18. Kirk

230 31 36
                                    


Capítulo titulado La Localcoño de Rebecca.

—Ven ahora a casa —suplicó desesperadamente—. Rebecca te necesita.

—Ahora mismo, ¿pero qué le pasó? —Pregunté empezando a tener miedo de que hubiera hecho una tontería.

—¡Cállate y ven de una maldita vez, hostia! —Nunca había visto a esa señora comportarse de ese modo, y me asustó más aún.

Se me debió dibujar un cuadro nublado en la cara, ya que Lars, que atendía detrás de mí, me preguntó alterado que qué me pasaba. Simplemente le dije que me tenía que ir, y que era urgente; que si quería venir, viniera, pero que era mejor que se quedara en casa, era un tema entre Rebecca y yo.

Dejé mi casa atrás y me dirigí, corriendo con todas mis ganas, hacia la parada de taxis. No podía gastar quince minutos a pie, era realmente importante llegar lo antes posible. La ventaja de vivir en una zona no muy céntrica, más bien de la periferia, es que no hay tanto tráfico, por lo que no se tarda mucho yendo en coche. Aparcó y yo, guiado por esa sensación de situación extrema, salí del vehículo sin siquiera pagar (ahí de malote desafiando la ley mi niño). Es que ni tan siquiera me dio tiempo a pensar en ello; simplemente bajé a todo correr y aporreé la puerta de la casa de Rebecca con todas mis ganas. Me abrió su madre, con una cara de preocupación increíble, y me indicó que pasara a la habitación de mi "ex novia".

—Se ha encerrado con llave, Kirk —tenía los ojos, rojos de haber estado llorando, aguados, y una cara de pena tremenda—, dice que no saldrá hasta que entres tú... ¡Kirk, hay muchas pastillas ahí dentro! —No supe por qué tenía que haber pastillas en esa habitación, pero me faltaba poco para averiguarlo— Tienes que ayudarle.

—V-voy ahora mismo.

Me acerqué y toqué en la puerta dos veces. Nada. Otra vez. Nada. Le di más fuerte. Nada. Le di empleando cada gota de mi fuerza mientras gritaba su nombre y su madre soltaba un chillido, asustada. La pobre mujer se desmoronó ahí mismo y empezó a sollozar, desconsolada; intenté calmarla, con toda mi buena intención, pero no di, fue en vano.
Me abrió, medio borracha, con una botella de vodka en la mano. Su madre la miró de una forma maternal y se fue llorando hacia el salón, murmurando, dejándonos espacio para hablar.

Me metí en su habitación, y ella volvió a cerrar con llave, aunque yo le pidiese que no lo hiciera.

—Rebe... ¿qué estás haciendo? —Suspiré y le miré a los ojos, los tenía hinchados y rojos, mucho más que su madre.

—Nada... yo no hago nada... me dejo llevar —empezó a andar en círculos por la habitación, bebiendo más y más vodka—, pero a veces, dejarse llevar es malo. ¿Sabías eso? Porque puedes hacerle daño a la gente, mucho, MUCHÍSIMO daño.

—Rebecca, estás dramatizando un poco de más. Mírate, ¿por qué haces eso? —Me miró incrédula.

—¿Que por qué hago eso? ¡¿En serio eres tan idiota para preguntármelo?!

—Pues sí. Tampoco es para tanto. Tienes veintitrés años... es normal que pasen esas cosas —me fulminó con la mirada.

—Claro... ¡lo más normal del mundo es que tu novio te engañe con su mejor amigo! ¿Te parece normal? ¡Joder, porque a mí está claro que no! —Se estaba poniendo demasiado histérica, y empecé a notar que algo más le pasaba—. ¿O es que acaso tengo yo la culpa? A lo mejor sí, a lo mejor la tengo yo. ¡Puede que todo sea mi puta y maldita culpa!

Me levanté de la cama en la que me había apoyado ligeramente y fui a donde ella para quitarle la botella, pero se puso a la defensiva y empezó a gritarme y a pegarme sin parar.

—¡VETE A LA MIERDA! ¡TE ODIO, KIRK HAMMETT, TE ODIO! —su cara de locura total me empezó a acongojar de verdad— Vete, ¡te quiero fuera de mi vista!

Se lanzó contra mí con toda su voluntad y se puso a darme patadas y puñetazos, mientras decía todo tipo de cosas sin sentido y yo intentaba frenarla. En ese preciso instante, cuando recordé el día en que a mi madre le pasó lo mismo, supe que le estaba dando un brote psicótico. Le di a la puerta todos los golpes que pude, pero ni entre su madre, que, alertada por el ruido llegó corriendo a ver qué pasaba, y yo, no logramos abrirla.

—No, no la vais a poder abrir... —ciertamente tenía demasiado miedo de ella, estaba fuera de sí. La miré, decepcionado, y vaciló con meterse la llave en la boca— así sí que no la vas a encontrar —soltó una carcajada de demente.

Siento haber hecho eso, y sobre todo así, pero no tenía alternativa. Antes de que se metiera la llave para tragársela de verdad, tras dos intentos fallidos, me acerqué y le di un puñetazo en la barriga, haciendo que se le cayera la llave y empezara a retorcerse y llorar en el suelo. Demasiado fuerte, lo sé, y me duele mucho haber reaccionado de ese modo, pero era por su bien (y el bien de todos, necesitaba ir al médico urgentemente, se estaba volviendo loca). Abrí la puerta, con las manos temblorosas, y Galadriel, su madre, me ayudó a hacer que se levantase y a llevarla al hospital, que justamente estaba a menos de 50 metros de su vivienda.

(...)

—Kirk, ella te tiene que explicar todo.

—¿Qué le pasa? —solté, angustiado y demasiado triste.

—Solamente habla con ella. Después puedes irte, no te volverá a molestar. Todos sabemos que no está bien —las lágrimas descendían veloces por su cara. Le di un abrazo, compadeciéndome de ella, debía de ser difícil ser la madre de una desequilibrada.

—No se preocupe —le intenté sonreír, pero no di—. Pero, ¿y su marido? —Debí no haber preguntado eso, porque inmediatamente se puso a llorar mucho más fuerte.

—Se fue —se limitó a decir.

Me puse en pie y me dirigí a la máquina de los cafés que hay en todos los hospitales. La puerta del pasillo se abrió, y de ella salió un apresurado Lars al que yo había llamado previamente, suplicándole que viniera, andando rápidamente hacia mí. Hizo una mueca de disgusto y me abrazó fuertemente, acompañando el gesto de un beso consolador.

—Vamos, tío, se pondrá bien —trató de reanimarme.

—Quiéreme —fue lo único que supe decir.

—Ya lo hago —me cogió una mano y la puso sobre su boca.

—¿Kirk Hammett? —Una tercera persona habló a nuestra espalda. Asentí—La paciente quiere verle. Ya puede pasar.

•|| Y TODO EMPEZÓ A CAMBIAR ||•

Siento esta mierda tan aburrida, de verdad. Sinceramente entiendo por qué la gente está dejando de leer esto, es una basura.

Besos y Klars para todxs ❤️

...🐙...

The Struggle Within... [Klars]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora