7.- Calabazas.

38 2 0
                                    



Me desperté lentamente, sin abrir los ojos pero consciente. Rocé con mi desnuda piel las sábanas frías por la madrugada de un día de primavera. Me sonreí a mí misma aún con los ojos cerrados al recordar mi décimo cumpleaños. Llevaba casi dos años en aquel lugar y la verdad había mejorado mucho, me había hecho fuerte y ágil además de que aprendí a manejar pequeños cuchillos. También aprendí mucho en general y concretamente sobre los ángeles y los demonios. Era escalofriante saber lo que era. Lo peor esque los demás me seguían incordiando y peleando entre sí para ver quien era capaz de matarme antes, po asi decirlo, me hacían bulling. Me sentía incomoda cuando estaba con ellos así que o estaba siempre con el Dr.K o con Ander, o sola en la biblioteca leyendo o en el jardín.

Me quedé un rato más en la cama perezosamente hasta que escuché abrirse la puerta de golpe y unos pasos rápidos acercase a mi. Cuando quise abrir los ojos e incorporarme para ver quien era, esa persona ya se había tirado encima mía, me abrazaba y besaba. Era Ander. Sin remedio me sonrojé más que nada porque estaba semidesnuda el del pecho de Ander y del mio nos separaba una fina sábana y su camiseta.

-Ander, ¿que haces aquí?

-¿Es que no recuerdas tu cumpleaños?.- "que niña tan olvidadiza".

-Pues claro que lo recuerdo y no soy olvidadiza.- Me paré en seco cuando revisé por tercera vez que no había abierto la boca. ¿Le leí el pensamiento? Ya estaba cambiando.

-Me has...leído ¿el pensamiento?.- Ya era oficial, le había leído el pensamiento sin lugar a dudas. Simplemente huce una mueca extraña expresando que no sabía muy bien lo que pasaba. -¿No deberíamos de avisar al Dr. Key?

-No estaría mal la verdad pero, ¿me dejarías vestirme?- Sin remedió se sonrojó y juro que era adorable con su cara toda roja y esa expresión sin saber donde meterse.

Se separó de mí y le hice una seña con mi dedo para que se diera la vuelta y así poder vestirme sin tener que arrastras por toda la habitación las sábanas. Me levanté solo con la ropa interior que llevaba y busqué en el armario mi uniforme cuando sentí la mirada de Ander clavarse en mi desnuda espalda y le miré de reojo para ver si me dejaba de mirar. Es muy guapa...pero pequeña. Ay demonios me estaba llamando guapa a mí actúa normal Valeri se va a dar cuenta. Me miré al espejo que había en la puerta de mi armario y tenía toda la cara roja Ander que ya no estaba mirandome se estaba partiendo de risa en la cama y cuando acabé de vestirme me tiré encima suya y sin pegarle con demasiada fuerza le llamé estúpido un trillón de veces.

-Oye, ¿porque no antes de irnos al ver al Dr.K. vamos a un sitio tranquilo para ver si ya puedes sacar tus alas?- Al proponer eso Ander no me sonó tan mala idea y asentí mientras pensaba un lugar tranquilo al que poder ir. Idea viniendo a mi cabeza, el jardín secreto.

-Sé un lugar al que podemos ir y seguro que allí no nos molesta nadie, más que nada porque no va nadie.

Ander asintió como yo lo había hecho hace un rato y ambos nos fuimos hasta aquella sala proponiendo opciones para ver que podría hacer más aparte de leer el pensamiento. Durante el camino también me pasó un par de veces el brazo por los hombros y yo aproveché para recostarme en su pecho que con el entrenamiento se había vuelto duro y bien definido. Me encantaba escuchar los latidos de su corazón. Llegamos a la puerta blindada que separaba el edificio de un majestuoso lugar y saqué la llave que siempre llevaba colgada y abrí la puerta sin dificultad. Cuando vi su expresión me recordó a mi la primera vez que lo vi y la verdad no me deja de sorprender cada vez que entro, le di paso y entré después de él cerrando tras de mi la puerta y comprovando algunas cosas como que el riego no nos sorprendiera mientras estabamos allí por lo que le cambié la hora. También comprobé que algunas plantas mas sensibles estuvieran bien cuidadas y di de comer a algunos pájaros mientras ander seguía dando vueltas estupefacto con todo, es más, por un momento creí que no había cerrado la boca desde que entró y vi como una mosca se posaba dentro de ella eso me hizo reír mucho. Me pareció verle husmear también los dibujos de mi cuaderno pero lo ignoré y seguí a lo mio. Por fin comenzó a hablar.

¿ÁNGEL O DEMONIO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora