Disgusto

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Todomatsu jugó con su comida a la hora de la cena, sin índices de apetito.

—¿Te comerás eso? —Le codeó el primogénito.

—No, no tengo hambre.

—¿Estas a dieta?

Un Totty normal habría contestado con otra pesadez o con una sonrisa forzada, sin embargo, se limitó a bajar la vista a su plato y fruncir el ceño, pinchando un trozo de pescado con los palillos.

Por el rabillo del ojo divisó a Jyushimatsu, comiendo al lado de Ichimatsu, la normalidad había regresado durante esa cena cotidiana una vez que había borrado la foto, sintiéndose presa del pavor que le asociaba la tenaz observación de este en la forma de una presencia que no le dejaba estar a sus anchas en la tranquilidad de su propia casa. El despeinado, apenas se fijó que estaba siendo observado, se apartó del lado de su hermano y se acomodó cerca de Karamatsu, quien sorprendido sonrió nervioso, confundido incluso. En ese instante el ambiente cogió un ligero aire tenso, imperceptible para los cuatro hermanos pero ostento para Totty, quien perdió el resto de apetito que le quedaba. La expresión que debió poner llamó la atención del autor de toda la tensión, ya que Jyushimatsu erradicó su atención del cuarto hermano y ahora la hacía recaer sobre el ser del menor, fue por un instante, pero sirvió como para que hacerle creer al pequeño que aquel león estaba listo para abalanzarse sobre él.

La salsa de soya salpicó un poco al ser golpeada por el palillo recién lanzado en un acto de autodefensa, todos los hermanos se fijaron en Todomatsu, sudoroso, sus hombros incluso temblaban sutilmente y su expresión era la de una profunda angustia que amenazaba con escapar a través de un ataque de llanto.

Brother?

—Estas bien? —Choromatsu se inclinó un poco para acercárcele, pero fue inmediatamente rechazado.

—Estoy bien, quiero ir a dormir.

El temor dio paso a la cólera en el momento en que escuchó la breve y disimulada risa del despeinado; lo había hecho a propósito.


—Ya se que juego están jugando ustedes dos —Atacó al día siguiente a su hermano de forma directa, cruzándose de brazos frente a la puerta de la habitación.

—¿Ah?

—No te hagas el desentendido, fui víctima de su tonta tortura mental anoche durante la cena.

—Oh, eso —Volvió a reír, enrojeciendo a Todomatsu, encolerizado.

—¡Confiesa o todos van a enterarse!

—No tenemos ningún juego, Jyushimatsu siempre ha sido una persona misteriosa y extraña, había quedado claro cuando nos lo planteamos aquella vez los cinco. (1)

—Mientes, es como si quisieras controlarlo, como si quisieras probarle.

—No hay nada que probar.

—Aparte de esa extraña obsesión que está desarrollando... ¿Crees que no lo notamos?

—Deja de hablar, ¿Quieres?

Ichimatsu tosió, las tardes estaban comenzando a ser más frías y húmedas con el avance del otoño en aquella ciudad, enlazado con el hecho de que él disfrutaba andar descalzo, todo se empalmaba a dar resultado a un pronto resfriado. Se puso su poleron y se dispuso a salir, tenía hambre y el desayuno estaba servido, si no se daba prisa luego no habría nada para comer, ni siquiera sobras. Ante el poco interés, el menor decidió atacar la fibra sensible.

—¿Acaso estás desesperado de que alguien te preste esa clase de atención?

—Dije que te callaras.

-—¡Tu sólo lo estas confundiendo!

Pronto se encontró acorralado en la puerta, con la penetrante mirada del mayor, colmado de rabia, el puño se cerraba con fuerza, tanto que los nudillos emblanquecieron. La cercanía entre ambos era tan corta que incluso sus narices lograrían rozarse ante el menor movimiento. Nadie se hallaba en aquel piso, sería fácil estrangular aquel fino y frágil cuello con sus propias manos si se lo proponía y nadie se daría cuenta, se retorcería en silencio hasta finalmente perecer con un rostro amoratado, en medio de gemidos de horror entrecortados. Ese familiar sentimiento de odio volvía a subir por la boca de su estómago, atascándose en su tráquea, acumulándose las ansias de vomitar, «No era su culpa», quería gritarle pero; había algo que lo impedía. La pelea de miradas no pudo sostenerse por mucho, puesto que Totty; intimidado, bajó la vista al suelo, entonces allí Ichimatsu rompió la tensión apartándose con rapidez.

—No pedí esto.

No hubo respuesta, Todomatsu se condicionó a darle un empujón y abandonó el cuarto sin cerrar la puerta, el despeinado escuchó el paso apresurado de este por las escaleras denotando su enfado, no, su temor.

Era cierto, no había pedido aquello, en lo que a él le concernía, estaba a gusto con la situación, aquella atención no era para nada molesta, Jyushimatsu era solo un pobre ingenuo que estaba aprendiendo a amar, ¿Realmente estaba queriendo aprender?, fue su primera interrogante que enseguida respondió para sí mismo con un rotundo «Si».

Pero los temores no tardaron en aparecer como otras interrogantes que cuestionaban la lealtad que el sonriente muchacho podría tenerle al de agotada expresión, ¿Y si sólo estaba equivocado?, ¿Y si Jyushimatsu sólo estaba jugando como el niño que era y pronto no tardaría en olvidarle? Por eso tenía que ponerlo a prueba, experimentar con él, aunque eso significara arruinar el ambiente para el resto, incluso si eso también le disgustaba, debía estar cien por ciento seguro de que esto era más que un simple amor fraternal.

Amor.

Ichimatsu se sintió aún más mareado, se apoyó en el umbral de la puerta a punto de desfallecer, el cuarto le daba vueltas, parecía que nada estaba quieto bajo sus inmóviles pies, descalzos, sentía frío, calor, todo recorriendo como un escalofrío su espina dorsal. El aroma a comida llegó a su nariz y reprimió una arcada en medio de tosidos que casi le hacen manchar el suelo, se sentía asqueroso por los pensamientos inmorales que durante todo ese tiempo incubaron y engendraron dentro de él como el placer de dilucidarse una posibilidad de atracción más allá de lo familiar.

Logró distinguir pasos a la vez que intentó caminar y terminó por perder el equilibrio y golpearse contra el suelo. Todo estuvo en silencio durante unos segundos que para Ichimatsu fueron extensos minutos donde su visión se tornaba de a poco borrosa.

Los pasos se detuvieron.

—Nii-san!

Volvió a toser afiebrado y se desmayó.





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(1) Mención al capitulo 17 de la serie, la mini serie "Jyushimatsu", donde los hermanos se preguntan como es que Jyushimatsu acabó así de "extraño"


Compartan la historia con sus amigos si les agrada, me ayudarían para atreverme a escribir más cosas.

Nos vemos en el próximo cap!~

ADDICTION [Jyushiichi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora