Día de campo

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El clima era perfecto para el día de campo que habían organizado.  Se decidieron por un parque cercano a la casa de Kise Ryōta, pues había un parque muy hermoso y estaba cercano un río; el panorama era espectacular.

Los primeros en llegar fueron Atsushi Murasakibara y su novio, Himura Tetsuya.  A los pocos minutos llegaron Midorima Shintarō y Takao Kazunari, éste último molestaba a su "mejor amigo" para dejara esa manta en el suelo.

—Dejen de discutir ustedes dos— dijo Momoi Satauki, quien llegó acompañada de  Aomine Daiki y levaba de la mano a Sakurai Ryō, su novio.

—Momo-chan— Kazunari se lanzó a los brazos de la peli-rosa.

Rió respondiendo el abrazo, y su sonrisa se hizo a un más grande al ver a Midorima fruncir el ceño —Te extrañe kazumin~

Kazunari rió por el beso en su mejilla—Yo también ~

—Que linda pareja— dijo en un tono meloso Kise Ryōta. A unos metros atrás llegaba Kasamazu Yukio cargando a su hijo. Un lindo bebé rubio de ojos azules.  Ellos eran los primeros en ser padres.

—Yuki-chan— Kazunari se lanzó sobre el pelinegro y cargó  al bebé; Kise Yuri. —Estas hermoso Yu-chan.

—¡No le digas Yu-chan! Es un varón.

—Pero es bonito, ¿verdad Tetsu-chan?

Giraron y vieron llegar al tigre y fantasma.

—Sentimos la demora. Espero no les moleste pero trajimos a alguien.

Todos miraron detrás del tigre —Furi/Kō-chan.

—Siento venir así— dijo apenado. Sin explicaciones se vio arrastrado por Tetsuya Kuroko.

—Ya veo que todos llegaron.

La voz les hizo girar al sentido contrario —Akashi/Akashishi/Akamin.

—Siento la demora pero pase a comprar algunas cosas que les gustarán.

Varios hombres vestidos de negro llegaron segundos después, colocaron una manta de cuadros rojos y colocaron las compras.

—Gracias. Ya se pueden retirar. Les llamare.

—Sí, Seijūrō-sama.

—Y.... ¿Guardaespaldas?

—Si— se a ellos—. Tomen asiento. Les explicaré.

Poco a poco fueron sentándose. Satauki se sentó entre Daiki y Kazunari. 

Ya la mayoría estaba sentando pero alguien no se atrevía a sentarse, se sentía un intruso. Además, el pelirrojo hablaría algo sumamente importante con sus amigos.

—Yo... Regreso en unos minutos— huyó despavorido.

Tetsuya soltó un suspiro —. Lo arrastre aquí para que se entretuviera un poco. Tras el accidente ha estado distanciado y triste.

—Si...— Furihata había perdido a sus padres, ahora estaba a cargo de su hermano mayor.

—Le ayudarnos a salir adelante. Ya lleva seis meses así. No dejaremos que siga— aseguró Kazunari.

Los presentes apreciaban mucho al castaño. Kōki Furihata se había ganado el cariño de todos. Era un doncel muy amable, algo inseguro y temeroso.

—Lo ayudaremos— sentenció seijūrō.

—¿los guardaespaldas?— Shintarō retomo el tema.

—Han pasado cosas.... Intentaron secuestrarme.

—¿Qué?

—Fue hace tres días. No quiero ni recordar. El pobre de Reo termino con una crisis de pánico.  Él me acompañaba en ese momento.   Nos dirigimos al centro comercial y nos intervinieron. Apuntaron con el arma a Reo y me obligaron a ir con ellos... Pero poco les duro el gusto. La seguridad del centro captó la escena e informaron a la seguridad privada y la policía.

—Akashi...

—Pero no se supo nada.

—Mi padre impidió la publicación a la  prensa.

—Ya...

Siguieron platicando. A los minutos Kōki regreso.

Tetsuya y Taiga se movieron y le hicieron un espacio, por lo que quedó sentado al lado de Akashi seijūrō.

El ambiente era tranquilo y relajante.

Kōki reía divertido por las ocurrencias de sus ¿Amigos? Tal vez ellos no le concideraban amigos pero él si lo hacía. Cada uno de ellos era especial para él.Cada uno de ellos le habían, y le estaban, ayudando.
La perdida de sus padres fue muy dolorosa. Aún no lo superaba.

Kōki sonrió a causa de un mal chiste de Kagami. De pronto sintió una opresión sobre su brazo. Se sonrojó al ver que causaba esa opresión.

Los demás miraron asombrados

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Los demás miraron asombrados. Pues nunca Akashi había bajado tanto sus barreras.

—Ha de estar agotado— murmuró Midorima.

—Si.

Akashi se giró y termino sobre del castaño, por el peso Kōki se fue de espalda.

  La posición era muy bochornosa.

Y de eso se aprovechó Ryōta y Kazunari.

El corazón de kōki latía rápidamente por poca distancia entre él y Akashi.

—Rosas— murmuró, seijūrō; había olfateado el cuello del castaño.

Kōki Furihata, mientras se cubría el rostro, juró jamás volver mantenerse cerca de Akashi Seijūrō.

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