Capítulo 14

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"Cuando alguien que amas muere, no importa cuán fuerte te aferres a su recuerdo, éste empieza a desvanecerse. Un día ya no puedes recordar el tono de su voz. Luego, olvidas su aroma. Y, antes de que lo notes, las únicas memorias que tienes son aquellas que vienen de fotografías." (Jodi Piccoult & Samantha Van Leer)


–¡Buen juego, Cam! –Pietro le palmeó en la espalda. Camden esbozó una sonrisa torcida y asintió.

–Igual. Ha sido una victoria increíble –Camden caminó hasta los camerinos junto a Pietro y su hermano, Kieran, charlando sobre el partido que había culminado.

–¿Y querías abandonar? ¡Diablos, Cam! –Enrico bufó, incrédulo. Había sido apenas nombrado el capitán del equipo–. Vas a tener que resignarte a quedarte hasta por lo menos el final de la temporada.

–Por supuesto. Porque este año es el último tuyo, ¿cierto? –Camden puso en blanco los ojos–. Ah, ¿cuándo retomamos los entrenamientos rutinarios?

–Ya lo hemos hecho. ¿Vendrás, cierto? ¿Regularmente?– Enrico esperó su asentimiento. Cuando Camden confirmó, continuó–: Excelente, entonces que Kieran te informe de los horarios.

–Genial –Camden se encaminó a las duchas. Después de varios minutos, se vistió rápidamente y salió del Instituto. Necesitaba un tiempo a solas.

Caminó durante un par de horas, ignorando el dolor de sus músculos que ya de por sí estaban agotados después de la larga jornada de entrenamiento. Era una suerte que le hubieran permitido volver... después de cómo lo había dejado todo. Tan solo había arrojado al equipo, junto con todas sus demás obligaciones, lejos de sí. Como si eso ayudara a olvidar el dolor y la tristeza.

De vuelta a casa, tomó el sendero por la mitad de los jardines. Se sorprendió de encontrar a Kieran sentado en uno de los claros del césped. Estaba anocheciendo. ¿Qué hacía ahí?

–Hola, Kieran.

–Hola, Cam –su hermano clavó sus ojos en él, idénticos a los suyos–. ¿Qué te pareció el entrenamiento? Es buen equipo este año, ¿no?

–Sí. Realmente se han esforzado todos. Es un gran equipo.

–Sí, así es.

–Kieran...

–¿Sí?

–¿Tú hiciste que me permitieran volver?

–Tú lo hiciste. Juegas bien –se encogió de hombros, restándole importancia.

–Pero tú hablaste con ellos. Para que no me reemplazaran.

–Hmmm... trata de no decepcionarnos.

–No lo haré.

–Bien –Kieran elevó su mirada hacia el cielo. Apenas había rastro de la luna–. ¿Hace frío?

–¿Qué?

–¿Hace frío? –insistió.

–¿Es una pregunta? ¿Por qué me preguntas algo así?

–No sé. Quería saber si también sentías frío.

–Rayos, Kieran. ¿Cómo no lo sentiría? Soy humano, ¿sí?

–Sí, lo eres.

Camden puso en blanco los ojos, poco dispuesto a interpretar las extrañas palabras y el aún más particular humor de su hermano. Cuando se ponía así, él prefería evitarlo. Era más sencillo de esa manera.

Infinitamente - Primera Parte (Sforza #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora