9.-Al fin te encuentro.

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Me desperté con más energía que nunca además me tocaba entrenamiento y me encantaba luchar. Ya llevaba ahí adentro ocho maravillosos años, ya tenía mis dieciseis. Había aprendido un montón de cosas, sobre mí, sobre los ángeles, el porqué de que los demonios vinieran a la tierra, los seres que existen entre nosotros; también aprendí a volar, a luchar. El Dr.K. también me dio un bastón que perteneció a mi madre y que me juró y perjuró que de él salía una hacha, la cual aún no he conseguido hacer salir. También tenía ya algunas nociones sobre como controlar mi fuego, aunque era pésima haciendolo. Y también por algún extraño motivo me enseñaron modales propios de la nobleza siempre con la escusa de que tarde o temprano me servirían.
En mis ratos libres estaba con Ander, la verdad me sentía muy agusto a su lado y ya le consideraba más un hermano aunque aún no hubiera dejado de gustarme. Iba a la biblioteca a leer aún mas sobre mí, tocaba el piano e iba al jardín. Me divertía también bastante ignorar por completo y hacer de rabiar a los demás ángeles ya que decían que para ellos yo era un grano de pus en el culo. Me odiaban y me divertía, aunque otras veces eso me hubiera agobiado e incluso deprimido. Ya me había jurado no volver a llorar por esas estupideces. Mi hermano me apollaba.

Me levanté casi de un salto de la cama y me puse mi ropa de entrenamiento que tan ceñida me quedaba mostrando al completo mi figura de adolescente que tan locos volvía a algunos chicos, tanto humanos como ángeles.

Si ya me he escapado del Instituto, dije que lo haría y lo he hecho.

Salía, coqueteaba de vez en cuando, y volvía antes de que se hiciera de día. Volviendo al tema, aquella ropa para mí ya era una segunda piel que me daba movilidad completa al luchar. Me hice una trenza para que mi pelo no estorbará, ya que era casi 90cm de un pelo que me llegaba la cintura prácticamente blanco. Después salí al balcón para ver el amanecer y para respirar aire fresco. Al rato escuché abrirse la puerta.

-Valeri vamos levanta, te toca entrenamiento. ¿Valeri?- Era el Dr.K. en mi busqueda jaja, me gustaba tomarle el pelo de esa manera.

-Estoy aquí Key.- Le saludé mientras volvía a entrar en la habitación. -Ya sé que tengo entrenamiento por eso he madrugado.

-Hay que ver lo que te gusta pelear, igual que tu madre. Pero ya te lo he dicho un millón de veces ten cuidado te puedes descontrolar y eso acabaría muy mal.

-Dr. por favor si sigue así al final me voy a tener miedo a mi misma.- Odiaba que me recordaran lo que era y lo peligrosa que podría resultar. Me daba miedo a mi misma.

-Valeri, tienes que empezar por ahí, por reconocer lo que eres y por tener confianza en ti misma sino tu misma lo has dicho te darás miedoo y no hay nada peor que eso.- Me acarició la mejilla a modo de consuelo, pero el daño seguía ahí. -A por cierto te trage esto.- Me tendió una bolsa que llevaba dentro un paquete. Lo abrí y, ¡comida! Genial lo necesitaba.

-Aún no sé como puede conseguir esta carne.- Comía humanos, sí, no lo podía evitar era lo único que me hacía funcionar bien a estas altura. Es como si a un bebé ya no le fuera suficiente con la leche de su madre y necesitara más. Pues lo mío igual.

-Tengo pequeños asuntos con los del hospital, así que me guardan el cuerpo de algunos difuntos, eso si deberías de ir más amenudo al comedor los demás integrantes están empezando a sospechar y no quiero ningún desastre.

-Iré a comer...- Mentira, odiaba ir. La comida me daba nauseas. Que se jodan. -Bueno, ¿nos vamos a entrenar?

El Dr.K. asintió y nos dirigimos hacia el área de entrenamiento que estaba al terminar las habitaciones y al pasar las clases. En ese transcurso también estaba mi cristalera favorita. Básicamente era un pasillo que cruzaba todo el patio interior hecho de cristal, cuando hacía lluvia y salía el sol todos los reflejos se juntaban haciendo que el pasillo se llenara de pequeños arcoiris. Era casi mágico. Hoy simplemente estaba nublado. Seguimos andando y llegamos a las aulas donde se ilustraba a los más pequeños y nuevos lo que eran podían hacer además de estudios básicos de secundaria. Yo ya lo había terminado todo pero aún así seguía estudiando por mi cuenta. Al asomarme por las ventanas de las clases pude ver un montón de alumnos hijos de ángeles dispuestos a luchar contra los demonios para proteger a los humanos. Todos con una belleza extraordinaria que era característica de ellos. Y yo pues bueno cogí un poquito de ángel y de demonio y pues soy hermosa. Me pasé con el ego. Y por fin llegamos al área de entrenamiento. Esta estaba dividida en secciones según el nivel del alumno y mi me faltaba nada para llegar a las pistas de expertos donde ya estaba Ander. Le vi luchar una vez y fue maravilloso, casi un baile ensayado. A mi solo me faltaba esta prueba para pasar a las de expertos.

¿ÁNGEL O DEMONIO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora