Nos vemos en la luna (EDITANDO)

Capitulo20 {Nos vemos en la luna}

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Narra Ali.
-No te muevas Ali, al final te voy a quemar. -me dijo Pablo.
-No puedo, no puedo. -Dije. Él retiró la plancha para el pelo y me di la vuelta.- Estoy muy nerviosa.
Por fin, después de dos semanas en el hospital, y un mes de espera, llegó el día del baile de fin de curso. Casi había terminado el curso y, no se cómo pero conseguí aprobar los exámenes finales. Después de unos minutos de relajación, Pablo continuó alisándome el pelo.
Después cuando mi pelo castaño estuvo perfectamente alisado, abrí la cremallera de mi vestido negro y azul y me lo puse. Era aquel que compré con Pablo el día que empezamos a salir. Después me puse los tacones negros con perlitas azules y un chaleco vaquero. Me maquillé un poco mientras y me hice dos pequeñas trenzas con el primer mechón de mi pelo mientras Pablo se vestía.
Me hacía mucha ilusión poder ir al baile. Mis uñas ya estaban pintadas de negro para la ocasión.
Pablo, Javier, Rafa y Romeo estaban esperando abajo. Fui a buscar a Carol, con su precioso vestido de gasa rosa y su negro pelo recogido en una larga coleta bajamos juntas. Yo, como es normal, fui con Pablo en su coche. Carol fue con Javi. Romeo le pidió a Sofía, una chica de clase, que fuera con el al baile, y ella aceptó encantada. Y Rafa le pidió a la prima de mi tocayo, Leire que le acompañará. Cada uno fue al baile con su pareja. Cuando llegamos, nos reunimos en la puerta todos juntos. Sofía llevaba el pelo recogido en un moño decorado con una flor, que, conociendo a Romeo, se la había regalado él. Su vestido era negro con parte de la espalda al descubierto y llevaba unos tacones plateados que le pegaban con el bolso.
Leire, llevaba un vestido de volantes gris. No me gustaba demasiado, pero estaba bien para la ocasión. Su pelo estaba cogido es una trenza que le caía en un lado y sonreía alegremente.
Entramos al gimnasio lleno de gente, menuda noche me esperaba.

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Él estar rodeada de gente me agobiaba mucho, así que salí yo sola al jardín. No había nadie, salvo una silueta masculina, que yo no llegaba a reconocer. Pero no tardé mucho en darme cuenta de quien era. Chris.
Me senté en uno de los sillones alejados del ruido a descansar con la esperanza de que Chris no se diera cuenta de que yo estaba ahí. A pesar de mi enfermedad recordaba aún algunas cosas, y en especial, a Chris.
Pero gracias al tratamiento que estaba usado, estaba mucho mejor.

-¿Ali? ¿Eres tú?
-Si, soy yo.- Dije al reconocer la voz de Chris a mis espaldas. Se sentó a mi lado sin
mi permiso y continuó
-No te he visto en el instituto.
-Ya. -Le contesté secamente.
-Tampoco te vi en los exámenes finales.
-Tampoco.
-Ni por la ciudad... -Dijo él.
-Chris, ¿no has pensado que te he estado evitando todo este tiempo?- Dije mientras me levantaba del sillón bruscamente.
Mentía. No había hecho nada para evitarle, es más, ni si quiera recordaba con claridad que había hecho los días previos al tratamiento.
-¿De verdad? -Dijo levantándose él.
-Si, Chris. ¿Cómo pudiste?¿Cómo pudiste engañarme de esa forma?
-Ali yo...
-Qué, Chris, que pasa.
-Yo no quería.
-Claro, ahora el señorito no quería mentirme de esa forma ¿no?
-Empezaste siendo para mi, un juego más, otra chica cualquiera. Pero Ali, me has ganado a mi propio juego, te necesito.
-Es demasiado tarde.
-No, no lo es. Nunca es tarde Ali.-Dijo cogiéndome de la mano con los ojos llenos de esperanza.
-Para ti si es tarde, Chris. Muy tarde. Hace tiempo que me cansé de esperarte, de llorar por ti, de rogar que volvieras. Y ya no, Chris, ahora te toca a ti sufrir como yo lo hice contigo. -Me di media vuelta y corrí hacia los brazos de Pablo, que estaba saliendo del colegio.
Me abrazó y susurró dulcemente en mi oído.
-¿Qué pasa nena?
-Chris- Dije como pude.
-Anda ven aquí, tonta
Me cogió de la mano y me llevó a un sitió, sin luz. Se veía perfectamente el cielo, las estrellas.
Nos sentamos y me señaló una estrella.
-¿Ves esa estrella?
-Si- dije perpleja. Era la estrella más brillante que había visto nunca.
-Tu eres más bonita.
Sonreí. Esos eran los pequeños detalles que hacían de Pablo, el chico más especial que conocía.
-Mira la luna.-Dijo- Mi abuelo solía decir que, cuando morimos, estamos en la tierra, para ayudar a las personas que más nos quieren. Y luego cuando ya no les necesitamos, suben al cielo y forman parte de la luna, para vigilarnos y protegernos. Y allí, en la luna, es donde está él ahora. Yo creo en esa teoría de mi abuelo. Por eso la luna brilla tanto y parece insignificante, pero siempre está ahí. Por eso gira al rededor de la tierra, recogiendo gente que, ya no necesitan estar aquí.
-¿Crees que cuando mueras irás allí?
-Si, y allí podré estar contigo, con mi abuelo, y con la gente que más he querido, mientras vigilo a nuestros hijos, claro.
Reí al escuchar lo último que dijo y sonreí.
-Entonces, cuando miramos, ¿Nos veremos en la luna?
-Nos veremos en la luna.-Afirmó él.

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