the tree┊ 𝓳𝓪𝓵𝓸𝓷𝓼𝓸

«17»

15 años

Omnisciente

El día era triste, llovía algo recio, el cielo estába totalmente nublado. Un chico de apenas quince años estába llorando en silencio con un montón de cobijas encima de él. Se preguntaba "¿porque me dejó?" Cunado entró por la puerta de su habitación el hermano de Alonso, Martín.

—¿Alonso? —dijo el chico asomando su cabeza por la habitación.

—¿S-sí, Martín? ¿qué pasa? —dice el ojiazul limpiando sus lágrimas con la manga de su suéter.

—¿Por qué lloras, hermano? —pregunto intrigado.

—No, no estoy llorando —sonríe a medias.

—¿Entonces me puedes explicar el por que tienes los ojos rojos e inchados? —se cruza de brazos y Alonso sólo mira otro lado.

—Sólo bostezo. Eso es todo, sólo tengo sueño y estoy bostezando —trata de aguantar las lágrimas.

Suspira—. Alonso, no te creo nada. Sé que estas llorando, sé que lo extrañas.

—¿Cómo vas con tu novia?

El repentino cambio de tema que hizo el ojiazul fue suficiente para que el más grande de los dos se molestara y lo mirara enojado.

—Hey, Alonso, no me cambies el tema.

—Pero no quiero hablar de eso —se deja caer en la almohada boca abajo.

—Mira, tal vez no sea el mejor consejo pero, tienes que seguir adelanté, aunque él ya no este aquí contigo.

—Y de ahí surge mi pregunta, Martín, ¿cómo? —voltea a ver a su hermano—. ¿Cómo puedes olvidar a la persona con la que pasate los mejores momentos de tu infancia? —se empiezan a cristalizar sus azulados ojos—. ¿Cómo?

—Lo sé, no es fácil Alonso, pero se paciente, él volverá, estoy seguro.

—Nunca nadie está seguro de nada, aunque diga que lo están, no es así del todo —se sienta de nuevo y cruza sus brazos—. No puedo seguir sin él a mi lado.

—Hermano —suspira—. ¿Crees que a Jos le hubiera gustado verte en estas condiciones? ¿Verte sólo llorando por él y no salir de casa? ¿crees que esto le estuviera gustando? —se sienta a su lado.

—¿No? —dice restándole importancia.

—No Alonso, no le hubiera gustado. Él tal vez este igual.

—Sí, claro. Él ni siquiera se ha molestado en enviarme una carta.

—¿Cómo sabes eso? ¿Cómo sabes si ha intentado mandarte una?

—No lo sé —junta sus piernas y susurra—. Sólo déjame solo con mi soledad, por favor.

Rueda los ojos exasperado.

—Cómo quieras Alonso, pero créeme que para mi edad sé lo que es sufrir por alguien y estar en depresión. Tú decides si quieres seguir sufriendo por alguien que espera con ansias regresar a verte. Tú lo decides. ¿Quieres ser feliz y seguir con tu vida o llorar, estar en depresión y sufrir? —el ojiazul se da la vuelta y se mete adentro de las cobijas.

»Al menos intente hacerte entrar en razón.

Dice después de salir azotando la puerta.

El menor empezó a llorar ese día se cumplían dos años de no ver al pelinegro, dos malditos y crueles años de no poder abrazarlo, de no poder oír su hermosa voz, de no poder oír su linda y contagiosa risa, de no poder mirar esos hermosos ojos mieles, de no tocar su sedoso cabello, de no poder probar de nuevo esos labios.