Napoleón Invicto

Capítulo 40: La Guerra Mundial (1925)

París, Francia

4 de Enero de 1925

3:00 PM

-Federico Guillermo al habla-dijo el otro lado del teléfono.

-Buenos días, Federico-dijo la emperatriz Emma. -¿Cómo van las cosas en Prusia?-.

-En la parte que no ha sido invadida por los rusos, ¿quieres decir?-Dijo el rey prusiano-No está mal. ¿Cómo está en Francia?

-El hijo de mi hermano muerto nació anoche, y los nobles se están volviendo locos sobre cómo se supone que él debe gobernar ahora-dijo Emma.-Incluso lo llamaron Napoleón para tratar de confirmar la legitimidad o algo así. Eso puede esperar, no será mayor de edad hasta 1940-.

-Suena como el desastre con el que tuvieron que lidiar en junio-dijo Federico Guillermo.

-Lo es, y voy a hacer lo mismo que hice entonces: decirles a todos que se olviden de eso. Podemos lidiar con eso en 1940-dijo Emma. -Pero suficiente de eso, ¿cómo va tu ejército?-.

-Para ser honesto, no muy bien. Desde que los bávaros llegaron al Rin tuve que defender un frente bastante largo. Los rusos nos superan en número por dos a uno, por lo que básicamente pueden seguir adelante a lo largo de la línea que les apetezca-explicó Federico Guillermo.

-Entonces, ¿puede el ejército prusiano resistir?-Preguntó Emma-.

-Si nos retiramos cerca de Hamburgo y la costa del Mar del Norte, probablemente podríamos mantenerlos allí si deciden que atacar el Rin es más importante. Sin embargo, si Rusia quiere Hamburgo, creo que son lo suficientemente fuertes como para conseguirlo-.

-Si no puedes mantenerlos en ese lado del Rin, entonces creo que tendremos que mantenerlos de este lado. Incluso cuando Custer estaba invadiendo París en 1887, los rusos nunca cruzaron el río. Podemos mantenerlos allí hasta que estemos listos para retroceder. Tan pronto como empecemos a empujar, la fuerza del zar se derrumbará. Ahora está luchando en todo el mundo-dijo Emma.

Federico Guillermo gimió.-Eso significa entregar toda Prusia-.

-Si-admitió Emma.

-El precio a pagar será muy alto-dijo Federico Guillermo-Hamburgo y las otras ciudades serán arrasadas, al igual que en su momento Berlín y Varsovia-.

-Declaralos ciudades abiertas entonces-dijo Emma.-No gran parte de la caballería medieval ha sobrevivido tanto tiempo, pero hasta donde sé, nadie ha intentado romper esa regla todavía. Necesito tiempo para reunir fuerzas, y necesito el ejército de Prusia tan intacto como sea posible, pero si puedo reunir la fuerza, creo que seremos lo suficientemente fuertes como para empujarlos hasta Moscú-.

-¿Moscú?-Si Federico Guillermo hubiera estado sentado en una silla en ese momento, Emma supuso que había volado a dos metros de allí. -¿Cómo?-

-Mis científicos han encontrado un nuevo tipo de gas. Es básicamente incoloro, y cuando se pulveriza desde un avión, no se ve muy diferente a la niebla o la lluvia. Pasarán unos meses antes de que tengamos suficiente, pero una vez que lo hagamos habrá poco que los rusos puedan hacer para detenerlo. Mata mucho peor que la mostaza, y a diferencia de la mostaza, no se puede ver venir y meterse en uno de esos trajes elegantes-explicó Emma.-Mientras Julio pueda mantener los Alpes y puedas sacar tus fuerzas de allí con vida, podemos poner fin a la cruzada del zar-.

-Esto tiene que hacerse-advirtió Federico Guillermo.

-Si no funciona, los dos estaremos demasiado muertos como para preocuparnos-dijo Emma, ​​colgando el teléfono.-Y mi cabeza colgará en una pica en San Petersburgo-