11.-Bienvenida.

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Me desperté ocupando toda la cama con mi dimimuto cuerpo. Estaba tumbada con los brazo y piernas extendidos en forma de estrella en medio de la cama, con la ropa de ayer y las sábanas revueltas. Sinceramente no tenía ganas de levantarme ya que no tenía entremaniento y el combate de ayer me había dejado dolorida por muchas partes de mi cuerpo, al parecer me puedo curar pero el dolor sigue ahí, así que cada paso que di y cada vez que me estiraba me retorcía de dolor. Recordé que fui capaz de invocar al hacha por lo que acabé de bajar de la cama con dificultad y fui a por el bastón que la noche anterior había dejado por ahí tirado, le cogí y le agité un par de veces, pero nada. La última vez que lo agité un poco más fuerte y ya un poco molesta el bastón dejó desplegarse dos hojas que hacían dos especies de olas arriba de las hojas que se curvaban hasta acabar en punta para volver a unirse al bastón. Sonreí al haberlo conseguido y la guardé. Tendría que ir a por la llave de la verja ya que no sabía si Elisa podría sobrevolarla y tampoco estaba segura de que pudiera sobrevolarla con ella en brazos. Si no recuerdo mal esa llave la tenía el conserje por así decirlo por lo que me encaminé al jardín de fuera del Instituto. Cuando llegué y le encontré, confirmé que tenía la llave en unos de sus bolsillos traseros, solo me faltaba encontrar una escusa pausible y cuando estuviera distraído quitarsela. No es que fuera muy espabilado.

-Hola Oliver.

-Oh vaya, hola Valeri.- Sería poco espabilado, pero era uno de los pocos ángeles que me caía bien. -¿Que te trae por aquí?

-Necesitaba saber un poco más de riego para lo que tu ya sabes.- Él sabía lo del jardín secreto.

-Esta bien aunque no sé si sabré más que tú.- Se puso a explicarme cosas que obviamente ya sabía y cuando se dio la vuelta y se agachó cogí las llaves. Eso sí, esperé a que acabase la clase, le di las gracias y me fui.

Mi próximo destino sería el jardín privado tenía que preparar unas cosas allí dentro ya que sería el lugar donde llevaría a Elisa. Por el camino me encontré a Ander que iba acompañado se una chica de mas o menos mi edad con el pelo castaño y los ojos verdes. Ambos iban sonriendo muy juntos. Lo que me dio un poco de celos aunque sabía que no tenía posibilidades ninguna.

-Hola hermanita,- me abrazó, -te presento, ella es Amanda es nueva aquí, no hace nada que descubrió que era un ángel. Esta es Valeri mi hermana.

-Hola.- Saludé seca, me daba igual quien fuera y que hubiera hecho estaba con mi hermanovio.

Valeri ya estas liando las cosas, sabes que no vas a tener nada con él aceptalo.

-Hola.- Me sonrió con una gran sonrisa y me extendió la mano. Yo se la negué.

-Tengo cosas que hacer, lo siento, os veo luego.

Proseguí mi camino con una bolita de ira en el pecho que quería crecer y explotar pero no la dejé. Pensé en mi hermana y que vendría esta noche por lo que llegué al jardín y me puse manos a la obra. Cambié la hora del riego, no me gustaría que nos lloviera en mitad de la noche. Di de comer a los pájaros y recogí mis cuadernos y apuntes en la mesa que había allí. Cuando terminé había llegado el mediodía y como siempre pasé de ir al comedor porque no me iba a comer lo que había allí. Así que me fui a las mazmorras, quería ver aquello y pensarlo me producía un cosquilleo extraño en el estómago. Ver gente como yo, siendo la única que podía estar libre. Me adentré en ellas esquivando a todos los alumnos que pude y me metí en ellas sin que me viera nadie. Aquello era oscuro no lo siguiente, para combatir la oscuridad hice una pequeña bola de fuego con mi mano. Según pasaba por las celdas veía criaturas que me miraban con odio hasta que llegué a una celda y ahí estaba él. Me acerqué un poco a la celda y me miró con sus ojos rojos.

¿ÁNGEL O DEMONIO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora