Está agotada, por el viaje y el cansancio que tiene encima y ahora, por él, por el estúpido de Iago. Le agota, le acabó la poca paciencia que le había quedado en el pasillo, después de la discusión. Es realmente subnormal, ¿Por qué le dice todo eso? ¿Con qué intención? ¿No se ha dado cuenta nunca, ni en un segundo, de sus sentimientos? ¿De lo que quiere hacer o de lo que no quiere hacer? En fin, ni siquiera sabe por qué pierde el tiempo pensando en él, bien pensado... él no se merece estar en sus pensamientos, aunque ahora mismo sea inevitable que lo esté.
Avanza por el Hotel en busca de su habitación, aún no se maneja muy bien por allí y se siente un poco desorientada. De repente, ve a Ainhoa salir de una habitación, así que supone que su habitación es la de en frente.
-Hey, Emma, ¿dónde te has metido hasta ahora? Antes peté en la puerta de tu habitación pero no había nadie.
-Estaba en el baño. Me voy a dar una ducha y bajo a cenar, ¿podéis esperarme aquí en veinte minutos?
-Sí, claro.
Ainhoa se queda pensativa en medio del pasillo, mientras Emma abre la puerta con la tarjeta y se mete dentro cerrándola a continuación. Qué rara está... pero no le da importancia, Emma a veces se comporta así, como si no quisiera hablar con nadie… pero en realidad, le importa más saber algo a lo que lleva minutos dándole vueltas en la cabeza. Quiere saber lo que siente Noemí por Aless, Emma podría ser una opción para que hablara con su amiga de ello, pero igual esta se niega.
Va caminando hacia la terraza de fuera, tan absorta en sus pensamientos que ni siquiera se da cuenta de que un joven viene por el pasillo con un montón de sábanas sobre sus brazos y sin que Ainhoa pueda hacer nada para esquivarlo, el chico choca con ella, dejando caer al suelo gran parte de la lencería de hogar que llevaba.
-Oh lo siento, no te había visto y…
-No pida disculpas, señorita. La culpa es mía por llevar tantas, las sábanas me tapaban la vista al frente y no la vi, disculpe.- Dice el joven que anteriormente había estado en su habitación, después de la caída de Aarón.
-De acuerdo, pero a cambio te ayudaré a doblarlas y a llevarlas a dondequiera que las tengas que llevar, y no acepto un no como respuesta, lo siento.- Dice Ainhoa sonriéndole. Es guapísimo, tiene los ojos de color celeste que contrastan con su piel morena, es alto y tiene los labios lo suficiente carnosos, sin ser demasiado gruesos, ni demasiado finos y como le gusta a ella tiene un pendiente negro en una de sus orejas. Su sonrisa… es perfecta, sus dientes están todos alineados y blancos y al sonreír se le dibujan dos hoyuelos en ambas mejillas. Su peinado se parece al de Zac Efron en la película “At any Price” y realmente, le favorece muchísimo. Sí, digamos que si tuviera que decir una persona con un parecido razonable con este chico, sería Zac Efron.
-Está bien. Por cierto...- El joven trabajador del hotel le dice una frase en italiano que por supuesto, no logra entender.
-¿Perdona?- Los dos doblan sábanas juntos en medio del pasillo, es una situación extraña, pero ese chico es… interesante.
-Te ha dicho que tienes unos ojos muy bonitos. ¿No te importa que vayamos bajando al comedor no? Os esperaremos abajo y os guardamos sitio.- Dice Aless alejándose por el pasillo de la mano de Noemí, no sabe de donde ha salido. Mierda, otra vez ese pensamiento, tiene que descubrirlo, tiene que descubrir qué demonios siente Noemí, quizá si ella no llegara a sentir nada en los próximos meses y lo dejaran, tendría la vía libre y, oh, qué tonta, ¡cómo se pone a pensar eso en medio de esta situación! Y…, ¿el chico dijo… que tenía unos ojos bonitos?
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Lo imposible es nuestro
Teen Fiction-Te quiero.-Susurró en su oído creyendo que dormía, haciéndole un efecto tan deseado por su ser como sólo él podría causar con esas dos palabras. Todo lo que les rodea se basa en discusiones, inseguridades, en el miedo a no encajar en la sociedad y...