Asia Argento.

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Una rubia de ojos verdes se encontraba escondida, abrazada así misma mientras se consumía en llanto.

—Soy un demonio— decía entre sollozos.

Mientras tanto _____ (t/n) _____ (t/a) la buscaba por todos lados, su corazón no podía soportar por más tiempo aquel sentimiento hacia Asia.

Sentía ganas de confesar sus sentimientos hacia la ojiverde, deseando que esta correspondiese a ellos.

—Hola Rias— saludo a una hermosa pelirroja.

—Hola _____ ¿En que te puedo ayudar?— hablo mientras sostenía una pieza blanca de ajedrez.

—¿De casualidad haz visto a Asia? Necesito decirle algo urgentemente— hablo aquella chica con un enorme brillo en sus ojos.

—No, lo siento pero no la he visto.

Un poco decepcionada siguió buscando por un largo tiempo, hasta que pasados unos minutos dejo de hacerlo y se sentó a descansar con algo de tristeza.

De la nada comenzó a oír unos sollozos que provenían de una chica.

Pudo reconocer la aquella voz, la voz de Asia, pero algo no cuadraba porque estaría llorando.

Logro dar con el lugar donde esta se encontraba escondida, la mira con un poco de pena pero con una gran cantidad de amor hacia la rubia.

—Asia ¿Te encuentras bien?.

—¡Vete!

—¿Qué?

—¡Que te vayas! ¡Dejame en paz! ¡Vete!... no quiero hacerte daño— grito Asia entra lágrimas.

—No me iré de aquí sin ti ¡Porque te amo!— hablo sin darse cuenta de que ya había confesado sus sentimientos por la rubia.

—Yo también— dijo mirándola a la cara, una sonrisa se dibujo en el rostro de _____  al oír aquellas palabras —Y por eso mismo debo alejarme de ti— la otra chica no lo comprendía, osea la amaba pero la alejaba.

—No lo comprendo Asia— la chica hablaba con confusión.

—Mira no eres tu soy yo, _____ tienes que alejarte de mi si quieres estar a salvo— hablo mientras gruesas lágrimas caían de sus ojos.

—¡No lo haré!— grito _____ mientras se le abalanzaba a Asia y le robaba un beso en los labios.

—Soy un demonio— susurro Asia en los labios de la contraria.

—¿Y? A mi no me importa yo te amo por quien eres, no por lo que eres, te amo tanto que no voy a dejarte ir nunca.

Por primera vez la rubia correspondió el beso, se besaron lenta y dulcemente hasta que la falta de oxigeno se hizo presente en sus cuerpos.

—¿Estarías con un demonio como yo?— pregunto la ojiverde a la chica encima suyo.

—Te amaría así fueras el mismísimo satanás— dijo antes de que se dieran un beso que transmitía todo el amor y cariño que sentían la una por la otra. 

Pedido de @Banana-Phone.

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