¿Qué harías si te enteraras que tu amor de verano, no es nada menos que... tu nuevo profesor?.
Aimee, es una estudiante normal de la universidad Lion State, a la cual, las cosas se le ven muy complicadas, cuando por cosas del destino descubre que e...
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⌠Ángel guardián⌡
Pasaron exactamente 3 días después de aquel incidente con Shiro; y desde entonces no volví a toparme con Hae.
La última vez que lo vi, la situación fue demasiado incómoda. Y ese día, apenas volvimos de la cabalgata, me reuní con mis padres, que se encontraban esperándome en las caballerizas; luego de eso no alcancé a despedirme de Donghae, sin poder agradecerle lo que hizo por mí.
Aunque me costaba un poco admitirlo, necesitaba saber más de él.
Su rostro volvía a mi cabeza una y otra vez, mientras miraba el techo de mi habitación. Argh,qué situación más fastidiosa. La verdad, era quenunca me había ocurrido una situación así. Si seguía pensando en él, de esta forma, lo más seguro era que no iba a lograr conciliar el sueño.
Necesitaba hacer algo para ver a Hae.
Luego de unos instantes, dando vueltas en mi cama; decidí esperar a que mi prima entrara al baño, para así poder escabullirme por la puerta que daba hacia el pasillo del hotel. No quería darle explicaciones, por lo que apenas surgió la oportunidad, me escabullí por la puerta para ir hasta el lobby del hotel.
Sabía que la única forma de obtener información podría ser en la recepción.
—Buenas tardes. —comenté asomándome detrás del mesón, de la recepcionista.
—Buenas tardes, señorita dígame, ¿en qué puedo ayudarla? —cuestionó, en un tono muy servicial la chica.
—Pues, quisiera confirmar el hospedaje de una persona, si fuera posible —señalé.
—Me temo que eso no será posible. Lamentablemente, no podemos brindar información de los huéspedes. Espero comprenda —murmuró de manera amable, con una gentil sonrisa.
—Comprendo, muchas gracias de todas maneras...
Esto será más difícil de lo que pensé.
Volví a la habitación, aún sin resignarme, para tomar una ducha y así, despejar mi mente para idear un nuevo plan. Lo más seguro, sería verlo a la hora de la cena, dado que, la zona no contaba con tantos locales de comida abiertos a esa hora.
Al terminar con la ducha, salí y lo primero que hice fue mirar mi celular; notando que ya era hora de la cena. No debía perder más tiempo, por lo que me apresuré en vestirme para ir al comedor.
Una vez ahí, pedí mi cena, mientras lo buscaba con la mirada por todas las mesas, entre todos los huéspedes que yacían en ese lugar; pero para mí mala suerte, no logré verlo.
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