—Hustle, Hustle! Muscle, Muscle! —Jyushimatsu bajaba por las escaleras dando brincos en cada escalón, aquel día se había levantado mas tarde de lo habitual y por ende con más energía que derrochar en esa preciosa mañana.
Al entrar al comedor pilló a todos sus hermanos en sus respectivas actividades no productivas, pero algo andaba mal en aquel cuarto, faltaba gente, solo podía contar a cuatro de los cinco hermanos que se suponía, deberían estar ahí.
—¿Ichimatsu nii..?
—Oh —Osomatsu apartó la mirada de su manga y le sonrío mientras se rascaba la nariz con un dedo —Ese acaba de salir, de seguro fue a alimentar a sus gatos
Sonrió, extrañamente aliviado y ahora con mucho más animo que antes. Se retiró dando un sonoro "gracias" a todos los presentes, saliendo de casa, dando brincos por cada paso que daba. Podía imaginarse a su hermano con los felinos trepándose sobre el y rió ante la idea de acompañarle y ver su nerviosa expresión al estar expuesto a la vergonzosa situación. Aumentó el ritmo de su caminata, con el aire condensado saliendo de su boca por la jadeante respiración entremezclada con la emoción y el frío de ese día. Llegó al callejón donde Ichimatsu solía ir, entrando con un salto hacia adelante.
—Nii-san!
Los gatos maullaron asustados, huyendo lejos de Ichimatsu, quien se encontraba de cuclillas en el suelo. Se volteó irritado, pero su expresión de inmediato volvió a la desentendida cara que solía tener.
—Ah, eres tu, Jyushimatsu.
—¿¡Qué hacías?!
El despeinado se hizo a un lado para mostrar la torre de cajas.
—¡¿Para qué es eso!?
—Mis amigos necesitan un lugar donde dormir cómodamente, por eso les he traído las cajas, pienso armar una casa —No pudo evitar sonrojarse al percatarse que estaba semi sonriendo por la idea —Aunque no es importante.. solo me aburría.
—¿¡Puedo acompañarte?!
—Ya estas aquí, pero no toques nada.
Jyushimatsu ensanchó su gran sonrisa y se sentó al lado de su hermano mayor entre risotadas por la estructura del fuerte de cartón que Ichimatsu estaba armando con paciencia. Poco a poco los gatos salieron de sus escondites y se acercaron al dúo, instalándose en las cajas, refregando sus peludos cuerpos en el material, maullando de vez en cuando y algún que otro minino curioso se acercaba más de lo habitual y de inmediato huían de vuelta al fuerte, sorprendidos por los gritos de sorpresa de Jyushimatsu. El mayor asumía el rol como espectador de la escena y sonreía sutilmente, sin darse cuenta de que su hermano menor ya se había dado cuenta de esto y su boca casi se cerraba, completamente embobado por el rostro ángelical que tenía frente suyo.
Fue cuando se dio cuenta de que algo albergaba más allá de un sentimiento fraternal y no pudo evitar sonrojarse violentamente al considerarlo. Volvió a ver a Ichimatsu, que ahora alzaba un gato color anarajado con manchas blancas, poniéndolo a la altura de su rostro, el animal le puso una pata en la boca, sorprendiendo al despeinado, que de inmediato soltó una risita, un burdo sonido que para los oídos de Jyushimatsu era una orquesta de maravillosas resonancias retumbando a la vez, creando una abstracta melodía, que al fin y al cabo era una obra de arte, llena de colores, pareciendo globos que se elevan creando un arco iris en un cielo raso y celeste, para sus ojos; la persona más bella del mundo.
Era él.
Definitivamente era él.
Su pequeño fruto.
Jyushimatsu sonrió ante el recuerdo y se ruborizó, amenazando con el calor de la temporada a agarrar una fiebre de la que no lo libraría nadie. Giró en círculos sobre el futon mal hecho, gritando de felicidad. Habían pasado cinco meses desde que se había dado cuenta de su profundo afecto por Ichimatsu.
—¿¡Qué pasó!? ¿¡Un atentado!? —Gritó Choromatsu, entrando al cuarto rápidamente y abriendo la puerta de un golpe—Oh, eras tu Jyushimatsu.
—¡Estoy tan feliz!, ¿No te dan ganas de gritar cuando recuerdas algo bonito?
—No creo que fuera a reaccionar como tú.
Hubo un pequeño momento de silencio, en el cual el menor se mantuvo embobado, fijando su visión en la ventana.
—¿Dónde esta Ichimatsu nii-san? -Preguntó, rompiendo el silencio, sobresaltando a Choromatsu a pesar de que había usado un tono tranquilo.
—Creo que él estaba...—Se calló, dudoso —A lo mejor se ha ido a pasear.
Jyushimatsu se levantó y salió del cuarto.
—¡Hey!, Espera!, Tienes que limpiar tu desorden!, Jyushimatsu!, Hey!
Bajó las escaleras, sin prestar atención a los gritos del tercer hermano y salió de casa, en dirección al callejón, sin dar brincos, sin gritar, solo caminaba, sabiendo que Ichimatsu estaría de cuclillas en aquel lugar, rodeado de gatitos que no pararían de maullar para ser alimentados, acariciados o simplemente tener algo de atención de su visita diaria. Se voltearía, lo recibiría con una pequeña sonrisa, estando acostumbrado a esa pequeña invasión por parte de su hermano menor, pasarían la tarde juntos, tan juntos que cualquiera los confundiría con una pareja curiosa.
Pero Ichimatsu no estaba ahí.
La sonrisa de Jyushimatsu vaciló un poco, tembló y disminuyó su tamaño, sus ojos buscaron inquietos a su hermano y un extraño sentimiento abarcó su interior, algo que no podía describir, decepción, cólera, ansiedad, no, algo mucho más desagradable. Corrió por la calle, tropezando con algunas personas, ignorando las quejas que recibía o los murmullos entre los que lo veían pasar. Finalmente se detuvo frente a la tienda y se encogió en si mismo, flectando sutilmente las rodillas, sintiendo como su corazón empezaba a galopar ante la desesperación. Como el sudor frío bajaba por su frente y llegaba hasta su mentón, goteando al suelo, ensuciando la acera, sus oídos zumbaban, alguien susurraba a la distancia, dentro de su cabeza, sin llegar a entender por completo lo que decía, pero se acercaba, se acercaba vertiginosamente, al igual que la bicicleta que hacía sonar su campanilla en un irritante "clinck", los autos con sus monstruosos motores, las puertas de la tienda abriéndose, las risas de los hombres en la cafetería de al lado, se burlaban de él, de no poder encontrarlo, todos se burlaban. Se sujetó la cabeza y cerró los ojos con fuerza, asustado. "Es un traidor" susurró la ronca voz, detrás suyo.
—¿Jyushimatsu?
Alzó la cabeza, todos los sonidos que le molestaban se esfumaron tan pronto como vio a Ichimatsu frente a él, con un semblante desconcertado, tal vez... ¿Angustiado?
No hubo respuesta, tan pronto como se dio cuenta de la situación se lanzó a su hermano, abrazándole con fuerza.
—J-Jyushimatsu! —El mencionado apoyó la frente en su hombro, apegando ambos cuerpos, la respiración chocaba contra su cuerpo y le provocó un escalofrío, era lenta pero constante, le pareció que Jyushimatsu se convertía en un niño muy pequeño, un animalito incluso. Le acarició la cabeza, dándole unas palmaditas —Tranquilo, tranquilo.
Por dentro la desagradable sensación se desvanecía, al fin le había encontrado y más allá de eso, no estaba acompañado de nadie más.
—Vamos a casa —Dijo con timidez, la voz volvía a susurrar.
--------------------------
Hola, debo admitir que me di un susto al escribir esto, ya que por accidente cerré la pestaña y todo se había borrado xD, osea me quería matar, pero apareció una opción de wattpad para restaurar todo y DIOS, ahora wattpad es mi héroe(?
Y este fue el capitulo, espero les haya gustado<3
ESTÁS LEYENDO
ADDICTION [Jyushiichi]
FanfictionPorque mientras más tiempo pasaba junto a su ser querido, más crecía su egoísmo. Este es uno de mis primeros fanfics referentes a esta pareja, a lo largo de la historia veremos cómo Jyushimatsu comienza a desarrollar una adicción enfermiza hacia I...