Estaba aburrido, como cualquier adolescente que acaba de llegar de la escuela y se recuesta en su cama mirando al techo.
Suspiró por estar comparándose con humanos y vampiros de su edad...Es que ellos veían un techo decente al menos, el en cambio veía uno totalmente destruido, y desde un ataúd.
Pronto las goteras surgirían y su cuarto se inundaría. Tendría que hacer buena letra si quería que Reiji invirtiera parte del millonario presupuesto "familiar" en reparar su habitación.
-Ese cuatro ojos me tiene en la palma de su mano ahora.- Susurró apoyando una mano en su estómago y el brazo en su frente.
Sus desacomodados cabellos dejaron de tapar mitad de su rostro y se arremolinaban sobre la cama. Pensaba y pensaba incontables veces como podría escapar a su aburrimiento sin tener que romper nada y hacer el desastre otra vez. Es que desde el desastre del jarrón importado de no sabia que país, Reiji estaba mucho mas susceptible a enfados ante el mas mínimo fallo o problemas comunes que generaba cada hermano con sus personalidades retorcidas y tan variadas.
Justo a el le vino a tocar la personalidad violenta y destructiva.
-No debo romper nada, no debo romper nada...Nada, romper no debo...- Se trabó al hablar, definitivamente no podía con su instinto natural de impactar su puño contra cualquier cosa.
-¡Cierto!- Movió la cabeza hacia su costado derecho.
Al lado de el se hallaba su saco, la maleta con elementos de estudio y el libro que había recogido en el asiento de el costoso automóvil. Quizás podría destruir eso...Eran como las drogas, un vicio que al menos debía refrenar con algo pequeño. ¿Que mejor que un libro?, una hoja es fácil de romper, pero cuando están todas juntas en una pila es mucho mas complicado, se hacen como un bloque sólido.
Tomó el libro.
-No vas a durar mucho, no me importa de quien seas.- Decía hablando solo contra el inerte objeto ahora en sus manos.
Lo alzó sobre su cabeza mientras seguía acostado, quiso disfrutar los instantes previos antes de la destrucción total antes de que el libro cayera en manos de la desgracia y se desintegrara como polvo volando. Pero antes de su media sonrisa final, un trueno azotó el jardín y ante los atentos oídos de vampiro que escucharon el fuerte sonido diez veces mas de lo normal, se sobresaltó y el libro le cayó abierto sobre su rostro, golpeándolo.
-¡Mierda! ¿Que diablos decía el pronostico de un día despejado?- Abrió los ojos, el libro, abierto de par en par ante su mirada, le mostraba una sugerente escena donde un hombre apresaba a otro contra la pared de un baño.
-¿¡QUEEEEEEEEE!?- Se sonrojó al extremo y sobresaltado nuevamente se irguió sentado en un santiamén.
-Q-q-q-qu...E-era e-eso...Y-yo...- Se tapó la boca para no llamar la atención de sus otros molestos hermanos y tomó el libro que había salido volando a un costado de su ataúd.
-Es, un, un manga...Pe-peero...- Vió nuevamente aquella página y siguió revisando mas.
Ahora el uke estaba siendo penetrado salvajemente contra la puerta de aquel baño de un díametro muy pequeño. Se leían gemidos y confesiones de amor por parte de hombre mas alto que lo tomaba firmemente de las caderas con sudor y expresión de plena satisfacción. La onomatopeya de un "Blam" repetido en serie hacia resaltar el salvajismo con el que el seme azotaba al uke contra el material de madera que los separaba de los demás estudiantes que podrían entrar para lavarse simplemente las manos.
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Diabolik Lovers: ¿Me enseñas a amar?
RomanceEn un día molesto Subaru Sakamaki, deberá recurrir a la ayuda de un vago hermano mayor que le enseñará Matemática. ¿Es lo único que aprenderá?, quizá sea un buen dia para aprender sobre sus sentimientos, ¿Que siente? aunque hayan prejuicios y obstác...