Chantaje

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Si algo habían aprendido los Ramens desde que Mei había llegado, es que esa niña tenía futuro en el bajo mundo.

Con solo 5 años ya era capaz de conseguir lo que quisiera solo con una mirada. Sus hermosos ojos negros y cabello castaño, más esa dedicación con la que Lin la vestiá convertían a la pequeña en una muñeca con vida, era preciosa y ella lo sabia.

Cuando quería algo solo necesitaba de hablar con uno de sus tíos o su padre, hacer una carita tierna y pedirlo... No importaba lo que fuera, donde o lo que costara, ella lo obtenía.

- Otto-chan, mira esa muñeca, es tan linda - decía a veces a Banba que caía por la gran sonrisa y los ojitos de su hija.

- Ki-chan, Sa-chan, quiero un helado - pedía a Enokida y Saito a veces con una sonrisa cuando ellos la cuidaban.

- Nao-chan, ¿no es lindo ese conejo ninja? Me recuerda a Saru-chan - Ni Naoya o Saruwatari quedaban libres del encanto de la pequeña.

Aunque... De hecho había alguien que era capaz de resistirse a los encantos de su pequeña hija, y ese era Lin. Él era el único que podía negarse a las peticiones de la pequeña sin parecer un demonio.

- Papá, mira ese vestido, es tan lindo

Bueno... El 90% de las veces que no involucrara ropa linda.

- Ella seria buena asesina - solía susurrar Jiro al ver estas escenas.

- Odio admitirlo - susurraba Shigematsu.

Y aunque sus padres trataran de mantenerla alejada del mundo en el que ellos vivían, sabían que los talentos de Mei eran los de una asesina manipuladora... Con solo 5 años tenía a todos los adultos que la rodeaban, los niños de su guardería y profesores comiendo de su mano... ¿Qué seria cuando cumpliera 15 y fuera una señorita?

Pensarlo ya era peligroso...

Continuará...

Rutina (HTR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora