Ven a buscarme

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Llegué a la habitación totalmente desesperada, con mi frente llena de sudor y mi rubio cabello despeinado. Cerré la puerta detrás de mi con delicadeza y me senté en el suelo. Probablemente Allison me estaba buscando, en todo caso, no tardaría en volver.

Mi respiración estaba bastante agitada, al igual que mis latidos. Una extraña niebla comenzó a colarse en la habitación, al igual que un fuerte olor a gasolina. Sabía lo que estaba por pasar.

Comencé a sentir un profundo sueño. Intentaba concentrarme en lo que sucedía a mi alrededor, pero no lo lograba; mis ojos se cerraban poco a poco y mi cabeza caía violentamente hacia el frente. No tardé en caer dormida, con la cabeza aun recargada en la pared. Tuve un extraño sueño, donde me encontraba en una pequeña habitación hecha de madera. No había puerta alguna y mi unico vínculo con el exterior eran las pequeñas perforaciones alrededor. Acerqué mi ojo izquierdo a una de ellas e intenté enfocar lo que veía: Estaba entre los árboles de la selva.
Poco a poco me volvía más claustrofóbica. Golpeaba las paredes aplicando toda mi fuerza, pero no lograba nada.
No podía respirar. Quería llorar. Me tiré al suelo y tomé mi cabello entre mis manos.

Desperté entre lagrimas, con la espalda recargada en una esquina y las piernas estiradas frente a mi. La niebla me había cubierto por completo, y no podía ver más allá de mis manos. Escuché una fuerte respiración en la esquina más lejana a mi lugar. Sonaba agitada, enojada; Casi como un bufido.
Me puse de pie, mientras escuchaba como aquella respiración se aproximaba en mi dirección. Mantuve mis ojos abiertos, hasta que sentí aquella respiración en mi rostro.

-¿Donde está Allison? -

Sabía que no me respondería. Me sentí estúpida. Sentí como acarició mi rostro con sus largas uñas.
Retrocedí y él atacó. Salí corriendo hasta la puerta y logré salir de la habitación, golpeando su cabeza con la puerta violentamente. Esto no lo detuvo, así que salí corriendo en dirección a las escaleras. Escuché desde el descanso como la tormenta aparecía.
Bajé las escaleras apresurada, intentando no resbalar. Él resbaló por las paredes y el techo para bajar rapidamente.
Escuché a lo léjos la música que solía sonar cada noche. Seguí las ondas de sonido invisibles, apresurada y desesperada. Sin tiempo para llorar y lamentarme.
Me interné entre los árboles, en busca de la música. Frenté a mi encontré un gran arbusto, una persona podía esconderse ahí sin problemas, así que me quedé ahí, de pie. Esperé con la respiración agitada a que llegara, saqué el encendedor de mi bolsillo trasero, rezando por que funcionara. Y, cuando llegó, lo empujé hacia aquel arbusto y rapidamente le prendí fuego. Sin mirar hacia atrás, seguí caminando, llena de rasguños y golpes, con una lagrima recorriendo mi mejilla. Ya nada importaba

Survive:The DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora