Capítulo 2 (Parte 1)

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En el despacho de Rodolfo...

—Señor Moretti, ya llegó la persona que estaba esperando —hablo la secretaria de Rodolfo.

—Hágalo pasar.

—Sí, señor —dijo ella y se retiró.

Rodolfo se levanta de su asiento y recibe a el hombre con los brazos abiertos.

—Christopher Uckermann. Estaba esperando ansioso su visita —exclama con una sonrisa.

—Sí, mi asistente me dijo que tenía un trabajo para mí.

—Sí, así es... —dijo sentándose en su escritorio — Quiero proponerte un trabajo particular... Quiero que transportes un maletín. Nosotros te llamamos, te entregamos el maletín y tú solo tienes que llevarlo al lugar que te indiquemos —explicó.

—Y que contiene el maletín? —preguntó curioso.

—Eso no importa. Lo que importa es que necesitamos a una persona de confianza para este trabajo. Y usted, sinceramente, me inspira demasiada confianza —le dijo esbozando un sonrisa hipócrita.

—Pues me alegra saber eso, pero lo lamento. No voy a aceptar el trabajo.

—Pues, qué lástima —dijo mientras se levantaba del escritorio y comenzaba a caminar hacia el recibidor que conecta con su despacho —. La verdad es que es muy difícil encontrar a personas como usted.

    Christopher lo seguía atentamente a paso lento, cuando llegaron al centro del recibidor, Renata entra a éste por una de las puertas.

Se acerca a ellos...

—Buenos días, señor Moretti —saluda esta.

—Christopher, déjame presentarte a mi mano derecha y mi persona de mayor confianza, Renata Shelley. Renata él es Christopher Uckermann —los presenta.

Renata le extiende la mano a Chris.

—Un placer conocerlo, señor Uckermann —dijo con una sonrisa.

Christopher algo confundido, disimuló como si nunca se hubieran conocido y le estrechó la mano.

—El placer es mío.

—Christopher ya se iba, lamentablemente no aceptó nuestra propuesta de trabajo —dijo en un tono que simulaba tristeza.

—Que mal. Esperábamos contar con usted —dice Renata mirándolo a los ojos.

—Pues lo lamento... Yo ya me tengo que ir, con permiso —dijo y se despidió.

—Propio —susurró Renata.

Christopher sale del edificio y entra en su auto.

—No aceptó. Y ahora qué hacemos? —le preguntó Renata entrando en pánico.

—Tranquila, no desesperemos. Ya sabes lo que tienes que hacer —dijo y Renata asiente con la cabeza, sale corriendo de el edificio.

Christopher encendía el auto cuando...

—Christopher! Espera! —lo detuvo Renata, luego se subió al asiento del acompañante y lo miró con una sonrisa — Sólo, quería darte las gracias por haber fingido como si no me conocieras.

—Fue él quien te golpeó? —preguntó, algo en Moretti le hacía desconfiar.

—No, por favor, no pienses eso, él jamás haría algo así. El señor Moretti es mi jefe, yo soy su asistente personal, o como él dijo, su mano derecha —explicó.

—Ah... —respondió no muy convencido.

—No me crees?

—Sí, claro, te creo. Por qué no lo haría?

Amor Perdido © (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora