✳d i e c i n u e v e✳

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El chico lava-ventanas.

||MayuAka||
#19


La siguiente semana, Seijūrõ no pudo hablar de nuevo con Chihiro y no porque no pudiese o quisiese sino porque el mismo peliplata lo evitaba. Ya no se quedaba a platicar tras lavar las ventanas, durante el almuerzo se quedaba en la azotea y no respondía ni a sus llamadas ni a sus mensajes. El pelirrojo ya no sabía qué hacer, se sentía terrible por su error e impotente por no poder explicarle al mayor aquel malentendido. Lo echaba de menos, la necesidad de verlo y tenerlo cerca se había vuelto grande y por más que quisiera intentar olvidarlo o centrar su atención en sus estudios o su trabajo, no lo lograba, porque Chihiro siempre estaba ahí.

Escribía su nombre en el borde de las hojas sin darse cuenta, cada canción le recordaba a él, cada libro que intentaba leer regresaba a su biblioteca porque incluso allí podía imaginarse a Chihiro haciendo comentarios o sacando a relucir los frutos de sus años de carrera en Literatura. Incluso se descubrió a sí mismo abranzandose a sí mismo en las noches, pues añoraba el calor ajeno.

Llevaban poco tiempo juntos como algo más que amigos, pero el tiempo que fueron amigos antes de eso también contaba. Lo recordaba y su corazón se le encogia en el pecho, sus latidos lo llamaban y sus labios pronunciaban su nombre en susurros al aire.

Quería arreglarlo todo.

Debía hablar con él como fuera.

Sólo... sólo quería que supiera lo mucho que le quería y lo jodida y completamente enamorado que estaba de él.

—¿Otra vez en la ventana, Sei-chan? —dijo Mibuchi caminando hasta su escritorio.

Él volteó a verlo un segundo.

—A lo mejor si me quedo aquí pueda evitar que se vaya tan rápido como llega. —contestó en un murmullo.

Su asistente suspiró con una mueca de entera preocupación. Había estado consolando a su amigo desde ese día en que aquella chica entró en la oficina y él oía todo a través de la llamada que el pelirrojo no colgó. En cierto punto, se sentía culpable. Si él hubiese estado allí para impedir que ella entrara en la oficina, nada de esto habría ocurrido.

—Sei-chan... ¿aún no acepta verte?

—No.

—Pues qué egoísta de su parte, debería darte la oportunidad de explicarte.

—Lo intenté ese mismo día, ya te lo dije, y no pude hacerlo bien. Tal vez fue mi última oportunidad y de lo nervioso que estaba... —cada vez hablaba más rápido debido a la ligera ansiedad que había desarrollado.

Le pasó lo mismo cuando su madre falleció.

—Justamente, Sei-chan, ninguno estaba pensando las cosas fríamente o con razonamiento. Estaban mega sensibles, y lo entiendo, pero ya han pasado varios días y pienso que es hora de que lo enfrente.

Seijūrõ miró a Reo una vez más con la mirada nublaba debido a las lágrimas que se acumularon en sus ojos. Él tenía razón, no entendía porqué Chihiro aún no aceptaba hablar con él. Le había dado su espacio, lo había dejado tranquilo para no agobiarlo o espantarlo, pero ya no podía soportarlo. En una semana más, Mayuzumi se iría de la empresa y no quería que aquello acabara así, no, se negaba a aceptar que terminasen algo que apenas y acababa de comenzar.

—Yo...

Entonces, él apareció frente a su ventana. Llevaba su uniforme de trabajo, esta vez los audífonos estaban colocados en ambos oídos y su semblante era neutro, indiferente, casi triste; un día nublado en toda su expresión. Akashi vio sus ojos y recordó todas las razones que lo llevaron a enamorarse de él, el chico lava-ventanas.

—Chihiro...

El mayor intentó huir como cada día pero Seijūrõ le suplicó que no lo hiciera, que le dejase explicarle y que si luego de eso decidía irse que lo dejaría. Mayuzumi suspiró y aceptó. Mibuchi salió presuroso de la oficina del pelirrojo para darles intimidad.

—Yo... —se puso nervioso, la mirada que le lanzaba no le ayudaba y las palabras en su garganta eran tantas que se quedaban atoradas ahí —¿C..cómo has.. estado?

—Podría haber estado mejor.

—Ya veo... —tragó saliva —Escucha, Chihiro, yo... yo realmente lo siento. Lamento haberte ofendido, o lo que sea que te haya hecho sentir.

—¿Incluso lo bueno?

—No, sólo lo malo.

El mayor se quedó callado dejándolo continuar.

—Mi madre siempre me ha enseñado a ser respetuoso con las mujeres, se lo merezcan o no, por eso... por eso no me salió apartar o empujar a esa chica. —jugaba con sus manos para aligerar sus nervios —No quería herirla sin quererlo y que luego le fuese con el cuento a mi padre.

—Lo entiendo. —murmuró.

—Cuando oí que estabas allí, me di cuenta de lo idiota que había sido y lo tarde que reaccioné a la situación. —cerró sus ojos para evitar que las lágrimas saliesen —Q..quise explicarte... p..pero no sabía qué decir y tú... tú te veías tan dolido... que.. que yo.. simplemente...

Un sollozo escapó de sus labios. Se sintió estúpido, ridículo e inútil. Era un maldito chico sensible y débil que no se merecía en absoluto el cariño de alguien tan increíble como lo era Mayuzumi Chihiro. Sin embargo, lo quería tanto que creyó sus palabras y las atesoró en su corazón guardando cada sentimiento que venía con ellas.

No estaba entre sus planes echarse a llorar, pero es que ya no aguantaba estar un minuto más lejos del chico que cambió su mundo por completo.

—Seijūrõ...

Le oyó susurrar su nombre y luego un sonido seco que no le gustó para nada. Abrió los ojos de inmediato sólo para ver la expresión de pánico del peliplata y la forma en que sus manos se sujetaban con fuerza de una de las sogas que lo sostenían. Otra vez el sonido y en un segundo, su chico lava-ventanas colgaba, aún sujeto de la soga, en el aire a seis pisos de altura del suelo.

Su corazón se aceleró a tal punto de no sentirlo siquiera y al acercarse aún más a la ventana descubrió que había retenido el aire por mucho tiempo. Chihiro miraba hacia abajo con temor y asombro mientras que Seijūrõ era presa del miedo y el pánico.

Aquello no podía estar sucediendo.

[✳]

*detrás de una roca gigante*

Yo sé que querrán matarme por esto pero...

Bueno, nos leemos♡

SweetAngelIntheDark

el chico lava-ventanas; mayuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora