Capitulo24 {Siempre voy a estar contigo}

259 12 0
                                    

[Narra Ali]

Según Pablo ya estábamos cerca del hotel, a tan solo 10 minutos.
Yo ya estaba cansada, era demasiado para mi.
Últimamente me cansaba antes.
Además tenía una sensación por dentro como si no perteneciera a este mundo. Cuando estaba callada y escuchando y viendo todo lo que me rodeaba, sentía como el mundo giraba sin poder remediarlo y como la gente caminaba con prisas, hablando por el móvil, corriendo o mirando el reloj incesantemente. Sentía que mientras unos corrían, yo permanecía tranquila. Mientras unos estaban atentos a la hora, yo me centraba en el sol dando en mi cara y el viento despeinando mi pelo. Como si el paso del tiempo no me afectara. Como si yo fuera distinta.
Y otras veces, cuando no pensaba en el mundo que me rodeaba, solía pensar en el amor.
Había escuchado a Pablo hablar sobre el amor mil veces, más incluso de las que he escuchado su nombre. Siempre comparaba el amor con un pájaro. Decía que el amor necesitaba dos personas, igual que un pájaro necesita dos alas.
Decía que las personas, aunque no lo supieran, necesitaban el amor igual que un pájaro necesita volar.
Decía que cuando una de las dos alas se rompe, el pájaro deja de volar, incapaz de hacerlo solo.
A veces me comparaba a mi con un dragón. Él decía que el fuego no podía matar a un dragón.
Era extraño pero eso me hacía sentir fuerte.
No sabía porque le gustaba tanto comparar las cosas, utilizar metáforas para hacerme la vida más sencilla, pero la verdad es que me gustaba su manera de pensar.

-Ali, ¿alguna vez has pensado en el porqué de tu existencia? -Pregunta Pablo, aún al volante, haciendo que salga de mis pensamientos.
-¿A qué te refieres exactamente?
-Al porqué. Al porqué de que estés aquí, ahora, en este preciso momento, en este lugar. Al porqué de que estés aquí respirando. Al porqué de estar en este mundo tan perfecto.
-No, nunca lo he pensado.- Admití. - Pero, supongo que, cada uno está aquí por algo. Algunos estamos destinados a ser felices, mientras que otros, por alguna razón están destinados a sufrir. Creo que si estamos tu y yo aquí, y ahora, y además tenemos la suerte de estar respirando, deberíamos coger todo el aire que podamos y seguir nuestra vida, seguir viviendo dejando que la vida corra a lo suyo, esperando a que pase todo lo que tiene que pasar.

Pablo permaneció un segundo callado. Le miré esperando a que el hablara, y a los minutos dijo:

-Yo creo que, el tiempo que vivimos es directamente proporcional al número de promesas incumplidas que tenemos. Otras veces es proporcional al número de sueños que tenemos. Depende de las personas.
-¿Quieres decir que, en el primer caso, vives más tiempo si tienes más promesas incumplidas?
-Si, eso es lo que quiero decir.- Aclara él.
-Pero, ¿por qué?
-Para poder cumplir todas esas promesas que nunca cumpliste. En cambio, si eres del segundo tipo de persona, tardas en morir para cumplir todas tus metas.
O quizá simplemente tardas en morir porque tu mayor sueño es estar con los tuyos.
-Pero, ¿por qué nadie escapa de la muerte?
-Nadie escapa de la muerte por que, a fin de cuentas, todo el mundo debe descasar. Y, cuando ya has descansado lo suficiente y el dolor de tu familia y amigos es menos leve, emprendes tu marcha hacia una nueva vida, allí arriba, en la luna.

Permanecí en silencio, mirando por la ventana como caían algunas gotas de lluvia, y miraba como hacían carreras.
El tiempo pasaba, sin que yo pudiera evitarlo.
Suspiro.

-Yo no quiero morir, Pablo.
-Todo el mundo quiere ir al cielo, a la luna, o a donde demonios crean que se va después de la muerte, pero nadie quiere morir.
-Ya lo sé. Yo... yo si quiero estar en la luna, pero no podría.
-¿Por qué?
- Porque yo te necesito ahí arriba, Pablo.- Sentencio mientras con mi dedo toco el cristal de la ventana.- ¿Cuántas probabilidades crees que hay de que estemos juntos ahí arriba?
-Todas las de la luna, pequeña. Nunca te voy a dejar sola. Da igual donde estemos, en la luna, en Marte, en el agua, en la tierra, que yo siempre voy a estar contigo.
-Si me voy yo, ¿vendrás conmigo?
-Claro que iré contigo. Iré contigo hasta el fin del mundo. Iré contigo si vas a la Luna o si por el contrario nuestro ser superior te manda al Sol, pero, siempre, siempre voy a estar contigo.

Nos vemos en la luna (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora