18.-Te necesito. Creo.

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Al salir del bar comencé a caminar directa a casa de Arian, no me encontraba realmente bien, tenía náuseas y ganas de llorar, tenía ganas de gritar y de destruir todo aquel bar. Pero sobretodo tenía ganas de matar a Alex, por su culpa mi hermana ha desaparecido y por lo poco que saqué de aquellos tipos ella esta con su padre. Pero aún no me cuadraban cosas. Alex no parecía un demonio normal, no era chulesco ni prepotente, al revés, era bastante humilde y lo único que no quería era molestar, además de que no dejaba de mirar a Valeri como si fuese una diosa. ¿Por qué entonces la traicionaría? Hay cosas que aún no sé y no sabía a quien preguntar.

Me paré en seco a mitad de camino, alguien me estaba siguiendo no sonaban solo mis pasos.

-¿Hay alguien aquí?- Pregunté, pero obviamente no me iban a contestar.

Alguien me tapó la boca con una mano rodeando con su otro brazo mi abdomen, asustada hice lo que me enseñaron, solté un primer codazo a su estómago para luego agarrar su cuello para tirarle por encima mia al suelo.

-Auch, eso dolió.- Se quejó Deil.

-¿Pero que mierdas te pasa en la cabeza? ¿Por qué me has seguido? ¿No te das cuenta de que esos hombres te podrían haber seguido hasta aquí?

-No soy tan idiota, me aseguré de que no llegaran muy lejos con las piernas.- Sonrió de forma bastante intimidante, y lo que me hizo temerle mas, no le había escuchado ni acercarse a mi.

-Vete, no me gusta que estes cerca mia.

-¿Por qué dices eso? No es que te fuera a hacer daño ni nada.- Me agarró de la cintura. -Uno se que adoras mis cuernecitos, dos me has caído bastante bien y me interesas por lo fuerte que eres.

-¿Te me estas insinuando?

-Se podría decir que sí.- Sonrió cual galán y sin mi permiso se lanzó a besarme quedandome bastante confusa, cuando por fin pude librarme de él le solté una bofetada y salí corriendo.

¿Qué demonios fue eso? ¿Por qué me había gustado su atrevimiento? Ahora mismo me daba mucho asco.

Corrí lo que me quedaba de camino hasta llegar a casa de Ari, necesitaba sus labios no los de ese pervertido.

¿Por qué tuve que haber salido del Instituto...?

Cuando llegué a su casa allí estaba él con otra chica, riendo y dándose besos. Se fijo en mí y al verme sonrió para luego volver a centrarse en esa chica. Dolió tanto. Ni si quiera me acerqué. ¿Para qué? ¿Para que me dijera que no me quería porque era muy extraña? ¿Para que encima me la presentara? No, no me iba a arrastrar tanto a pesar de estar destrozada. He de admitir que me quede largo rato mirandolos, sin llorar, pero dolía muchísimo mas que cualquier paliza que me hubiesen metido en el Instituto.

Por fin conseguí reaccionar y caminé sin rumbo llegando a las afueras de la ciudad donde me quedé sentada en la cuneta ya que mis piernas dolían de tanta actividad por hoy. Me puse a mirar las estrellas y el hilo que sujetaba mi angustia y dolor se rompió. Empecé a temblar, a llorar, estaba tan sola ahora mismo. Estaba fatal, rota por dentro, no sabia que hacer para encontrar a mi hermana, me seguía un pervertido, tenía mas cuernos que un rebaño de toros, y para no variar no sabía ni como llegar de nuevo al Instituto que por si fuese poco seguro que me estaban esperando allí para dsr explicaciones que ni yo se.

Al final me hice una bolita agarrandome las rodillas mientras no paraba de llorar y sentía que el frío se colaba en mis huesos.

Al cabo de un rato sentí una chaqueta bastante cálida sobre mi cuerpo y a alguien sentarse a mi lado y rodearme con su brazo. Tenía que ser ÉL. Además de que este era el mayor cliché de mi vida.

¿ÁNGEL O DEMONIO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora