Capitulo26 {Tres meses}

199 12 3
                                    

[Narra Ali]

Y lo último que recuerdo es a Pablo en el suelo, repitiéndome una y otra vez que me despertara, que no le dejara sólo.

Y lo hice. No quería luchar más, mi cabeza estaba explotando.

Escuchaba de fondo "all of me" de John Legend junto con los llantos de Pablo.

Y ahora estaba ahí, en una habitación blanca, con olor a guantes de látex y jeringuillas desinfectadas. Encerrada en esa habitación que me mantendría alejada del mundo durante meses. Encerrada en mi destino.

¿Cuánto tiempo aguantaría encerrada ahí, sin Pablo, sin oler su colonia, sin sentir sus besos, sin ver su sonrisa?

-Hola, Alisson. Soy el doctor Robles, y voy a tratar tu enfermedad a partir de ahora, ¿de acuerdo?

Asentí con la cabeza, como si tuviera otra opción. Como si aquel hombre alto y canoso fuera a ser mi amigo. Como si él pudiera salvarme.

Esperó a que yo dijera algo, pero no lo hice. No iba a escupirle todas las palabras de odio que tenía dentro.

-Bueno, ¿tienes alguna duda sobre tu enfermedad?

-¿Cuánto tiempo voy a tener que estar aquí encerrada?

-Encerrada no es la palabra correcta, Alisson.

-Respóndame a la pregunta.

-El tiempo que sea necesario para que te cures, ¿o no quieres curarte?

El leve sonido de las gotas de suero cayendo en el cuenta-gotas de mi brazo izquierdo me taladraba la cabeza aunque el sonido fuera casi inaudible.

-Nadie me ha preguntado si quiero o no curarme hasta ahora.

-Eres una chica muy fuerte.

-Y, ¿eso quién lo dice?

-Yo, que soy el doctor. Cuando llegaste al hospital, ya estabas consciente y cuando el 99% de las personas vienen gritando y sollozando tu venías susurrando que no debías hacerlo. El dolor de tu cabeza era similar a diez disparos a la vez sobre tu frente, tu repetías que no debías, que no podías.

Eché la cabeza hacia el lado contrario a donde estaba sentado el doctor, recordando las palabras de Pablo: "Si lloras, estás haciendo daño a mi corazón."

Daño a su corazón...

Y el daño que le hacía a su corazón si yo lloraba, era más fuerte en mi que diez disparos en mi frente.

-Alisson, ahí fuera hay un chico. No recuerdo su nombre, pero lleva aquí desde que tu llegaste.

-¿Cuánto tiempo llevo aquí?

-Tres días. Y él lleva ahí fuera desde que llegasteis. Él te ha salvado la vida. Es un milagro que sobrevivieras. No ha querido ir al hotel, no ha querido bajar a la cafetería... Le hemos tenido que subir la comida al pasillo. Yo se que no quieres curarte, de que ya no puedes más, pero hazlo por él. Él te quiere de verdad.

No contesté. Sabía que Pablo era especial. Sabía que él estaba haciendo algo que nunca nadie había hecho por mi.

Y ahora tenía que elegir entre escapar de ahí. Saltar por aquella ventana sin rejas con las mismas posibilidades de poder huir y vivir sola que de matarme. O elegir luchar. Luchar por Pablo, que al fin y al cabo, estaba luchando más que yo.

Cuando me di cuenta, el doctor Robles, ya no estaba en el viejo sofá de cuero marrón que había a mi derecha, pero su voz ronca se escuchaba fuera de la jaula.

Me levanté, arrastrando conmigo el gotero de mi brazo izquierdo.

Me acerqué a la ventana y aparté la cortina con mi mano derecha.

Por un momento pensé en subirme, subirme y volar. Volar por un momento, pero a fin de cuentas, volar.

Pero no pude. Escuché la voz de Pablo fuera de la sala. Y no podía.

Tenía motivos más que suficientes, pero no lo hice.

Y, ¿quién era yo para decidir si volar por un segundo o andar eternamente? ¿quién era yo, si no era dueña de mi destino? ¿quién era yo, si ya yo no era yo?

La puerta se abrió bruscamente y de ella apreció Pablo, con su pelo rubio alborotado y su traje arrugado. Con sus ojos grises brillantes entornados por el cansancio.

-Alisson, Ali, bebé. Qué susto me has dado, joder.

Quería correr hacia sus brazos, pero tenía una cadena que dispensaba gotas de suero.

Me besó y me susurró todo lo que me quería, todo lo que me había echado de menos. Me susurró incluso lo que íbamos ha hacer después de que saliera del hospital. Pero ni yo misma sabía si podríamos cumplir esas promesas.

Era consciente de todo lo que había cambiado.Ya no veía la vida como la veía hacia tres meses.

-Amor, el doctor Robles me ha dicho que tendrás que quedarte aquí tres meses. ¿Vale?

-¿Qué? No, no, no. No, Pablo, no.

-Lo hago por tu bien, es lo mejor. Cuando salgas en tres meses, nos comeremos el mundo. Vendré a verte todos los días ¿me oyes? todos los días.

____

¡Hola!

Es que no podía esperar más para subir este capítulo.

Espero y que os este gustando la historia :)

Nos vemos en la luna (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora