Aceptación

180 19 6
                                    

—¡Los gatitos son hermosos! —Musitó Jyushimatsu mientras dejaba que uno de los mininos se refregara contra su pierna, sacandole una enorme sonrisa en medio de sus mejillas sonrojadas.

Habían llegado hace unos pocos minutos. Ichimatsu repartió equitativamente el atún de las latas en los pequeños recipientes que él mismo había dejado tiempo atrás.

—Son callados pero dicen todo con una mirada, son los únicos amigos que tengo.

—Pero yo soy tu amigo, ¿no? —Increpó Jyushimatsu, alzando al gato frente suyo que se movió inquieto.

—No, eres mi hermano.

—¡Los hermanos pueden ser amigos!

El felino maulló inquieto.

—¿Tú crees?

—¿Es que acaso no somos amigos?

Finalmente el minino se zafó del agarre y huyó, seguido por la mirada de Ichimatsu, que luego dirigió su atención al menor, sobresaltándose de su expresión con aquella sonrisa temblorosa que reflejaba angustia tras un penoso intento de demostrar felicidad.

—¿Jyushi...?

—¿Somos amigos no? ¡Mejores amigos! ¡Más que amigos! —Había descansado de "ellas" toda la mañana —¿Q-qué somos?

"Nada, no son nada"

Se abrazó a sí mismo, clavando sus dedos en sus brazos, las mangas impedirían que se hiciera daño, pero era evidente. Ichimatsu movió la boca pero no podía oírle gracias a "ellas"

"Mátalo, mátalo, mátalo"

—¡Nii-san estoy sordo! ¡Nii-san ayúdame! —Gritaba.

"———e"

—¡Jyushimatsu! ¡Ven!

Saltó como un león hacia los brazos abiertos del despeinado, sintiendo una gran tranquilidad dentro suyo, de no ser que casi de inmediato escuchó unos pasos acercándose. Jyushimatsu se removió con algo de brusquedad, a la vez miraba encolerizado a la entrada del callejón, dispuesto a meter en los tarros de basura a dicha escoria para que le hiciera compañía a los dos cadáveres.

—No, calma Jyushimatsu..

—Voy a...

—¡Hey!

Apegó al menor de tal forma que su rostro quedó aprisionado en su cuello. El aroma que desprendía el despeinado era dulce y le distrajo de lo que quería hacer, despertandole un hambre voraz.

—¿Puedo...? —Dijo en un susurro.

—Adelante.

Acto seguido, mordió con fuerza, siendo ahora él quien sujetaba al despeinado que lanzó un suave quejido de dolor, aferrándose a Jyushimatsu, quien saboreaba de a poco la sangre que emanaba de la herida.

—Jyushimat... ah.. —Se le escapó un gemido, entonces vio de reojo como una silueta corría lejos del callejón.

Satisfacción.





—Nii-san, ¿qué haremos con los cadáveres? Están apestando como Osomatsu nii-san —Dijo el sonriente joven, a pocos metros de llegar a casa.

ADDICTION [Jyushiichi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora