Capitulo 8: " You're playing with your life, this ain't no truth or dare"

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Michael.

Sentí como mi corazón se apretó y mi respiración paró. Literalmente dejé de respirar, me quedé helado. No me podía mover y tampoco podía respirar. Mi corazón empezó a latir a mil por horas y mis lágrimas empezaron a bajar. Apreté muy fuerte mi mandíbula y respiré hondo. Me ahogue, no podía controlar mis emociones, no sabía que hacer. Nadie se movía, nadie quería abrir la puerta y nadie se atrevía a dar tan si quiera un paso. Estaba tan agitado que estaba temblando. Temblaba como no se imaginan y entonces vi como Zack corrió a la puerta y la abrió. Yo no pude hacer nada y me dolía no hacer nada, pero no podía simplemente. Vi como su cara de horror se transformo en dolor y me miró. Intentaba abrir la boca para preguntarle que pasaba pero en el fondo no quería escuchar, me aterraba saber. Cerré los ojos y los apreté fuerte. Este dolor no se lo deseo a nadie. Mi cabeza me estaba torturando como nunca antes. La culpa me estaba matando a mi también. No podía creer esto, era como si me estuvieran sacando cada órgano de mi cuerpo a sangre fría y aun así no se comparaba el dolor. Mi pecho dolía como nunca antes y mis lágrimas bajaban, hasta que Zack corrió a donde mi.

-Tenemos que entrar ahí.- Dijo Zack y yo lo miré como si estuviera loco. Yo no quería entrar allí. Yo no quería verla así, jamás podría soportarlo.

-No puedo. Me voy a morir con ella. Esta culpa me esta comiendo los huesos y me va a matar juntos con ella.

-Michael.- Respondió muy serio.- No está muerta.

Y sentí un alivio extremo. Sentí de pies a cabeza como mi sangre volvía a fluir normal, como mi respiración se normalizó y mi corazón latía normalmente. Sentí como mi corazón sanó y se tranquilizo, como mi cuerpo estaba menos tenso y mi cerebro empezaba a funcionar. El oxigeno volvía a correr por mi cuerpo. Mis piernas no temblaban más y mis lágrimas salieron mas pero de alegría.

-Qu..¿qué?- Titubié. Estaba tan feliz y sonreí. Fuí corriendo hasta la puerta y paré de cantazo cuando vi aquello. Me quedé perplejo, no sabía que decir. Helena seguía tirada en el suelo pero había alguien al lado de ella. Alguien muerto con un tiro en el pecho...y sin cabeza.- Que demonios...- Mire Helena y estaba tan feliz de que ella estuviera bie. Aunque segundos después la angústia volvió a apoderarse de mi cuando la vi llorando y tan asustada.- ¿Qué quieren? Díganme que quieren, pero suéltenla.- Le grité a los rusos.

-Oh, amigo. Quiero que todos estos agentes se larguen de aquí.- Y yo me negué.- Bien.- Le puso la pistola en la cien a Helena.- ¡No! No... está bien.- Salí al pasillo y les pedí a los agentes que salieran de allí.

-No nos vamos a ir, Michael.- Decía Zack muy alterado.

-Se tienen que ir, al menos afuera. Si hace falta algo les aviso por el Mic.

-No me voy a ir, ¿entiendes?- Me gritaba muy fuerte y yo estaba tratando de mantener la calma porque podía ser perjudicial.

-Zack, piensa.

-Piensa tu, maldito Agente que casi la matan por tu culpa.- Colmó mi paciencia. Lo cogí por el cuello de su chaqueta y lo estampé contra la pared.- Mira, maldita sea. Te vas a largar de aquí y me vas a dejar este asunto, ¿entiendes? Imbécil.- Estaba muy pegado a él y le hablaba con mucha ira. Él accedió sin más ni menos y se fueron a la parte de afuera. Entre otra ves al cuarto.

-Dime que quieres y haré todo lo que me pidas.- Le dije alzando mis manos.

-Ustedes venían aquí para detenernos por drogas, Agente pero nosotros somos más listos que ustedes.- Decía burlonamente, me hervía la sangre.- Bueno...- Continuo.- Los necesito a ambos para sacar 30 kilos de cocaína del país.- Estaba totalmente fuera de sus cabales.

-¡Pero, tu estas demente!- Le grité agitando mis manos. Eso era imposible, estaba hablando de algo imposible. Ni siquiera era una cantidad normal. ¿Dónde iban a meter todo aquello? ¿En sus culos? Era ridículo.

-Oh, no. Claro que no lo estamos.- El ruso se separo de Helena dejando al otro velándola y mientras jugaba con su pístola caminaba en circulo alrededor de mi. Yo estaba bastante nervioso.- Ustedes nos van a ayudar porque sino...- Me cogió por la espalda, agarró mi cuello y pusó su pístola en mi cien.- Sino, querido agente, sus cabezas...- Señalo al sujeto muerto en el suelo y yo tragué seco.- Van a ser historia.- Y me soltó bruscamente.

-¿Cómo lo vamos a hacer?- Y Helena me miró como su estuviera loco. Ella y yo eramos muy honestos en nuestro trabajo, jamás haríamos algo en contra de la ley. Pero, ¿qué hago? No iba a poner su vida en peligro una ves más. La miré con angustia y ella bajó la cabeza.

-Primero...- Me rodeó otra ves y sin que yo me lo esperara arrancó mi micrófono. Demonios, pensé. Cerré mis ojos con fuerza y me lamente.- ¿Piensas que somos tontos, Agente Jackson?- Lo miré muy serio y apreté mi mandíbula.

POV.

El micrófono se apagó de momento y los agentes que estaban afuera se quedaron sin señal alguna.

-¿Qué pasa, Dios mío?- Decía Zack intentando arreglar el micrófono. Él no sabía que no había nada que arreglar, pues Michael no lo tenía ya. Los ánimos afuera estaban muy tensos y Zack estaba tan desesperado que su desesperación no lo dejó pensar correctamente.- Entremos. ¡Ey, entremos! ¡Vamos, vamos!- Decía mientras ordenaba a todos los agentes entrar otra ves. Entraron corriendo con sus metralletas en mano.

En el cuarto dónde estaba los chicos pudieron darse cuenta de que iban entrando y los rusos se alteraron. Michael miró a Helena y con sus ojos le dijo lo que tenía que hacer.

Michael.

Sabía que Zack había cometido un grave error entrar, ahora nos estábamos jugando la vida. Los rusos eran muy claros en que ellos no podían estar allí y ahora teníamos que luchar. Pelear o morir porque ellos estaban muy molestos y muy dispuestos a matarnos por el error de Zack de haber vuelto a entrar. Helena le dió una patada al ruso y se levanto rápido. Yo pateé al otro en su mano y él me cogió la pierna así que quedamos frente a frente. Miré a Helena que hacía lo suyo y logré darle un puñetazo al ruso en su cara y una patada en su mano así que se le cayo su arma. Tiró un puñetazo y yo lo esquive bajándome pero me tropezó y caí al lado de Helena. Él me volvió a tomar por el cuello y me dio varios golpes en el torso que me hicieron agarrarme y lamentarme. Y de paso, vomitar un poco de sangre. Este volvió a tomarme por el cuello y pude empujarlo, pero caí al suelo. Estaba bastante lastimado, miré la pístola al lado mío y cuando el ruso venía para encima de mi me rodé y cogí la pístola. Cuando me disponía a disparar me di cuenta de que esa pístola no tenía balas.

-¡Demonios!- Grité y la tiré y trate de levantarme pero el dolor no me lo permitía.

Escuché como los Agentes iban entrando por el pasillo. Miré la puerta y me arrastre hacía ella pero el ruso aplasto mi mano con su pie impidiéndome que caminara.

-¿Qué pasa, Agente? ¿duele?- Me miraba burlándose y yo quería matarlo con la mirada hasta que afirmó su pie.

-¡Aaaah! Ahh..- No se salía de mi mano y me estaba lastimando feo. Vi como Helena rompió una botella y le dió en la cabeza a uno, cosa que hizo que se quedara fuera unos momentos. Cuando se disponía a darle al otro este fue hacia ella y sacó su pie de mi. Gracias Dios. Fuí hacia el que estaba lastimando a Helena y le dí un puñetazo y él me respondió con otro y rompió mi nariz. Toqué mi nariz y la sangre salía como chorro de agua. Me di cuenta que el otro iba hacia Helena con la pístola.- ¡Helena! Helena.- Me las ingenié y corrí hacía ella y la tiré al suelo. La bala nos paso por arriba. Por Dios. Miré al suelo dándole gracias a Dios y vi como el ruso volvió a tirarme un puñetazo pero pude esquivarlo. Ambos rusos venían hacia mi y me cogieron por el cuello.- Se van a arrepentir.- Y me golpearon fuertemente contra el suelo. No me pude levantar más. Desde el suelo vi como apuntaban a Helena enfrente de los demás agentes, se la iban a llevar. No podían salirse con la suya. Mi cabeza sangraba y yo no podía hacer nada. Los agentes tampoco o iban a volarle la cabeza a Helena. Lo último que sentí fue cuando uno de los rusos me cogía al hombro como un saco de papas y nos sacaron de allí. A mi y a Helena amenazando a los agentes. Si daban un paso nos volaban los sesos.

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