✳extra #1✳

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Cumpleaños de Asahi.


Akashi firmó el documento y lo dejó en una pila junto a los demás, tomó otro y repitió el proceso. Su padre le había pedido ayuda con ellos, no le molestaba hacerlo, pero comenzaba a aburrirse. Afuera, el sol brillaba y era ocultado por alguna nube de vez en cuando oscureciendo la habitación, veía personas ir y venir por la acera de enfrente y pequeños pájaros posarse en las ramas de los árboles. A decir verdad, no era muy partidario de la primavera, pero admitía que era un ambiente agradable y cálido. No hacía ni mucho frío ni mucho calor, lo cual le favorecía para vestirse como le plazca aprovechando sus camisetas o camisas ligeras.

Además, aquel año comenzó a agradarle aún más la primavera por una razón. Y ésta se hallaba sobre su cómoda junto al armario, lo vio y sonrió, adoraba las flores de Chihiro. Porque sí, su novio era una persona dulce y cursi en el fondo, y siempre que se veían le regalaba un pequeño ramo de flores.

" —Para ti.

Observó el ramo de tulipanes de varios colores en manos del peliplata con sorpresa.

—¿P..por qué?

—¿Por qué no? —se encogió de hombros —¿Acaso debe existir una razón? Tan sólo quiero darle un detalle a mi bonito novio, ¿qué hay de malo?

Seijūrõ sonrió con las mejillas rojas y, tras tomar el ramo entre sus manos y olisquearlo un poco, se lanzó a los brazos de Chihiro y le plantó un beso en los labios.

—Me encantan —lo besa —. Eres el mejor —otro beso —. Te amo.

—Y yo a ti, bonito. —El pelirrojo rio y sintió su estómago cosquillear cuando el mayor lo hizo dar un par de vueltas en el aire. Dios, era tan tierno —Creo que te daré unas más seguido si es que a cambio recibiré besos de tu parte.

—No necesitas darme nada para que te bese, tonto —rozó sus narices en un pequeño beso esquimal —. Tan sólo pidelo.

—Sei, quiero besos.

—Ya, está bien."

Sin dudas, su novio era el chico más maravilloso del mundo. Mordió su labio inferior y suspiró. Lo echaba de menos. Hace un par de días que no se veían y tan sólo se enviaban mensajes debido a sus trabajos y los estudios de Seijūrõ; porque Chihiro ya había culminado sus estudios, estaba muy orgulloso de él. Y, por lo tanto, no habían podido salir por ahí o simplemente estar juntos en el apartamento de alguno de ellos. Necesitaba verlo, sentirlo, estar con él aún si no hacían más que hablar o dormir, lo extrañaba y las flores comenzaban a marchitarse.

Entonces, su móvil comenzó a sonar sobre su cama y, casi con desesperación, se abalanzó sobre el aparato para contestar cuanto antes.

—¿Diga?

Seijūrõ, ¿acabaste con los papeles que te pedí?

Rayos, sólo era su padre.

—Sí, te los enviaré.

Bien. Es que los necesito pronto.

Entendido. —Colgó.

Soltó un gemido de frustración antes de colocar una de sus almohadas sobre su cabeza. Se estaba comportando como un idiota y lo sabía, pero le daba igual. Quería ver a Chihiro.

El timbre del apartamento sonó y se incorporó de inmediato. Eran las dos de la tarde, no esperaba a nadie, además de Chihiro claro, y se sintió confundido. Cuando sonó por segunda vez, se levantó y caminó hasta la puerta para abrirla de una vez. Lo primero que vieron sus ojos fue un ramo de rosas blancas entre las manos del chico que tanto le gustaba.

el chico lava-ventanas; mayuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora