto la caja plateada donde está el dinero, seguramente estaba del color de un papel.

—Hola Hailey. - Saludó Chris con un poco de pena, si fuera el estaria tratando de escabullirme para que no notará mi presencia.
—Que hay Chris. - Dije con una sonrisa, lo que menos quería era incomodar a Logan.
—Te ves muy bien. - Dijo un poco pensativo y tartamudeando en las últimas palabras.
—Gracias, no sabia que patinabas. - Dije tratando de olvidar lo que acababa de decir.
—Estoy aprendiendo, no es mi fuerte. - Dijo un poco divertido, supongo que la tensión había desaparecido.
—Que bien, deberías de aprovechar que los chicos que están haya también están aprendiendo. - Dije para tratar de animarlo a que se fuera.
—Tienes razón, nos vemos luego linda. - Dijo antes de irse.

Logan me miraba como esperando una explicación, la cual tuve que dársela porque estaba segura que no iba a dejarme en paz. Después de explicarle le dije que tenía que irme, estaba en la hora correcta para que me alistara y fuera al lugar clandestino, esta vez las carreras serían a las once de la noche así que no estaría regresando a mi casa a las seis o siete de la mañana.

Tuve que tomar un taxi ya que no iba a tomar el auto de Connor para ir a un lugar como ese, está vez el lugar no estaba tan abarrotado de gente como otras veces, solo los que tenemos ganas de venir aquí lo hacemos un día extra como hoy.

—Hailey hoy haremos carreras de mujeres, ¿participas? - Dijo Violeta, desde que llegue me la pasé hablando con ella y con una chica que estaba ahí, la cual es agradable y al estilo de Violeta, tinturada del cabello y llena de perforaciones.
—Claro, solo que no tengo motocicleta. - Dije apenada, lo único bueno es que sé conducir ese transporte.
—No es problema, Skate te puede prestar la suya. - Dijo guiñándome el ojo.

Más que nervios tenía adrenalina cuando estábamos formadas en la línea de salida, solo éramos cinco y estaba segura que la victoria estaba entre Violeta y yo, somos las que más conocemos esto, así que podría apostar cualquier cosa.

Cuando dieron la señal de salida, acelere todo lo que la motocicleta me permitía, el viento movía mi coleta alta, la chaqueta de mezclilla que estaba usando parecía que iba a salirse de mi cuerpo en cualquier momento, observe el espejo para darme cuenta que la persona que venía más cerca de mi era Violeta, así que sin más acelere otro poco para cruzar la meta que indicaba que había ganado, a la hora de frenar las llantas se quemaron por la alta velocidad que tenía, así que el olor era demasiado fuerte.

—Sabía que eras de las mejores. - Habló Skate cargándome por los aires.
—Lo aprendí del mejor. - Dije abrazándolo cuando logre tocar con pies el asfalto.
—Muy bien hecho chica. - Dijo Violeta que me tenía entre sus brazos.
—Gracias, te dejaré ganar a la próxima. - Dije divertida.
—Más te vale Hailey. - Dijo con una sonrisa divertida, sin duda ha sido una experiencia que no olvidare tan fácilmente, después una oleada de personas me felicitaron por mi victoria, algunas las conocía peor otras no, así que más daba conocer personas nuevas.

Estaba en la entrada de mi casa y no estaba segura de querer entrar, eran las tres de la madrugada y tenía miles de llamadas perdidas en mi celular de Thomas, está vez no había bebido tanto alcohol solo lo esencial para poder controlarme.

—Quisiera tener la habilidad que tienes para no dirigirme la palabra en una maldita semana. - Escuche la gruesa voz de Thomas a mis espaldas, la oscuridad no ayudaba mucho, así que cuando lo encare, él decidió encender las luces del salón.
—Estoy orgullosa por eso. - Dije con una sonrisa falsa y forzada.
—¿Se puede saber en dónde estabas? - Me preguntó con seriedad.
—No es asunto tuyo. - Conteste hablando lo más cortante posible, solo quería tomar una ducha y dormir, tanta victoria me había dejado agotada.
—Claro, que lo soy por algo soy el niñero resignado. - Dijo encogiéndose de hombros, ahora que lo observó con detenimiento, tiene ojeras y su cabello parecía un nido de pájaros, también olvide mencionar que estaba más pálido de lo normal.
—Yo no te puse aquí. - Dije dándome media vuelta y poniendo un pie en el inicio de las grandes escaleras que dan a la segunda planta.
—¿Que hice mal Hailey? - Escuche su voz casi en mi oído.
—Te parece poco decirme que era una maldita zorra que se acostaba con cualquier hombre que se le pusiera enfrente. - Dije con todo el odio que pudiera transmitir en mi voz, solo voltee a encararlo para darme cuenta que estaba tan cerca de mi que podríamos besarnos.
—Lo hice porque estaba enojado, te lleve a ese maldito lugar para que estuvieras conmigo y cuando te busque, te encontré besándote con mi mejor amigo. - Dijo gritando con rabia, estaba sorprendida, me bese con su mejor amigo.
—No tendrías porque estarlo, solo eres mi niñero. - Respondí con tanta frialdad que me sorprendí yo misma.
—Desgraciadamente. - Dijo susurrando.
—Eres un idiota, no sabes cómo te detesto, no toleraré que nadie me llame una cualquiera, yo nunca te dije nada cuando decías que querías tirarte a cualquier chica que tuvieras enfrente, eres lo peor qué hay en este mundo Thomas. - Fueron las últimas palabras que use para desahogarme, antes de que sintiera los suaves labios de Thomas sobre mi y no sé si es por la poca cantidad de alcohol que tengo en mi cuerpo pero me atrevería a decir que son unos de los mejores labios que he probado.

El niñero resignado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora