Los días siguientes fueron pasando poco a poco, mientras Ana y yo nos adaptábamos a nuestra nueva forma de "ocultar" lo que de verdad sentíamos, entre las palabras de amistad y Hermandad. Éramos más; mucho más, pero parecía que aún no estábamos preparadas para repetir aquellos errores cometidos, o para por fin luchar contra todo. Así que por ahora nos dedicábamos a hablar por teléfono y mensajearnos, ya que ella seguía liada y a muchos kilómetros de mi.
La echaba de menos. Demasiado.
Mientas tanto, el día de mi cumpleaños se acercó, y con él mis ganas de celebrarlo. Podría decirse que era uno de mis días preferidos del año. Sí, yo era de aquellas que disfrutaba cada pequeño detalle del momento, desde las 12 cuando empezaba a recibir mensajes y lloraba con ellos.
El problema era que llegaban todos; menos el que esperaba. El de ella. Porque si, para mi con una publicación preciosa en instagram no valía; y ella comprendía el por qué.
Y sinceramente, nunca hubiese imaginado que un día tan importante pudiese cambiar dependiendo tanto de otra persona.
Porque para la Miriam Doblas de antes todo se hubiera clasificado en pasarlo bien, sobre todo hoy. Mientras que ahora me encontraba en la casa de Ricky, solo pensando en que sería tan importante para Ana para que no se le pasara por la cabeza escribirme o llamarme.
- Deja de pensar coño... - mi mejor amigo me interrumpió.
- No estoy...
- Ya claro, te conozco demasiado rubia. - se sentó en el sofá donde yo estaba, Justo a mi lado. - Suéltalo.
- Ana...
- Cómo no... - rodeó los ojos.
- Pues entonces no te dijo... - cogí el cojín a mi lado, y me acomodé en él.
- Joe, lo siento. Es que no puedo evitarlo. - rió, y me guiñó el ojo.
- Te lo voy a contar, pero solo porque necesito soltarlo y poder disfrutar aunque sea un poco de hoy. - suspiré. - Vale, pues ¿sabes que no me ha escrito ni nada? - el negó. - Nada. - me levanté, y caminé a su alrededor. - Ni un mensaje, ni una simple felicitación, solo la puta publicación...
- Pero es muy bonita.
- Ya lo sé, y eso es lo que me raya más. -bufé. - Lo peor es que me repito todo el tiempo en la cabeza es tu amiga, y tienes que preocuparte por esa felicitación como tal pero no puedo...
- Ya veo ya... - se ría de mi humor.
- No me ayudas. - me detuve, pero poco después continué diciendo en voz alta el lió que llevaba mi cabeza en aquel momento. - bueno, además ella sabe lo que me jode que no se acuerden de mi cumpleaños...
- Pero es que....en cierto modo se acordó.
- ¿Puedes dejar de defenderla e interrumpirme?
- Vale vale. - levantó las manos en señal de paz. - Pero ya te digo yo que hay algo más, I know you baby.
Odiaba que me conociera tanto, coño.
Había algo más; claro que si.
Me senté a su lado, y mi ceño se arrugó automáticamente.
- Pues si que hay, es que me aterra la idea de pensar que no me ha felicitado porque está con el gilipollas ese haciendo...
- Nada. -volvió a interrumpirme. - Miriam, que ambos conocemos a Ana y si...
- Por eso mismo. - me quejé.
- Te estás haciendo cada paja mental, amiga.
- Y ¿Qué coño hago? Sentarme y esperar, mientras ellos a lo mejor están por ahí en alguna parte de Murcia haciendo todo lo que nunca pudimos hacer ella y yo. - me estresé solo de pensarlo.
- Primero, - me apresó con su manos, que se acomodaban en mis hombros. - dejar esa inseguridad. - y Movió las manos varias veces. - Qué te invade cuando piensas en ese señor. Coño, que si, que a lo mejor ellos pueden salir por ahí; pero ya te digo yo que lo que vosotras dos tuvisteis fue mucho más fuerte, y real. - rodeé los ojos. - Seguro que Anita tiene una buena excusa, ya verás coño. Así que hora cambia de humor que vamos a disfrutar por lo menos de la noche, que ya los chicos deben de estar llegando al restaurante para cenar.
- Pfff vale, pero...
- Nada, coño. Nada. Céntrate en tu puto cumple, que muy de por culo me has dado con él.
Justo unos segundos después nos encontrábamos caminando por las calles de Malasaña directos al Ojalá para cenar con algunos amigos bailarines y del ámbito artístico que había conocido en mis años en China y aquí.
La noche ya había invadido Madrid y sus calles. Era bonito y poético en cierto modo aquello. La luna hacía acto de presencia; Justo en el sitio perfecto. Completamente llena.
- Tia, ve bajando tu... - me dijo a Ricky cuando divisamos a Kibo llegando.
- Vale, pero bajad rápido. - le guiñé el ojo. - Qué no me apetece estar tanto tiempo sola hasta que lleguen estos.
Entré, y comencé a buscar la mesa que habíamos reservado, mientras bajaba las escaleras que llevaban a una salita más pequeña que tenían llena de arena.
Y de repente presencié aquella silueta al final de los escalones. Aquella que mi cabeza y mi mente conocían tan bien. Aquella, única y perfecta.
Mis pies comenzaron a caminar solamente por inercia, porque últimamente me llevaba muchas sorpresas, sobre todo con...
- ¿Ana?
- Feliz Cumpleaños, pequeña. - me sonrió y abrió sus brazos.
Y sin más, no pude evitar el hecho de que mis lágrimas inundaran mis ojos y mi vida. Lo menos que me esperaba era aquello, que estaba a 436kms de mi hace solo unas horas, que había hecho solo aquello por mi.
Quería besarla, como lo que más, pero me contuve, por ella y por mi.
Los últimos escalones casi los volé y me arropé a ella como la cosa que más deseaba en el mundo, como la que coge la muñeca que sus padres le regalan después de tanto desearla.
Porque era ella. Era mi todo, a pesar del tiempo, la distancia o las circunstancias.
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HE VUELTO!
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Déjame Quererte
FanfictionEn esta vida, experimentamos sentimientos, a veces aleatorios, otros que nunca pensaste llegar a sentir; y que aparecieron sin más. Esos son los mejores. Te deshacen por dentro, te invitan a luchar; o no. Pero sobre todo, te invitan a vivir.