el chico lava-ventanas; mayuaka

✳s i e t e✳

El chico lava-ventanas.

||MayuAka||
#7

—...y entonces aparecí desde atrás y le di el susto de su vida; lloró durante tres días y mi hermana ya no me deja cuidar al pequeño.

Llevaban sentados en aquella mesa al menos dos horas y ninguno parecía tener la intención de irse, pues la estaban pasando bien.

Al principio, las cosas eran un tanto incómodas al no estar seguros sobre qué decir o hacer, pero mediante preguntas se fueron dando las anécdotas y con ellas sus pensamientos y sentimientos comenzaron a salir a flote. Akashi nunca se reía de nada, ni siquiera de los malos chistes de Reo, pero no podía evitar sonreír o soltar enormes carcajadas cada que Mayuzumi le relataba sobre alguna broma o situación que le sucedió hace tiempo. No sabía si era por la forma en que lo contaba, por los gestos que realizaba o por el acontecimiento que narraba en sí, pero su boca no se quedó quieta en toda la "cita".

Y la sensación era agradable.

Se sentía a gusto junto al peliplata, hablando de todo y nada a la vez. Simplemente conociéndose y compartiendo sus experiencias, era algo que muy rara vez se permitía hacer.

Si bien su padre le arreglaba "citas" con otras chicas, por nada del mundo se abría a ellas de la manera en que lo hacía con Mayuzumi. De algún modo, el chico le transmitía confianza y seguridad en que no lo juzgaria, que podía hablar con tranquilidad.

—No puedo creer que le hayas hecho eso a tu sobrino. —dijo Seijūrõ intentando respirar correctamente tras reír tanto —Tu hermana hizo bien, yo tampoco te permitiría cuidarlo.

Mayuzumi rodó los ojos antes de sonreír divertido.

—Fue él quien quiso jugar a las escondidas con su tío invisible, no es mi culpa. —se defendió y Akashi volvió a reír —Siendo honesto, nunca te imaginé riendo de esa forma.

Seijūrõ bajó la mirada unos segundos avergonzado.

—¿Es que tan frío parezco? —fingió ofenderse.

—Pues sí, mucho.

—¿Y qué piensas de que no lo sea?

Mayuzumi se quedó callado un momento antes de sonreír levemente y sostenerle la mirada. Un escalofrío recorrió al pelirrojo por completo.

—Me gusta. —dijo —Me gusta el verdadero Akashi Seijūrõ.

El menor no sabía cómo reaccionar ante tal declaración. Es más, no sabía cómo tomarsela en absoluto. ¿Ese chico había dicho que le gustaba? ¿Que él le gustaba?

Aquello era demasiado. Su corazón no dejaba de latir como loco y en su vientre detonaron miles de explosiones coloridas. Su mente se hallaba en blanco y sus mejillas ardían considerablemente indicando que se había sonrojado.

Eso no podía estar pasando.

No estaba preparado, no...

—¿Seijūrõ?

Oh, estupendo, lo llamó por su nombre de pila. Y con voz suave. Sonaba tan malditamente bien saliendo de sus labios...

Akashi cubrió su rostro con ambas manos. Sí, así de avergonzado se encontraba. No sabía que hacer y no quería que Mayuzumi lo viera así.

—Hey, ¿qué pasa? —preguntó inquieto —¿Seijūrõ? ¿Estás bien? ¿Qué...?

—¡Mira la hora! —se levantó de repente de su asiento desviando la mirada en todas las direcciones —Por poco olvido que.. eh... ¡el hijo del primo del amigo de mi tía viene de visita y...! —hizo una reverencia exagerada frente a Chihiro, quien se hallaba estático en su sitio —Gracias por todo, ha sido genial, espero volvamos a vernos; se bueno, ten buena salud, estudia mucho y... ¡adiós!

Sin dejar que el chico lava-ventanas dijera algo se escabulló del lugar a toda velocidad. Caminaba tan rápido y perdido en sus pensamientos que no  importó el estar a varios kilómetros de su casa, llegó allí a pie sin notar cansancio alguno en su cuerpo. Lo único que podía sentir eran esas famosas "mariposas" aleteando y revoloteando con fuerza en su interior.

Esa noche, ya en su cama y listo para dormir, pensaba una y otra vez en lo cobarde que había sido su actuar ante las palabras de aquel chico. No podía evitar sentirse terriblemente avergonzado cada vez que lo recordaba, había sido algo inesperado y le había gustado tanto... Simplemente no supo cómo reaccionar.

"Me gusta el verdadero Akashi Seijūrõ."

Se cubrió el rostro con las sábanas y deseó que la tierra se lo tragara. Entero. Y que no dejara nada de él.

¿Qué eran esos sentimientos?

¿Por qué llegaba a experimentarlos únicamente con Mayuzumi Chihiro?