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c u a t r o  a ñ o s;


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Un pequeño niño pelirojo caminaba agarrado de la mano de su madre, miraba sus pies como si tratarán de la cosa más increíble del mundo, contaba cuantos pasos daba lo cual le entreteníabastante.

Levanto su mirada divisando el parque al cual se dirigían, soltó la mano de su madre dispuesto a salir corriendo hacia los juegos, la mujer se adelantó y lo tomó, el niño la miro con sus ojitos confundidos.

—Hijo, no hagas eso, ¿sí? —mencionó tomando delicadamente su mano.

—Está bien mami —sonrió bajando su mirada—. ¿Ahora puedo id a juga? —dijo el pequeño niño pelirrojo con inocencia y con cierta dificultad para hablar.

—Sí, mi vida, pero recuerda, no te alejes mucho ¿okay?

—Esta bien, mami.

El niño de ojos azulados  salió corriendo disparado a un columpio el cual se encontraba colgado en un árbol. Freno de golpe al ver un niño pelinegro recargado en el árbol sentado en el césped mirando el cielo.

—Hola —dijo el menor mientras se acercaba a aquel niño pelinegro.

El niño volteó su cabeza y examinó al pelirrojo de pies a cabeza.

Comenzó a jugar con sus manitas, suspiro un poco y dejó que un pequeño sonrojo se apoderará de sus pequeñas mejillas.

—Ho-hola —lo miro a los ojos.

—Soy A-Adonso.

—Hola Alonso, yo soy José —sonrió sin mostrar sus dientes.

—Tienes un bonito nombe, Tos —el pequeño se sentó a su lado.

—¿Tos? —soltó una pequeña risa mientras tapaba su boca—. Es Jos, no “Tos”.

Podeso, Tos dijo mirando al pelinegro.

—Bien, seré Tos, pero sigo llamándome José ¿esta bien? —los dos sonrieron y Alonso asintió.

El menor se sentó al lado del de ojos miel, pego su espalda al gran árbol, cruzó sus piernas y miró hacia donde el pequeño miraba con tanta atención, el cielo.

—¿Cuantos años tienes Tos? —el pelinegro soltó una risita.

—Tengo seis ¿y tú? —pregunto sin verle.

—Yo tengo cuato.

—Te gano con dos —el ojiazul asintió.

Alonso comenzó a arrancar el césped mientras hacía preguntas al azar, lo cual no le molestaba en absoluto ya que nunca había contado con alguien con quien mantener una plática de esa manera.

Lo mantenía con calma.

—¿Oye a ti te gusdta columpiate?

—Claro ¿y a ti, pequeño? —dijo acariciando un poco su propia pierna mientras volteaba a verle.

Sipi. ¿Quiedes id a juga? — el menor se paró del césped limpiando la parte de atrásde su pantalón.

—Sí, pero yo primero te dejaré columpiarte.

—Bien, Jo-jos.

El pequeño pelirrojo se acercó al columpio colgado, subió como pudo a este mismo y al no alcanzar el suelo para poder tomar vuelo, hizo un puchero.

the tree┊  𝓳𝓪𝓵𝓸𝓷𝓼𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora