Jardín de sueños

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Allison miró a Lana a los ojos. Su cerebro comenzó a procesar todo.

-¿Y tú también lo viste? - Dijo Allison, determinante -

Lana desvió la mirada para mirar a Allison directamente.

-¿A qué te refieres? - Lana sabía perfectamente a lo que Allison se refería -
Allison sonrió
-Al hombre con escamas -

Lana tragó saliva. Inhaló una gran cantidad de aire con la nariz. Exhaló con la boca.

-Si, Allison - dijo, mientras asentía - También lo vi
-Quiero pensar que nuestro cerebro está viviendo lo mismo y tiene representaciones similares  de lo que está pasando - Dijo Allison, un tanto trastornada
-Probablemente, yo digo que si - 

Aun cuando Allison sabía que de nuevo había algo que no estaba bien en los pensamientos de Lana, Allison se sentía más cómoda ignorando los problemas. Era algo bastante complicado. Era demasiado peso. Fue la conversación más larga que pudieron mantener en todo el día

-¿No tienes hambre? - Dijo Allison, evadiendo la situación
-Si, claro - Respondió Lana, sacudiendo la cabeza-

Caminaron, sin coordinación alguna. Ambas tenían los pensamientos demasiado ocupados como para preocuparse por nimiedades como esta.
Llegaron hasta la habitación de los víveres, se quedaron de pie frente a la encimera donde reposaban. Observándolos con torpeza.

-¿Fruta de nuevo? - Preguntó Lana, como si estuviese cansada
-También hay un poco de pan y jugo de naranja-

 Fueron a desayunar al espacio vacío, sentadas en el frío suelo ya humedecido por el ambiente, mientras ambas miraban al vacío entre los árboles. Allison pensaba en la oscuridad, Lana pensaba en el hombre con escamas.
Fueron a caminar, sin molestarse en tomarse de la mano o verificar la posición de la otra. Sin mirar a los lados, lucían como si no tuviesen alma. Lana estaba demasiado ocupada pensando en el hombre con escamas que pensar en la mujer misteriosa le parecía algo trivial.

-Me aterra dormir de nuevo - Dijo Lana, mientras caminaban -

Allison no respondió. Lana se guardó cualquier futuro comentario después de ello, sintiendo un nudo en la garganta formado por el miedo y la tensión. Sintiendo también el estómago vacío y revuelto, las tres sensaciones acompañadas por unas nauseas terribles. Allison no tenía mucho que decir, así que no lo hacía. Guardaba saliva y esfuerzo para decir algo verdaderamente importante. Era bastante extraño. Era como un círculo vicioso, en el que Allison se negaba a responder y Lana se negaba a hablar por ello.
Caminaron y caminaron, todo era lo mismo. Todo les daba igual pues, ante sus ojos, seguía siendo una maldita rutina. Incluso en las situaciones más extrañas, la rutina seguía viéndose tediosa. Incluso un libro de colorear infantil y unos crayones viejos y rotos eran una mejor opción. Allison pensó en ser perseguida por una bestia de cinco metros, Lana pensó en intentar escapar de un monstruo de tres metros. Coincidir se había vuelto una opción sin que se diesen cuenta. Una opción que habían decidido no tomar.
Se subieron al autobús, observaron todo y bajaron de nuevo. Nada nuevo. Se tiraron al río y sintieron la corriente. Se cansaron al minuto. Ambas querían llorar. Se sentía como ser una niña de nuevo, como una niña que acompaña a su madre al mercado.
El sol comenzaba a esconderse, y caminaron de nuevo en dirección de los dormitorios, con la misma expresión de indiferencia que habían mantenido durante todo el día. Lo primero que pensaron en hacer fue sentarse en el suelo, viendo hacia la puerta.

-¿Me peinas? - Preguntó Allison a Lana, como si fuera una niña pequeña -

Lana se sentó detrás de Allison, y con delicadeza comenzó a pasar sus dedos entre los cabellos rojos de Allison. Para luego pasar a dividir el cabello en tres secciones. Comenzó a pasar una tras de otra con suavidad. Poco a poco, Allison cerraba sus ojos. Hasta que Lana terminó, amarrando su cabello con una de las ligas que mantenía (Hasta ese momento) en su muñeca izquierda. Se levantó y se posó frente a Allison, para darse cuenta de que había caído dormida. La levantó con cuidado y la acomodó en la cama de abajo, que solía pertenecer a ella. La tapó con la delgada sábana blanca que se encontraba a sus pies y se dedicó a subir a la cama de arriba, olvidando la idea del hombre con escamas al subir por la ya seca escalera.

Se acomodó mirando al techo, con las manos en el pecho. Tapada, al igual que Allison, con tan sólo una delgada sábana blanca. Cerró los ojos un momento, tomó aire. Se concentró en el momento. Y así fue como Lana se encontraba reflexionando acerca de cómo es que su día se había pasado tan lentamente, tan lento que tenían el tiempo suficiente para que ambas pudieran reflexionar sobre cada una de sus acciones; Tan lento que por momentos olvidaban como respirar.

De repente, Lana sintió una extrema presión sobre su pecho, que la obligaba a aplicar más peso del usual sobre el colchón, sintiendo como se hundía poco a poco en el mismo. Cada vez aquella presión se volvía más fuerte y más fuerte. La adrenalina comenzaba a correr rápidamente a través de ella entre más fuerte se volvía la presión. Comenzó a sentir que el colchón se rompía, como si fuese a caer sobre Allison. Lana se aferró fuertemente de las orillas del colchón, rompiendo las uñas de sus dedos índice y pulgar de la mano derecha en el intento. Sin embargo, fuera lo que fuera aquello que aplicaba presión sobre ella, era mil veces más fuerte. La desesperación y adrenalina eran tales que Lana no sentía dolor alguno. Finalmente cayó, gritando al sentir el vacío debajo de ella. Cayó durante tanto tiempo que pudo reflexionar sobre su vida. "Probablemente moriré" pensó.

Survive:The DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora