Curiosidad

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La madrugada llegó con prudencia a la impaciente espera de los dos hermanos que habían tomado la decisión de dormir uno al lado del otro, compartiendo los monstruos de sus pesadillas. La molesta luz del sol asomándose de entre las nubes de forma inoportuna había servido de silencioso despertador para el dúo, intercambiando una exhausta mirada con evidentes ojeras, suspiraron con extraño alivio para luego darse cuenta que, ocultas entre las almohadas, sus manos permanecían juntas, entrelazando sus dedos. Ichimatsu se sobresaltó, avergonzado ante el descubrimiento y el rubor no tardó en aparecer en sus mejillas, haciendo reír por lo bajo a Jyushimatsu; su ronca y desganada voz hizo que el despeinado se encogiera y cerrara los ojos ante el placer auditivo.

—Sobre lo de ayer... —Empezó Jyushimatsu entre susurros.

—Dije que ninguna palabra.

—Me refiero a... tu respuesta.

Ichimatsu parpadeó perplejo, con la tensa situación se había olvidado por completo de la confesión que su hermano le había hecho, precisamente, ayer por la mañana, tenía que responder de una u otra forma pero el contexto actual se lo imposibilitaba ante el riesgo de que alguien más los escuchara.

—Tengo que pensarlo.

Para Jyushimatsu fue más que suficiente para bajar la mirada levemente decepcionado, mas los tibios y suaves labios del mayor chocaron timidamente contra su frente, su rostro pronto se asemejó al de un tomate.

—Que hambre —Bostezó Osomatsu, desperezándose a la vez que hacía brincar del susto a los otros dos —¡Que sueño...! —Se quejó, levantándose mientras rascaba su espalda y se estiraba, luego fijó su somnolienta vista al par y sonrió —Buen día, tórtolos.

Confundidos, ambos se miraron y se percataron, para su espanto, que sus manos seguían unidas, no habían querido soltarse. Rompieron la unión rápidamente y un desagradable sentimiento de vacío recorrió sus cuerpos.

Osomatsu les dio una mirada de complicidad, aquella que sólo los hermanos mayores pueden dar, transmitiendo seguridad y salió del cuarto sin cerrar la puerta, luego de su partida terminaron de comprender que habían sido los últimos en despertar, el resto de los hermanos seguramente estarían desayunando.

—Adelántate, ¿si?, puedes comerte mi parte.

—¿¡En serio?!

—Claro, anda, vete.

—¡Gracias nii-san! —Jyushimatsu saltó de la cama riendo y corrió fuera del cuarto

—Por poco —Suspiró Ichimatsu, luego meditó por un momento, recordando el cadáver, la silueta de Jyushimatsu sosteniendo con inocencia el arma del crimen, provocando que su estómago se revolviera asqueado, pero entonces venía a su mente el rostro del mismo, llorando desconsolado frente a él.

"Estoy enamorado de Ichimatsu nii-san"

Hundió su cara en la almohada y tosió un poco, su enfermedad estaba lejos de cesar, sin embargo, ahora había otra cosa que comenzaba a irritarle y era la confusión que acrecentaba en él, preguntándose si aquello había sido una broma de mal gusto, negandola al instante, a sabiendas que Jyushimatsu jamás haría algo por el estilo, su inocencia rayaba en la estupidez y aunque lo intentara, no sabía mentir sin ser descubierto, no obstante, desistió de aquella imagen virginal, luego de lo acontecido, su parte racional pedía a gritos que Ichimatsu se alejara, que estaba en presencia de un monstruo.

—Pero es un monstruo adorable...



—¡No puedo creer que se comieran todo y no le dejaran nada a su pobre hermano mayor!

ADDICTION [Jyushiichi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora