10.-Una noche especial.

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Ya habían pasado ocho años desde que había llegado aquí. Todo me había ido genial incluso tenía algun que otro amigo. Arian se me declaró a los años de conocernos y ese día me reí un montón le dije que sí pero me hizo demasiada gracia el como me lo dijo. No me lo esperaba. También...han pasado cosas en mí, no soy normal, ni si quiera sé lo que soy. Un día sin más me salieron alas he incluso cuando me despierto por las pesadillas mi sudor esta congelado. Por si os preguntáis no he aprendido a volar, nunca encontré el momento ni el lugar en el que practicar. Había mejorado leyendo el pensamiento y eso me a ayudado a enterarme de las cosas que dicen de mí además de los cuchicheos mas frescos del instituto, es por esto que hice más amigos, no es la manera mas honrada pero en fin lo malo es que esto me lo guardaba para mí al igual que las demás cosas. Nadie sabe nada. Ni si quiera mis padres.

Me levanté de la cama y me quité los cascos estaba cansada de estar en casa así que intentaría salir esa noche aunque a mis padres no le agradaba mucho y rara vez me dejaban, pero hacía una noche demasiado radiante como para quedarse en casa. Me puse unos baqueros y una sudadera con la que se veía parte de mi cintura, después las llaves y bajé. Mis padres estaban en el salón viendo una película abrazados. Nunca vi a alguien que le durara tanto el amor. Y al verme bajar vestida empezó el interrogatorio.

-¿Cariño a donde vas?- Preguntó mi madre.

-Voy a dar una vuelta, hace una noche muy bonita.- Me encantaba la noche.

-¿Con quién?

-He quedado con Arian- Mentira.

-Esta bien pero no vuelvas tarde.- Suspiró mi padre.

Yo contenta les di un beso y un abrazo a cada uno y me dispuse a salir. Cuando cerré la puerta noté un ligero mareo y a continuación un golpeteo en el corazón, no dolió pero fue extraño y me asusté un poco, aunque seguí con la escusa de ya se me pasará. Aquella noche no había ninguna nube y las estrellas brillaban con más intensidad, o eso me parecía a mi, la luna soltaba algunos rayos que no tenían nada que envidiar de las farolas. Corría una brisa suave con olor a azucenas que te seducía. Pero algo estaba mal, no había nadie y a la vez tenía unos ojos clavados en mi nuca, eso me hizo ponerme nerviosa y que mi corazón empezara a galopar durante el camino. Para asegurarme de que nadie me seguía o en el caso de que me siguiera alguien despistarle, me empecé a meter por diferentes calles que cada vez formaban un laberinto más complejo. A esto le sumé el aumentar el ritmo de mis pasos para que llegara el momento en que no me viera cruzar las esquinas. Al final acabé en un callejón dispuesta adarme la vuelta y ver que me estaba siguiendo pero al girarme lo único que vi fue un gato callejero que al ver mi reacción tan sobresaltada salió corriendo entre unos cubos de basura. A partir de ahí respiré un poco mas aliviada. No me seguía nadie, hasta que oí un estruendo detrás mia, quien hubiera hecho eso lo le importaba hacerse de notar y menos cuando me percaté de que eran siete hombres todos vestidos igual, camisa de manga corta negra con pantalones también negros y armados. Todos me sacaban más de una cabeza y empezaron a rodearme. Tenía miedo. Si al menos hubiera aprendido a volar hubiese salido de allí, si al menos hubiera aprendido a controlar el hielo los hubiese congelado los pies. Pero no hice nada de eso y ahora estaba casi temblando mientras esos hombres formaban un muro redondo e impenetrable a mi alrededor. Uno de los hombres que se le reconocía muy bien por una cicatriz blanca en el ojo sacó una aguja, al parecer para drogarme. Intenté reaccionar pero al hacerlo los hombres que me  rodeaban empezaron a agarrarme de todos lados algunos indecentes. Yo pataleaba y pedía ayuda lo más alto que podía hasta que una mano tapó mi boca e hizo que el miedo se apoderará de mi y llorara dessesperada. Entonces mi salvador. Alguien pegó una patada al cubo de basura haciendose notar y todos nos giramos hacia ella. De nuevo un vuelco al corazón

¿ÁNGEL O DEMONIO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora