Después de la comida, volví a hotel para coger el bus que nos llevaba a ensayar. Mientras tanto, estaban todos igual de dispersos que siempre, hablando de los placeres de la vida, o algo de eso.
Algo que no podría entender jamás es de donde sacan tantas cosas de la que hablar, y tantas tonterías. Pero bueno, me hacían reír.
- ¿Qué tal la cita? - me preguntó Ricky, después de un tiempo, cuando se dio cuenta que estaba a su lado.
- Muy bien. - sonreí, y él me dio un codazo.
- Madre mía, creo que me voy a cambiar de acera, las tías tenéis más oportunidades. - bufó, y yo me descojoné.
- Es lo que hay, Merino. Te jodes maricon, porque a ti ni aunque te pusieran un coño delante le hacías algo... - me volví a reír.
- Touché. Bueno, pero cuéntame que tal.
- Bueno... - pense. ¿Le contaba lo de Ana?
- ¿Bueno? - preguntó curioso.
- Me encontré a Ana junto a Jadel en el bar. - puse cara de asco solo de recordarlo.
- ¿Qué? ¿Con Jadel? ¿Qué hace ese aquí? - después se cayó inmediatamente.
- Te faltó preguntar, que coño hacía Ana en el mismo bar. - suspiré. - lo que me faltaba. - miré a los demás. - Es que imagínate la situación, es muy heavy. - volví a mirarlo. - Es cosa del Diablo. - Ricky seguía sin hablar. - Merino, te comió la lengua un ratón o algo.
- Eh...no. - se mordió el labio.
- ¿Qué coño te pasa a ti?
- Te cuento algo, pero prometes no matarme. - me señaló con el dedo, en forma de amenaza.
- Sí claro, pesado. - le resté importancia.
- Prométemelo por Alexa.
- Qué si... - rodeé los ojos.
- Divagó unos segundos si hablar, y cerró los ojos. - Fui yo el que le dije a Ana donde ibas a estar.
- Meri...
- me interrumpió. - Pero te juro que no sabía que estaba Jadel aquí, ni que aún seguían juntos, o lo que tengan. - se excusó.
- Me la suda, Ricardo Merino. - me levanté, y ahora fui yo la que lo señalé con el dedo. - Te voy a matar, lo juro. - grité.
- No puedes, lo has prometido; y por Alexa. - subió los hombros en forma de salvación.
- Me da igual; me voy a vengar, te lo juro por todo lo que quieras... - le miré casi matándolo.
- Pero si lo hice por una buena causa. - protestó.
- Pues ya ves como te ha salido. Es que eres gilipollas. - di vueltas en círculos.
- La pregunta es, ¿Qué hacía Jadel?
- Y que coño voy a saber yo.
- Ahí vienen los susodichos. - señaló a la entrada.
Observé como iban muy risueños hasta el salón donde nos encontrábamos todos. Los chicos al igual que yo se quedaron sin habla al verlos juntos. Ana cruzó un par de miradas conmigo, sin más.
- Le odio tanto... - me dirigí a Ricky, otra vez - tanto como a ti, ahora mismo.
- No mientas, - se hizo el chulo. - Yo no te he quitado la churri. - rió.
- Te juro que... - De pronto nos llamaron porque el bus ya estaba esperando para irnos. - La campana te ha salvado ahora, pero ya verás... - dije súper orgullosa, y me dirigí con los demás, aunque hice ademán para volver. - Y hoy te sientas solo.
Volví a mi recorrido. En el camino vi como Ana y Jadel se despedían, algo que me sorprendió fue que se dieron un beso en la mejilla. Puede ser punto a mi favor, pero ahora mismo tengo mucha rabia por la escena de verlos juntos, y de ella viniendo al mismo sitio solo para joderme. Seguía siendo una bipolar de mierda esta chica.
Por suerte el camino hasta el estudio transcurrió demasiado rápido, y minutos después estábamos ensayando.
Como siempre, la mayor parte del tiempo me la pasaba con el móvil o hablando con los compis; al cantar casi nada, el tiempo libre era infinito.
Fui un momento al baño para despejarme un poco, y evitar aquellas cuatro paredes por unos momentos; lo que sin duda no pensé encontrarme fue a Ana al salir, junto al lavado.
- Hola. - Dijo.
- Hola. Estamos destinadas a solo hablarnos en los baños o ¿Qué?- pregunté chula.
- Eres tonta. - rió. - ¿Qué tal tu cita? - fue mi directa.
- Muy bien, a decir verdad. - quería seguir jugando el juego que ella misma había comenzado en aquella discoteca. - Es que Lucía, Buah... - me acerqué un poco. - Es guapísima. Además, besa demasiado bien. - podía ver cómo rodeaba los ojos, y tensaba la mandíbula. - Bueno, y ¿tú que tal con Jadel? ¿No que os habías separado?
- Muy bien. Si, bueno...algo de eso. - No sabía si era cierto, pero en aquel instante sentí que las cartas se giraban en contra mi, y como mi sangre era bombardeada con más nivel.
- Me alegro. - abrí el grifo, y me lavé las manos.
Por un momento, dejé de sentir su respiración, hasta que se acercó demasiado a mi, y su cuerpo estaba pegado al mío, más de lo que hubiese querido.
- De verdad que besa muy bien. ¿más que yo? - No pude articular palabra alguna. Me desmoronaba por dentro toda ella. En un momento me giró, y su boca estaba demasiado cerca, podía sentir como su corazón latía.
- Puede... - dije en un susurro. Pasaba un segundo más ahí y me iba a morir.
- Qué lastima. - se mordió su labio, y sus ojos divagaron entre los míos. - quería dejar que comprobaras lo contrario...
Y sin más, apresé sus labios con los míos; era incapaz de dejarla ir. Mis ganas abandonaban mi cuerpo, y solo deseaban tenerla cerca, besarla, y acariciarla más y más. Mis manos inmediatamente apresaron su culo, mientras nuestras lenguas se encontraban, se saboreaban y se enredaban. Sin duda, ella besaba mejor; hacía cualquier cosa mejor.
- Me vuelves loca... - gemí, cuando noté como atacaba mi cuello.
- No lo dudo. - se separó un poco, y observó cómo mi cuerpo más.
- Te odio tanto... - dije, cuando mis dientes encontraron su labio, y ella gemía solo por mi. - Odio que tengas este poder sobre mi. - su pierna se enredó en mi cintura. - Odio que beses tan jodidamente bien. - en ese momento perdí cualquier juego que hubiese empezado a su lado. Y es que todo lo perdía, solo por tenerla junto a mi.
- Dime que beso mejor que ella. - protestó, mientras su mano descendía por mi vientre.
- Sí. - gemí.
- No; dilo. - Dios! No conocía a esta Ana, pero me encantaba. Me ponía demasiado.
- Besas mucho mejor que ella. - dije, y volvieron a ser mío sus labios y su cuerpo.
- Nada nuevo, Cariño.
Y tuve un maldito dejavú, de ella dejándome con la calentura, de ella abandonándome en un puto baño y ganándome siempre, de ella teniéndome en sus maldigas manos y haciendo lo que quería. Maldita Ana Alícia Guerra.
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Déjame Quererte
FanfictionEn esta vida, experimentamos sentimientos, a veces aleatorios, otros que nunca pensaste llegar a sentir; y que aparecieron sin más. Esos son los mejores. Te deshacen por dentro, te invitan a luchar; o no. Pero sobre todo, te invitan a vivir.