Ideas rápidas.

Reconfortando

Estaba allí, parado, observando a sus amigos celebrar que habían ganado la Winters Cup.

¡Seirin había ganado!

Todos celebraban.

Pero él... Él no se sentía feliz. No se sentía eufórico como los demás.

Sentía que no había hecho lo suficiente para merecer celebrar.

Había sido patéticamente pisoteado por Akashi Seijūrō.

Sintió sus ojos escocer al verlos celebrar.

¡Él no tenía lugar en esa celebración!

Cuando Seirin fue rodeado por los fotógrafos huyó.

Corrió lo más que sus piernas le dejaron. Se escondió dentro un armario de artículos de limpieza cercano a los baños.

Se sentó, abrazo sus piernas y sollozó.

Se sentía tan patético. Tan débil.

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Joder. Joder. Joder

Corría desesperado huyendo de los reporteros y fanáticos.

En ese momento no quería responder pregunta alguna.  Se sentía agobiado y, extraño. 

Vio el letrero de aseo, abrió la puerta y oculto en el armario.

Entonces fue que se percató de adolescente en sus pies.

Ambos se miraron.

El pelirrojo noto las lágrimas y el shock que había causado.

—¡Lo ví por aquí! 

Seijūrō se giró aseguró la puerta. Alguien intentó abrir la puerta.

—Esto está cerrado.

—Vamos. Ha de haber salido por el jardín.

Pasos se escucharon alejarse y ambos suspiraron aliviados, uno más que otro.

Seijūrō se arrodilló al nivel del castaño —Furihata-kun, ¿verdad?

—S-Si— respondió con cierto miedo.

—¿Qué haces aquí? Creo que Seirin está en rueda de prensa— noto que ante la mención del equipo el castaño se tenso—. ¿No piensa ir con su equipo?

Kōki negó —N-No  lo  merezco.

—Claro que si. Ustedes ganaron.

—Ellos ganaron— murmuró desviando la mirada. Pero un mano la alzó el lento y miró esos ojos rojos. No había rastro dorado en ellos, y eso le sorprendio ¿Cómo era posible?

Seijūrō se percató de la mirada sorprendida del castaño. Llevó su mano a su rostro, sus ojos —Dejame presentarme.

Kōki se confundió ¿Por qué se iba a presentar si ya se conocían?

—Akashi Seijūrō. De Rakuzan.  Un gusto— rió ante la mirada confundida —. Soy el "otro" Akashi. Estoy seguro de que Kuroko-kun les hablo de mi.

Se avergonzó por la linda risa. Sentía sus mejillas ruborizarse —S-Si.

—Bueno, vamos.

Seijūrō se levantó y le tendió la mano al castaño; pero Kōki se resbaló y termino sentado y con Akashi Seijūrō sobre él.  Y no solo sobre él, sino que sus labios encajaron a la perfección. Como si fuesen hecho uno para el otro.

La puerta fue abierta sin aviso alguno mostrando a cierto fantasma de Rakuzan.

Mayuzumu Chihiro miró fijamente al par que acaba de atrapar en una situación inesperada —Tienen una hora... Akashi. Usa protección.

La puerta se cerró abruptamente dejando a un avergonzado castaño y pelirrojo. 

Seijūrō miró una vez más al castaño. Sus ojos brillaban y sus mejillas estaban rojas. Sus labios rosas del 12 de Seirin le tentaron.

—Tal vez no sea mala idea.

Mayuzumi sonrió al ver que la puerta se abría y empujaban al pelirrojo fuera del cuarto de limpieza.