Luz eterna

9 2 4
                                    

Allison rompió en llanto, alejó la mirada de las otras mujeres, recargando su cabeza sobre el hombro de Lana, quien tan solo comenzó a acariciar su cabello, con el cariño de una madre. Las otras mujeres intercambiaron miradas, volviendo a mostrar sus expresiones imparciales para regresar de nuevo la vista hacia Lana.

-¿Por qué no dicen nada? - Dijo Allison, mirando hacia el suelo, evitando cruzar miradas con las otras mujeres -

Lana tomó aire.

-En serio, ¿Dónde estamos? ¿Pueden ayudarnos a salir de aquí?-

La mujer de cabello corto sonrió al escuchar la primera pregunta. Al escrutar cada detalle en su expresión facial, Lana pudo identificarse con el sentimiento cálido que Allison solía mencionar al hablar de Margaret. Era un sentimiento que parecía susurrarte al oído con una voz dulce y suave: "Todo estará bien". Como una luz eterna que se enciende cada vez que la miras. Entonces, Lana comprendió que la razón por la que aún no había huido corriendo era por el aura de Margaret. Una vez comprendido, decidió que no debían quedarse ahí.

-Si ustedes no piensan ayudarnos, me parece que Allison y yo estamos solas de nuevo -

Ambas mujeres se quedaron calladas, mirandolas fijamente, como si intentasen adentrarse en sus almas. Lana se sentía cada vez más incómoda. Tenían un aspecto exánime, lucían como muñecas de porcelana: Vacías, pero hermosas, un verdadero festín a la vista. Por supuesto, después de un rato, soportar la incómoda tensión resultaba casi imposible. Así fue como, sin consultarlo con Allison, Lana se puso de pie y colocó el brazo de Allison detrás de su cuello, pasando por sus hombros, para poder cargar con ella. ¿Había tomado la decisión correcta?: Fue la primera pregunta que apareció a la vista de Lana. Allison estaba bastante consciente, pero parecía apoyar la decisión de Lana. Ambas podían sentir la incomodidad del ambiente, la cual habían dejado atrás conforme avanzaban por el camino, en busca de los dormitorios, el auto o cualquier lugar donde se sintieran seguras, aunque claro, a esas alturas, todo era cuestión de pensar en los lugares donde habían vivido menos amargas experiencias.

Después de los tres minutos más largos de sus vidas, pudieron dar con el auto. Una corriente de aire fresco pasó frente a sus caras antes de subir al auto, y poder sentir un ambiente cálido de nuevo. Allison se acomodó en el asiento del conductor, y Lana en el asiento del copiloto. Ambas se quedaron mirando hacia el frente, con el aspecto que tendría un niño traumatizado.

-Era Margaret - Dijo Allison, sin mirar a Lana-

Lana la miró, con tristeza. Lo sabía, por supuesto que Lana lo sabía. Allison cada vez le recordaba más a un niño pequeño, al que es complicado responder y explicar ciertas situaciones.

-Lo sé - Dijo Lana, tan solo para no mantener el silencio

-¿Qué hace ella aquí? - Allison tragó saliva - ¿Eso significa que realmente nunca murió? -

A pesar de que Lana detestaba el silencio, prefería no mantener ese tipo de conversación. Sin embargo, había una terrible ansiedad que no le permitiría dejar la conversación así.

-No lo sabemos, Al - Hizo una pausa - No tenemos ni idea de nada, ni siquiera sabemos donde estamos

-¿La otra mujer era la que...? - Allison dejó incompleta la interrogativa, para ser interrumpida por Lana

-Si - Respondió Lana secamente, con un tono serio -

Allison asintió repetidamente.

-Apenas es mediodía y ya me quiero m-rir, esto comienza a parecerse a la ciudad - Dijo Lana, riendo -

Allison rió. ¿Cómo podían mantener ese tipo de humor en esos momentos?

-No me había dado cuenta de que ya es mediodía - Dijo Allison, con una dulce sonrisa

-Siempre se aprende algo nuevo -

Ambas rieron, hacía ya mucho que no compartían un momento así, un momento que les hacía olvidar todo a su alrededor, que las hacía perder noción del tiempo y espacio. Un momento exclusivo para ellas. Lana, sin pensarlo, se lanzó hacia Allison para abrazarla, siendo interrumpidas por las palancas del auto. Allison correspondió y rapidamente se separaron.

-¿A qué se debió eso? - Preguntó Allison, sonrojada -

Lana contestó con una sonrisa, resaltando aún más sus mejillas sonrojadas. Ambas bajaron del auto, ignorando todo lo que había pasado. Comenzaron a caminar, en busca de los dormitorios, cuyo sendero conocían de memoria. Sin embargo, cuanto más avanzaban, más se daban cuenta de que realmente no estaban ni siquiera un poco cerca de los dormitorios. Después de un rato caminando, decidieron detenerse a admirar el lugar, tan solo para darse cuenta de que realmente no conocían el lugar donde habían ido a parar. Los nervios aumentaron de golpe, no sabían que hacer. Allison se tiró al suelo violentamente, recargó la espalda en un árbol y miró hacia arriba, en dirección a Lana.

-¿No vamos a hacer nada? - Dijo Lana, viéndola a los ojos

-Estoy demasiado cansada para pensar -

Lana levantó ambas cejas, tan solo para, medio minuto después tumbarse a su lado en el frío suelo. Ambas estaban demasiado cómodas como para siquiera pensar en levantarse y seguir caminando, inconscientemente decidieron dormir ahí, no necesitaron decir palabra para ponerse de acuerdo.

Poco a poco cerraron los ojos, hasta que, finalmente sus párpados se cerraron. Para su gran pesar, su sueño fue interrumpido por una luz brillante, que resplandecía frente a ellas. Allison logró conciliar el sueño, pero Lana, Lana no pudo hacerlo. Así que se levantó y sigilosamente se colocó detrás de los arbustos. De nuevo la luz eterna se hizo presente en su interior, y de nuevo, a unos cuantos metros, podía observar la no-tan-dulce sonrisa de Margaret, quien la observaba detrás de los árboles, en la oscuridad de la selva, con el resplandor natural que a simple vista era bastante notorio. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Lana al darse cuenta de que Margaret lucía como una bestia, una bestia esperando a su presa, para poder cazar y alimentarse de ella, esperando en las tinieblas. Esperando.

Survive:The DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora