Qiaomei

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Desde el momento que la adoptaron supieron que la iban a amar más que a nada ni nadie. Su nombre, Qiaomei, era como una promesa de protegerla por sobre todo mal, no permitiría que nada malo le pasara a esa pequeña de ojos grises que había robado su corazón.

Días antes de que les entregarán a la pequeña la pareja había estado preparando la habitación para esta. Banba no había visto a su pareja tan emocionado de ir de compras, además de las cosas básicas (una cama, muebles y algunos juguetes) Lin se había dedicado a comprar toda la ropa de bebé que le gustara y creía le podía quedar bien a su hija.

El día que fueron a traerla al hospital la pequeña salió con un lindo traje de una sola pieza rosado con un gorro con orejas de conejo y en sus manitas un pequeño conejo de trapo del que se había encariñado desde que se lo regalaron, se veía adorable, todas las enfermeras habían enloquecido al ver a la pequeña con su "madre" adoptiva.

Habían pasado una semana asistiendo continuamente al hospital para que les hablaran de los cuidados necesarios para la pequeña y que esta, a su vez, se acostumbrara poco a poco a ellos (cosa que no fue necesaria porque Qiaomei ya se había encariñado con sus futuros padres).

Las primeras noches fueron pesadas. Qiaomei no solía llorar a mitad de la noche y despertarlos, pero Lin se levantaba cada cierto tiempo para verla dormir. Banba sabia que lo hacía con la intención de asegurar que aquello no era un sueño, que realmente ella estaba ahí, que realmente tenían una hija.

Lo más divertido para Lin era vestir a su pequeña, le probaba todo tipo de vestidos de todos colores con zapatos que combinaban y la pequeña parecía disfrutar de esto. No importa cuantas veces se manchara con comida o tierra, Lin nunca se enojaba porque disfrutaba de cambiarla y probar diferentes combinaciones... Y Banba disfrutaba tomando fotos de su pareja e hija.

No eran los únicos emocionados por la llegada de la nueva integrante de la familia. Los Ramens también se habían emocionado cuando se enteraron de la noticia, Misaki había estado algo celosa al principio, pero pronto se encariño con Mei (apodo que fue dado por Jiro y todos aceptaron) al punto de quererla como una hermana menor. Incluso su vecino Saruwatari y su amigo y mánager, Naoya, llegaron a enamorar de la pequeña.

Pero había un pequeño detalle:

- No quiero que ella conozca nuestro trabajo - había dicho una vez Lin mientras veía dormir a la pequeña, Banba le miro extrañado - No quiero que ella se involucre en este mundo...

- Sabes que lo descubrirá tarde o temprano ¿cierto?

- Lo sé... Pero... Mientras podamos protegerla... No quiero que le suceda lo mismo que...  Q-que...

- No dejaremos que nada le pase - susurro abrazando a Lin por la espalda, sabia lo que trataba de decir - Ella... Ella crecerá y tendrá una vida muy feliz, nosotros nós encargaremos de eso...

- Es una promesa - susurro Lin.

- Es una promesa - repitió Banba.

Esa era su promesa. Proteger a su hija para que fuera feliz aun en un mundo donde la muerte esta en todos lados, el oscuro mundo en el que ambos vivían por fin se iluminaba.

Continuará...

Rutina (HTR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora