16- Creo que te odio.

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Y ahí estaba yo, medio gimoteando intentando calmarme y evitar seguir derramando lágrimas para poder pensar con claridad y estar en guardia igual que Alex.

Alex...

No pude evitar mirarle con rabia y asco. Me engañó, no creí que fuera a ser capaz de hacerlo de verdad. Debí de haberle echado el primer momento en el que escuché esa conversación. Es más, no debería de haberle llevado nunca. Me sentía impotente, desesperada, decepcionada...quería arder. Pero no, tenía miedo a perder el control y que utilizaran eso en mi contra.

Eres estúpida y por eso estas ahora aquí.

Y aquí sigo estando muerta de miedo sin saber que hacer.

Mi hermano se alejó de mí al ver mi patética cara, seguro hasta él se avergonzaba de ser mi hermano. Aunque me relajó que por fin se alejara de mí. Alex sin embrago se acercó a mí y rodeó mi cintura con su mano libre ya que en la otra guardaba la navaja para protegerme y salavaguardarme, a lo que yo gruñí molesta y asqueada, no quería que me tocara pero no me alejé de él aun necesitaba su protección.

-No te hagas el caballero ahora Alexander. La acabas de traicionar. Mi hermana sería muy estúpida para perdonarte aunque por lo que tengo comprobado es muy descuidada, impulsiva e ingenua. ¿Tiene algo que ver con que eras la niñita mimada de Will?- Maldito bastardo que tenía que ver mi padre ahora en esto. Quería matarle pero algo me lo impedía. No sé que es, pero su mirada me hace ser sumisa ante él.

-¡No metas a mi padre en esto!- Él lo mató...

-Cuanto antes lo aceptes menos sufrirás, sabes que no es tu padre te recuerdo que no perteneces aquí.- Se acercó de nuevo a mi con una sonrisa cual galán, hizo una reverencia, agarró mi mano derecha poniéndola en alto y colocó su otra mano en mi cintura. Empezó a bailar conmigo, desde luego estaba loco y no era precisamente un principe azul. -Perteneces a mi mundo.- Derrepente todo a mi alrededor desapareció y quedamos él y yo dando vueltas como lunáticos a lo que algunos suelen llamar bailar. -Seca tus lágrimas y rindete ante mí, serás mas feliz. Imagínate siendo mi reina, intocable, poderosa y sobre todo,- se acercó a mi y dijo con voz ronca -mi pequeña hermanita consentida.- Soltó un pequeño beso en mi frente y por algún motivo me relajé bastante en ese baile que me había extrapolado a otro lugar al margen de todo lo que estaba pasando en el callejón pues cuando me quise dar cuenta el caos estaba ahí.

Alex ya había matado a dos de esos tres demonios que se habían quedado rodeándolo. Ensangrentado corrió a por mi hermano quien era su principal objetivo pero se lo impedí.

-Alex, no, para.- ¿Que estaba diciendo me había vuelto loca?

Alex me miró sin comprender mi tan repentido cambio de opinión y mi hermano sonrió de oreja a oreja sabiendo que había conseguido su cometido. El último de los demonios aprovechó su confusión para inmovilizarle.

-¿Te has vuelto loca? ¿No ves que te esta confundiendo? Lo único que quiere es que le tomes por bueno.

-Te acaba de traicionar...además, si os libraríais de esta, ¿a donde irías? ¿Al Instituto? Para que te vuelvan a infravalorar, a insultar y a tratarte mal. No suena muy bien hermanita.

-Valeri largate de aquí ya, tiene planeado destruir todo el Instituto con Elisa, Ander, todos dentro. ¿Vas a dejar que los mate sin mas? ¡Corre y huye por favor, avisalos a todos!

Alex tenía razón a pesar de haberme hecho esto. No tramaban algo bueno e iban a utilizarme a mi como peón para atacar y yo no podría vivir si me faltaran alguno de mis dos hermanos de verdad, los que van mas allá de la sangre. Sin pensarlo dos veces como antes eché a correr sin parar hacia el Instituto. Sentía la adrenalina correr por mis venas, me ardían las piernas y los pulmones, pero se sentía bien. Me sentía libre y eufórica. Feliz. Casi estaba, ya veía la verja pero algo me golpeó en la espalda. Esto hizo que callera al suelo retorciendome de dolor y casi sin respiración. Juraría que había roto alguna vertebra. No grité, ni tan si quiera un gruñido, sólo el sonido de mi cuerpo estrellándose contra el suelo. No le volvería a dar la satisfacción de ver en mi rostro el miedo y la desesperación.

¿ÁNGEL O DEMONIO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora